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Las elecciones presidenciales en EEUU (5/8)

Los Grandes Temas

El virus se ha convertido no sólo de lo más relevante en la campaña sino en el gran decisor del proceso. Con más muertos a cuestas que los americanos caídos en la primera guerra mundial

  • ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

14/10/2020 09:43 am

Luis Eduardo Martínez
@luisemartinezh

No se discute que esta ha sido la campaña electoral estadounidense “más asquerosa” en la historia reciente y si se trata de encontrar un responsable de que sea así es muy fácil porque nadie distinto a Donald Trump ha hecho tantos esfuerzos para convertir la contienda en un torneo de insultos, golpes bajos y mentiras –fake news como ahora cualquiera afirma-. Y no se trata solamente de etiquetar a Biden como “Sleepy Joe” o a la presidenta de la Cámara de Representantes “Crazy Nancy” sino que a medida que continúa su caída en las encuestas, el Presidente arremete despiadadamente contra todo aquel que se aparte un milímetro de su amañada narrativa y ya no se trata de hasta los grandes medios –preferidos de sus ataques desde tiempo atrás- sino incluso de sus propios colaboradores y que lo diga Debora Birx, coordinadora de la Casa Blanca de respuesta al Covid19, quien tras afirmar que el coronavirus está extraordinariamente extendido se ganó desde @realDonaldTrump la calificación “esa mujer es de lo peor”. 

Los demócratas, siguiendo el librito, no han descendido al pantano. Seguramente tranquilos por los pronósticos –el lunes 12 de octubre The New York Times y Siena College estimaron entre 319 y 375 compromisarios para Biden en el Colegio Electoral- mantienen la calma e insisten en lo que a pesar del candidato republicano son los grandes temas que parecieran mover en esta ocasión la opinión de los electores americanos.



El coronavirus: con 214.045 fallecidos y 7.802.281 contagiados confirmados a la fecha, según la Universidad Jhons Hopkins, el virus se ha convertido no sólo de lo más relevante en la campaña sino en el gran decisor del proceso. Con más muertos a cuestas que los americanos caídos en la primera guerra mundial y las de Corea y Vietnam juntas y a riesgo de alcanzar las bajas estadounidenses en la terrible segunda guerra mundial si damos como ciertas las previsiones del Dr. Fauci que habló de cuatrocientos mil muertos para el fin del año, el COVID19 hizo añicos las previsiones de una fácil victoria de Trump en el ahora lejano Enero 2020. Ocultar la gravedad de la pandemia, retardar las decisiones a tomar, motivar al no cumplimiento de precauciones elementales, torpedear a gobernadores demócratas en la gestión de la crisis y finalmente el comportamiento irresponsable que llevó al propio Presidente a enfermarse junto a la primera dama y colaboradores cercanos, ha enajenado a millones de estadounidenses que incluso entre las filas republicanas califican negativamente en este renglón el desempeño del candidato a la reelección. 

La economía: antes que Wuhan saltase del anonimato al escenario de las noticias importantes por el virus nacido en su seno –natural o artificialmente producido quizás nunca se sabrá- la economía era la mejor baza de Trump. Hoy no lo es y a pesar del machacoso insistir que se inició la recuperación lo cierto es que pronunciamientos como el reciente de Jay Powell, Presidente de la Reserva Federal, muestran cuan incierto es el mañana como malo es el presente: “El futuro de la economía –dijo- dependerá de forma significativa de la evolución del virus” para agregar “El ritmo de la actividad (económica) es extraordinariamente incierto”. Mientras el FMI apunta a una caída del PIB para este año del 6,6%, la tasa de desempleo continua sostenidamente en alza con ochocientos setenta mil solicitudes de peticiones semanales de seguro por desempleo en la última registrada y un total durante la pandemia de casi sesenta y dos millones de peticiones, el dólar debilitado y el paquete de ayudas empantanado en el Congreso con Trump ordenando paralizar las negociaciones para su aprobación en la mañana y pidiendo reactivarlas en la tarde, pareciera que a estas alturas hay poco que exhibir. Para complicar el panorama del inquilino de la Casa Blanca la revelación de que en década y media no pagó impuestos y cuando lo hizo fue de apenas US $ 750 anual se convierte en un pesado fardo a lo que al entender de muchos es clave en la fortaleza de la economía americana: el pago de los taxes. Cuando estudiaba en la universidad en Florida, nuestro profesor de contabilidad repetía una y otra vez en clase: “en los Estados Unidos métase con el Presidente pero no se olvide de los taxes”. 

El sistema de salud: los republicanos son partidarios de un sistema de salud basado en los seguros privados mientras que los demócratas sin negar la asistencia por particulares defienden una mayor intervención pública. La administración Obama-Biden logró la aprobación de la Ley del Cuidado de Salud Asequible conocida como ObamaCare, reforma del sistema de salud que mejoró el acceso y disminuyó el gasto mediante regulaciones e impuestos. Trump se ha opuesto firmemente a la citada legislación y dificultado la implementación advirtiendo que puede recurrir a la Corte Suprema para su anulación si bien aún no lo ha hecho.



La segregación racial: los republicanos que nacieron promoviendo la abolición de la esclavitud y cuyo primer presidente, Abraham Lincoln, llevó a los Estados Unidos a una sangrienta guerra civil por la liberación de los negros, hoy enfrentan crecientes hostilidades por el recrudecimiento de la segregación racial que se creía en retroceso. La conflictividad mal manejada con enfrentamientos en las calles, e incluso saqueos y muertes, atizados por la violencia policial sumado a las percibidas simpatías de Trump por grupos radicales de blancos, reintrodujo en el debate político americano un asunto muy sensible para la convivencia pacífica del pueblo estadounidense. El candidato demócrata ha prometido “hacer frente al racismo institucional” mientras que Trump, en el hasta ahora único debate con Biden, pidió a los supremacistas quedarse quietos y esperar aunque poco después se corrigió públicamente: "Lo he dicho muchas veces, así que voy a dejarlo claro de nuevo. Condeno al Ku Klux Klan. Condeno a todos los supremacistas blancos y condeno a los Proud Boys" afirmó. 



La juez Barrett: la muerte de Ruth Ginsburg, ícono feminista y progresista de la Corte Suprema, permitió a Trump nominar a la muy conservadora Amy Coney Barret para remplazarla. En los Estados Unidos los miembros del máximo tribunal son propuestos por el Presidente, confirmados por el Senado y se desempeñan de por vida. Con Ginsburg, si bien cinco jueces habían llegado apoyados por los republicanos y cuatro por los demócratas, decisiones relevantes propias de la cabeza del poder judicial estadounidense han sido de equilibrio temiéndose que Garret provoque un vuelco hacia posturas conservadoras y asuntos pendientes o a dirimir en el futuro, tan importantes como el aborto, ObamaCare, los matrimonios homosexuales y muy cercano un eventual dictamen sobre quien será el próximo Presidente si Trump como ha amenazado impugna las elecciones, se decidan por el prisma de los republicanos. En el último año del gobierno de Obama, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, se negó considerar la candidatura propuesta del Juez Merrick Garland porque solo restaban ocho meses para la elección presidencial y correspondía al nuevo mandatario postular; ahora lidera un proceso “exprés” que entusiasma a los partidarios del candidato a la relección pero indigna a los simpatizantes demócratas.
Restan días para la elección de los compromisarios al Colegio Electoral que a su vez designarán al Presidente de los Estados Unidos. Encuestas, modelos, expertos, apuestan a Biden pero anoche vi, en televisión, a Jaime Bayle que siempre sarcástico después de reconocer que todo apunta al triunfo demócrata siseó: “nunca se sabe”
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