Estudiantes venezolanos desafían problemas de conexión y electricidad para acceder a la educación virtual
Tres líderes de la UCV, UCAT y UDO intercambiaron sus experiencias y retos ante la incertidumbre y las limitaciones para enfrentar la educación en línea
Los estudiantes universitarios de Venezuela han tenido que aprender tempranamente a enfrentar y reaccionar ante los avatares y desafíos que impone la desinformación en una comunidad cada vez más cercada por las dificultades de acceso a la información y por la circulación de fake news y contenidos descontextualizados o engañosos que están presentes en todos los niveles educativos.
Así lo hicieron saber este jueves 2 de mayo tres líderes estudiantiles quienes intercambiaron sus experiencias y anécdotas sobre cómo logran informarse en medio del panorama desinformativo y las complicaciones de conectividad que existe en las instituciones donde se forman y en todo en el contexto venezolano, durante un breve conversatorio en línea organizado por el Observatorio Venezolano de Fake News, un proyecto de la Asociación Civil Medianálisis, en colaboración con el Observatorio de Universidades (OBU).
Con el título ¿Cómo viven los universitarios la desinformación?, el espacio de conversación con los dirigentes estudiantiles de la Universidad Central de Venezuela (UCV), de la Universidad Católica del Táchira (UCAT) y de la Universidad de Oriente (UDO) estuvo bajo la moderación del periodista y director Medianálisis, Andrés Cañizález.
Los desafíos para la educación virtual
En cuanto a las limitantes tecnológicas que se pueden hacer presentes en el alumnado, como el acceso a equipos de alta gama tecnológica, la estudiante María José Chacón, estudiante de Mercadeo de la Universidad Católica del Táchira (UCAT), comentó que el principal problema es la electricidad, contó cómo la región pasa más de 12 o 18 continuas sin servicio eléctrico, “es totalmente impredecible cuándo vas a tener o no luz y esto afecta la educación virtual”.
En el estado Bolívar: 4 de 10 estudiantes no poseían un internet estable y 5 de 10 estudiantes no tienen acceso a internet, comentó Hernán Bethelmy, estudiante de Bioanálisis de la Universidad de Oriente (UDO), núcleo de Bolívar, según las estadísticas que arrojó un censo realizado por esa institución universitaria a principio de la pandemia de la COVID-19.
Comentó en este sentido que muchos estudiantes se agrupan en plazas o restaurantes para presentar las evaluaciones, sin embargo, la limitante más grave para ellos es la intermitencia de los datos de internet, debido a que en la región no se cuentan con una buena empresa que garantice un servicio óptimo o de calidad de conectividad.
Por su parte, el estudiante de Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y presidente de la Federación de Centros Universitarios – FCU-UCV, Luis Palacios, comentó que 40 % de los estudiantes se encontraban con limitaciones de ver clases virtuales a principio de la pandemia, debido a que sus equipos telefónicos no era de suficiente gama tecnológica para soportar el material educativo, además agregó que “la limitación es grande, tanto para estudiantes como profesores”, denunció que el plan que puso en marcha el ejecutivo nacional “Clases en casa” fue un fracaso, vulnerando el derecho a la educación de todos los estudiantes venezolanos.
Vías informativas ante la desinformación
En cuanto a la experiencia que estos estudiantes han manejado con los medios de comunicación para informar sobre sus activades y programación, comentaron que lo hacen a través de sus cuentas personales de Instagram, Facebook y Twitter, usando siempre una etiqueta que los defina como grupo estudiantil.
También han hecho grupos informativos por la red social Telegram y WhatsApp. Hernán Bethelmy comentó que “los mismos estudiantes nos agregan a los grupos para estar todos informados”, y aseguró que, si bien no es suficiente, entre los mismos estudiantes buscan la manera de mejorar el sistema de comunicación interno para consumir informaciones reales, no tergiversadas.
En este sentido Bethelmy, calificó como muy vago el entorno informativo de la Universidad de Oriente, “no existe una cuenta institucional de la universidad como: Instagram, Facebook, Twitter, que informe lo que esté haciendo la universidad más allá de unos núcleos que tiene cuentas internas que comunican”.
Explicó que esta situación ha sido reclamada por parte de la comunidad estudiantil, sin embargo, la respuesta que han obtenido hasta el momento no ha sido clara en la solución de dicha situación.
Por su parte, la representante de la Universidad Católica del Táchira expresó que la desinformación estudiantil tiene que ver desde lo interno, explicó que muchas veces los estudiantes universitarios no conocen los derechos que tienen, también comentó que los mecanismos de información dentro de la casa de estudios que representa son muy limitados.
“Sólo se informan a través de Instagram, no se cuenta con una página o un medio que esté abordando diariamente las situaciones que se viven dentro de la universidad”, precisó María José Chacón.
Luis Palacios, de la FCU-UCV, dijo durante la conversación que el equipo de prensa UCV noticias hace el mayor esfuerzo para informar a los estudiantes, pero carece del servicio de internet que le permita la evolución contante de comunicación dentro de la universidad.
Sin embargo, acotó sobre esta limitación que en este contexto el alumnado debe ser responsable en cuanto al cambio de la dinámica de información, como hacer uso de todas las herramientas de redes sociales que permita una comunicación efectiva dentro de la comunidad estudiantil y universitaria.
¿Interés o apatía a informarse?
El contexto del país y las limitantes de conectividad que se presentan a diario en Venezuela influyen, según la coordinadora del Movimiento Estudiantil UCAT Diferente, María José Chacón, en el panorama desinformativo. Tener que experimentar ciertas rutinas, por no contar con el servicio eléctrico o el servicio de internet, ha hecho una costumbre para cierto grupo de estudiantes estar desinformado.
Luis Palacios, comentó por su parte que también existe una población estudiantil que busca la manera de reinventarse y sobrevivir ante una emergencia humanitaria compleja, “es un proceso que sube y baja y, en la medida de esas necesidades, existe la articulación para salir de esas circunstancias que parecen estar congeladas en el accionar”.
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