La comida de mañana
PEDRO E. PIÑATE B. Necesitando la ciudad al campo para alimentarse, el país urbano no puede seguir desentendido del país rural.
Como prioridad existencial de los venezolanos, asegurar la alimentación debe ocupar primerísimo lugar en los planes de la nación. Por eso en medio de la grave crisis humanitaria que nos hambrea, la exigencia al liderazgo es con urgencia ponerse a trabajar lado a lado con los agricultores para asegurar la comida de mañana. Al respecto es de reflexionar, que si la escasa comida de hoy se hizo ayer, la de mañana debe hacerse hoy. Siendo indispensable aumentar la producción de alimentos, el vínculo entre agricultura y alimentación no debe nunca más desligarse. Las políticas fracasadas del Estado acaban con los agricultores al desvincular la agricultura de la alimentación, anteponiendo el comercio y los terribles controles que ignoran los costos de producción. Por su parte la demagogia y populismo clientelar, desvirtúan y corrompen hasta no más la ayuda social alimentaria. En vez de focalizarla a los grupos más vulnerables de la población, el Estado surte es al mercado negro de alimentos o sea al agio y la especulación.
Como sea que comer y nutrirnos mañana exige crear el entorno más adecuado y permanente a la agroinversión pública y privada, debemos primero cambiar al Estado omnipotente que todo lo quiere controlar. La agricultura como actividad de hombres y mujeres libres, no funciona bajo el terror agrario y los controles que la oprimen. Tampoco bajo la competencia desleal de las importaciones estatales. El ogro agrario del Estado no produce nada sino gasto burocrático, corrupción, hambre y miseria. De prueba las más de 6 millones de hectáreas de tierra y fincas arrasadas, y todas las improductivas, cerradas y quebradas empresas agroestatales. Sin producir ni dejar producir, el Estado nos hambrea, siendo por tanto obligado cambiar su mal sana orientación.
Necesitando la ciudad al campo para alimentarse, el país urbano no puede seguir desentendido del país rural. Con vista al futuro, liderazgo acertado, agroinversión, tecnología y duro trabajo, en la década del 2020 nuestros agricultores pueden y deben triplicar la precaria oferta alimentaria interna actual estimada en 25%. Ello sólo será posible con el regreso del Estado de Derecho, la libertad y democracia. La comida de mañana estará segura con el estatismo Castro-comunista al fin desterrado.
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