“Ni siquiera puedo decir que me dedico a ser escritora, porque la mayor parte del tiempo he tenido que trabajar en otras áreas, para ganar algo de dinero”. Con estas palabras, Iliana Gómez Berbesí, la escritora que quiso ser cosmonauta, resumía el drama que vive la mayoría de los que nacen con el llamado de la sensibilidad en un país donde el respaldo al creador es prácticamente nulo.
“Mi imaginación y cerebro desbordados me impulsaron a sacar todo de mi interior para no volverme loca”, respondió a Quéleerlibros.com acerca de su destino literario.
Poseedora de una versátil trayectoria, ejerció los más disímiles oficios, desde secretaria bilingüe hasta libretista de telenovelas. Cuentista, novelista, profesora de idiomas, guionista de telenovelas, estudiosa de las formas del simbolismo e instructora de talleres literarios, se destacó fundamentalmente en la docencia la publicidad, como profesora de idiomas y directora creativa en destacados institutos y agencias publicitarias del país.
Había nacido en Caracas el 20 de mayo de 1951, donde cursó sus primeros estudios. Al terminar el bachillerato viaja a Trinidad, donde se perfecciona en el manejo del inglés y regresa a Caracas en 1972, donde seis años más tarde obtiene su licenciatura en Letras en la UCV y, posteriormente, como Diseñadora de Modas.
Integrante, entre 1978 y 1989, del taller literario Calicanto, dirigido por la escritora Antonia Palacios, en esa misma época asiste al Taller de Narrativa del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, iniciándose en el quehacer literario con Las criaturas de la ciencia-ficción, un estudio basado en la simbología empleada por los más connotados escritores del género.
Incursiona como narradora de ficción con Secuencias de un hilo perdido, libro de cuentos con el que participa en la Bienal “José Antonio Ramos Sucre” de la Universidad de Oriente, con el que recibe el Premio de Narrativa 1980.
En 1981, publica un segundo libro de cuentos. Confidencias del cartabón, que un año después la hará merecedora de una mención en narrativa del Concejo Municipal del Distrito Federal. En ese mismo año, queda como finalista del concurso de cuentos del diario El Nacional con su relato Los sueños de Merlin. Otros libros de relato publicados son Tornillos de taller (Celarg, 1983) y Extraños viandantes (Fondo Editorial Fundarte, 1990 y 1996).
Su primera novela, ¡Alto! No respire!, inédita hasta que en 1999 participa en el Concurso Literario Arístides Rojas de la Fundación Gumersindo Torres, convocado por la Contraloría General de la República, recibe una mención en narrativa y logra su publicación en ese mismo año. Con la misma, participa en 2001 en el Concurso Literario Rómulo Gallegos, quedando como finalista entre otras 40 obras participantes.
En el mundo hispano, su obra ha sido incluida en antologías de micro-ficción, como Por favor sea breve (I y II), selección de la escritora argentina Clara Obligado /Páginas de Espuna, España, 2009) y De mil amores selección de Raúl Brasca (Ed.Thule, España, 2005).
Y así, sin ningún tipo de asistencia, en el hospital Pérez Carreño falleció el pasado domingo 13 de mayo, una de las más destacadas voceras de la ciencia ficción en nuestras letras, víctima de diversas dolencias vinculadas con su condición diabética.
Poseedora de una versátil trayectoria, ejerció los más disímiles oficios, desde secretaria bilingüe hasta libretista de telenovelas. Cuentista, novelista, profesora de idiomas, guionista de telenovelas, estudiosa de las formas del simbolismo e instructora de talleres literarios, se destacó fundamentalmente en la docencia la publicidad, como profesora de idiomas y directora creativa en destacados institutos y agencias publicitarias del país.
Había nacido en Caracas el 20 de mayo de 1951, donde cursó sus primeros estudios. Al terminar el bachillerato viaja a Trinidad, donde se perfecciona en el manejo del inglés y regresa a Caracas en 1972, donde seis años más tarde obtiene su licenciatura en Letras en la UCV y, posteriormente, como Diseñadora de Modas.
Integrante, entre 1978 y 1989, del taller literario Calicanto, dirigido por la escritora Antonia Palacios, en esa misma época asiste al Taller de Narrativa del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, iniciándose en el quehacer literario con Las criaturas de la ciencia-ficción, un estudio basado en la simbología empleada por los más connotados escritores del género.
Incursiona como narradora de ficción con Secuencias de un hilo perdido, libro de cuentos con el que participa en la Bienal “José Antonio Ramos Sucre” de la Universidad de Oriente, con el que recibe el Premio de Narrativa 1980.
En 1981, publica un segundo libro de cuentos. Confidencias del cartabón, que un año después la hará merecedora de una mención en narrativa del Concejo Municipal del Distrito Federal. En ese mismo año, queda como finalista del concurso de cuentos del diario El Nacional con su relato Los sueños de Merlin. Otros libros de relato publicados son Tornillos de taller (Celarg, 1983) y Extraños viandantes (Fondo Editorial Fundarte, 1990 y 1996).
Su primera novela, ¡Alto! No respire!, inédita hasta que en 1999 participa en el Concurso Literario Arístides Rojas de la Fundación Gumersindo Torres, convocado por la Contraloría General de la República, recibe una mención en narrativa y logra su publicación en ese mismo año. Con la misma, participa en 2001 en el Concurso Literario Rómulo Gallegos, quedando como finalista entre otras 40 obras participantes.
En el mundo hispano, su obra ha sido incluida en antologías de micro-ficción, como Por favor sea breve (I y II), selección de la escritora argentina Clara Obligado /Páginas de Espuna, España, 2009) y De mil amores selección de Raúl Brasca (Ed.Thule, España, 2005).
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