Cólera en Irak por la muerte de siete mujeres y niños en un ataque anti-EEUU
"Este poblado es como Irak en pequeño, si el gobierno no es capaz de protegerlo, ¿cómo puede garantizar la seguridad de Irak en su totalidad?"
Bagdad.- Cientos de iraquíes manifestaron su indignación este martes durante el entierro de cinco niños y dos mujeres de una misma familia, abatidos la víspera por un cohete disparado hacia el aeropuerto de Bagdad, donde están desplegados militares estadounidenses.
"Este poblado es como Irak en pequeño, si el gobierno no es capaz de protegerlo, ¿cómo puede garantizar la seguridad de Irak en su totalidad?", pregunta uno de los participantes en el cortejo fúnebre en el pueblo de Al Bushaban, ubicado a pocos kilómetros del aeropuerto de Bagdad, reseñó AFP.
Esta tragedia es un nuevo capítulo en el enfrentamiento entre el gobierno de Mustafa al Kazimi, asfixiado entre sus aliados estadounidenses e iraníes, y los grupos armados pro-Irán que afirman querer echar de Irak al "ocupante estadounidense".
Por su parte, el Departamento de Estado estadounidense denunció el "peligro inaceptable" que generan los grupos armados proiraníes en Irak, "para todo el mundo".
La diplomacia estadounidense exhortó a los dirigentes iraquíes a "actuar inmediatamente" para que los culpables del ataque "respondan por sus actos", según afirmó su portavoz Morgane Ortagus.
A pesar de que los ataques con cohetes contra la embajada estadounidense, convoyes logísticos iraquíes o bases que albergan a soldados estadounidenses son ahora casi cotidianos, por lo general no causan muchas bajas.
Pero el balance de víctimas del ataque del lunes no tiene precedentes, y ubica a los grupos armados pro-Irán en una posición muy delicada frente a la opinión pública, hastiada de años de violencia y extorsiones por parte de las diversas facciones armadas del país.
Una señal de que las consecuencias podrían ser duras para estos grupos, los simpatizantes pro-Irán, que suelen alabar este tipo de ataques rápidamente en las redes sociales, en la ocasión se han mantenido en silencio.
Este nuevo ataque contra intereses estadounidenses, el último de una serie de unos cuarenta desde comienzos de agosto, tuvo lugar en momentos en que Washington amenaza con cerrar su embajada y retirar a sus 3.000 soldados de Irak si no se detienen los lanzamientos de cohetes.
"Este poblado es como Irak en pequeño, si el gobierno no es capaz de protegerlo, ¿cómo puede garantizar la seguridad de Irak en su totalidad?", pregunta uno de los participantes en el cortejo fúnebre en el pueblo de Al Bushaban, ubicado a pocos kilómetros del aeropuerto de Bagdad, reseñó AFP.
Esta tragedia es un nuevo capítulo en el enfrentamiento entre el gobierno de Mustafa al Kazimi, asfixiado entre sus aliados estadounidenses e iraníes, y los grupos armados pro-Irán que afirman querer echar de Irak al "ocupante estadounidense".
Por su parte, el Departamento de Estado estadounidense denunció el "peligro inaceptable" que generan los grupos armados proiraníes en Irak, "para todo el mundo".
La diplomacia estadounidense exhortó a los dirigentes iraquíes a "actuar inmediatamente" para que los culpables del ataque "respondan por sus actos", según afirmó su portavoz Morgane Ortagus.
A pesar de que los ataques con cohetes contra la embajada estadounidense, convoyes logísticos iraquíes o bases que albergan a soldados estadounidenses son ahora casi cotidianos, por lo general no causan muchas bajas.
Pero el balance de víctimas del ataque del lunes no tiene precedentes, y ubica a los grupos armados pro-Irán en una posición muy delicada frente a la opinión pública, hastiada de años de violencia y extorsiones por parte de las diversas facciones armadas del país.
Una señal de que las consecuencias podrían ser duras para estos grupos, los simpatizantes pro-Irán, que suelen alabar este tipo de ataques rápidamente en las redes sociales, en la ocasión se han mantenido en silencio.
Este nuevo ataque contra intereses estadounidenses, el último de una serie de unos cuarenta desde comienzos de agosto, tuvo lugar en momentos en que Washington amenaza con cerrar su embajada y retirar a sus 3.000 soldados de Irak si no se detienen los lanzamientos de cohetes.
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