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Las elecciones presidenciales en EEUU (4/8)

Burros contra elefantes

Primero fue el partido demócrata que se fundó en 1828 y tomó como símbolo el burro de su candidato, Andrew Jackson. Años después, en 1854, partidarios de la abolición de la esclavitud, constituyeron el partido republicano

  • ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

07/10/2020 09:37 am

Luis Eduardo Martínez
@luisemartinezh

Desde hace 168 años, todo presidente de los Estados Unidos ha salido de las filas del partido demócrata o del republicano. No son los únicos por cierto sino que tal como los candidatos a ocupar la Casa Blanca, en el 2020 alcanzan las dos decenas, los partidos legales superan largamente ese número y hasta un partido comunista hay.

Ha diferencia de AD y COPEI que coparon la escena venezolana durante casi cuarenta años para luego ceder el paso al chavismo-madurismo, el bipartidismo estadounidense se mantiene vivo tras más de siglo y medio y salvo contadísimas excepciones ocupan todos las posiciones de elección en el territorio de la unión.

Más de siglo y medio de burros y elefantes
Primero fue el partido demócrata que se fundó en 1828 y tomó como símbolo el burro de su candidato, Andrew Jackson, que por terco le llamaban Andrew Jack-ass, es decir el asno, en criollo el burro. Cuenta la pequeña historia que en lugar de molestarse, Jackson se hizo propaganda argumentando que, como el burro, era humilde y trabajador convirtiéndose en el 7mo presidente de los Estados Unidos.

Años después, en 1854, partidarios de la abolición de la esclavitud, constituyeron el partido republicano que hizo de Abraham Lincoln su primer presidente, el 16vo en la historia americana. Etiquetados por los demócratas como elefantes, tenidos por asustadizos y fáciles de contener, los republicanos acogieron al paquidermo como símbolo proclamándolo fuerte e inteligente.

Si se trata de etiquetarlos, los demócratas son liberales y los republicanos conservadores, unos de centro escorando ligeramente a la izquierda, los otros de derecha. 

Los demócratas defienden una participación mayor del estado en la economía con fijación de salarios mínimos e impuestos más altos para quienes más ganan así como apoyan a los servicios de salud pública; creen en la responsabilidad social privilegiando la igualdad y la equidad; ven con buenos ojos el aborto y el homosexualismo; abogan por la reducción de los gastos militares.

Los republicanos consideran que el estado debe tener una baja participación en el quehacer económico con un aparato gubernamental reducido, baja deuda pública y mínimos déficits fiscales, salarios establecidos según el mercado e impuestos bajos con sistemas de salud privados; anteponen la libertad individual a lo colectivo; rechazan el aborto y miran con desagrado el homosexualismo aunque cada vez menos; favorecen el fortalecimiento del aparato militar y para tal procuran mayores asignaciones presupuestarias.

En cuanto a la gestión gubernamental, considerando datos de una serie que va desde 1930 a 2019, el PIB de los Estados Unidos creció 4,52 % en mandatos demócratas contra 1,89 % de los republicanos; la inflación fue pareja alrededor del 3,5 %; el desempleo bajó con los “burreros” y el promedio de nuevos empleos duplicó al de los partidarios del elefante; increíblemente contra sus postulados la deuda pública ha sido mayor con los republicanos que con los demócratas pero el déficits fiscal si es menor con 1,51 % versus 4,16 %; el mercado accionario se incrementó en 4,86 % con los primeros contra una disminución de 1,19 % en administraciones de los segundos; los ingresos de los estadounidenses de los estratos 1, 2 y 3 –bajos/medios- aumentaron significativamente con los demócratas y los de 4 y 5 –altos/muy altos- con los republicanos.

El demócrata Franklin D. Roosevelt y el ya citado republicano Abraham Lincoln se cuentan entre los mejores presidentes que ha tenido Estados Unidos y más recientemente Ronald Reagan, republicano, y Barack Obama, demócrata, son considerados muy buenos.

Hoy sin lugar a dudas el partido republicano es Trump a pesar que en su primera campaña el establishment le costó encajarlo y el demócrata es Biden y así lo afirmó él mismo, cuan Luis XIV, en el primer debate en Cleveland: “Yo soy el partido demócrata”.



El próximo 3 de noviembre se enfrentarán de nuevo burros y elefantes y a pesar de que los equinos, según las encuestas, galopan adelante todo indica que un microscópico virus, el COVID19, será el gran decisor.
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