No sé si la culpa fue de Carlos Andrés Pérez cuando se empeñó en hacernos ver que éramos un referente mundial –La Gran Venezuela proclamaba la propaganda oficial- en tiempos de emulación saudita o el origen se remonta a dos siglos atrás cuando Bolívar con un ejército de depauperados derrotó al imperio español y fundó a Colombia –La Gran Colombia para la historia- pero lo cierto es que sobran los que juran que nuestro país es una pieza fundamental en el tablero internacional y con tal en el de la política estadounidense.

Son muchos los dirigentes partidistas, de uno y otro bando, a los que les he oído pontificar acerca de la importancia estratégica de Venezuela, sin nada más que soporte esta afirmación que nuestra posición de cabeza de playa en el norte de Suramérica y las reservas petroleras en nuestro subsuelo que ni en el mejor tiempo de la industria hicieron posible una producción de un tercio de la de Rusia o Estados Unidos y hoy ni siquiera es la mitad de la de Colombia y en cualquier momento inferior a la de Guyana.

La realidad es que el rol de Venezuela y de los venezolanos en el ajedrez planetario es modesto y en el caso particular de las inminentes elecciones presidenciales de los Estados Unidos nuestro peso es poco por no decir nada.

¿Por qué la ausencia de la “Gran Venezuela” en la contienda estadounidense? Por matemáticas y sencillas razones: porque son pocos los venezolanos que votan, porque los pocos que votan no lo hacen con Venezuela en la cabeza y porque finalmente la casi totalidad de los americanos no conocen ni les interesa nuestra crisis y siendo absolutamente claros la gran mayoría ni siquiera tienen idea dónde queda y si existe Venezuela.

Semanas atrás asistí a un webinar titulado “El voto venezolano: ¿decisivo en las elecciones de Florida?” con Eugenio Martínez, reputado consultor político, como ponente principal.

Participé por lo gentil de la invitación y por lo sugestivo del título. Tenía curiosidad de ver como el talento de Eugenio convertía al 0.4 % de los electores de Florida en “decisivos”. Sí, porque eso somos, de los poco más de doce millones de votantes que están registrados en el estado del sol, los venezolanos con ciudadanía americana habilitados para votar no llegan a cincuenta mil. 

Eugenio, con un gran profesionalismo, dejó claro que somos una minoría entre las minorías y adicionalmente clavó una puntilla al mostrar que nuestro querido país de origen ni siquiera es determinante entre los venezolanos que votan a la hora de decidir por quien hacerlo porque los testeados en pregunta abierta afirmaron que lo harán: 52% por cuestiones económicas de Estados Unidos, 17% por cuestiones sociales, apenas 15% por la posición de un candidato sobre Venezuela, 9% por el partido al cual pertenezcan los candidatos, 6% sobre inmigración y 2% algo más. Excel a mano eso significa que solo unos 7,500 venezolanos-americanos votarán el 3 de Noviembre pensando en Venezuela lo que no parece mucho en Florida y ni que decir en los Estados Unidos.

¿Que serán diferentes las suertes dependiendo de quien resulte electo Presidente de los Estados Unidos? Seguramente si porque no hay que llamarse a engaño con la narrativa que siendo la política sobre Venezuela bipartidista el trato futuro será igual.