Hagamos de la calle un lugar feliz
Vuitton encargó al artista Luckylefthand intervenir el escaparate de su sede de Pont Neuf, en París con pinturas y así regalar a los transeúntes un sentimiento de optimismo en tiempos de alejamiento
Hagamos de la calle un lugar feliz es una frase que acuñó en 1920 Gaston-Louis Vuitton, un coleccionista nato, con un sentido particular de la arquitectura y amigo de muchos artistas de la vanguardia de su época. Esa sensibilidad especial hacia el arte quedó como una impronta en la Maison Vuitton y hoy, cuando las calles aparecen solitarias, sin vida y exactamente 100 años después de ser pronunciada, esta marca francesa retoma aquella sentencia y la hace realidad al contactar a Luckylefthand, artista francés, quien utilizó las formas simples y la pureza de los colores, para intervenir las parisinas 14 vidrieras de la fachada de la sede de Vuitton, ubicada junto al puente Pont Neuf y dejar plasmado en esa extensa superficie un mensaje lleno de positivismo y entusiasmo.
La fachada de la Maison Vuitton en Pont Neuf, París FOTOS PIOTS STOKLOSA
Steven Burke, nombre verdadero de Luckylefthand, trabaja en Hossegor, al suroeste de Francia, y en su obra se refleja la formación de su primigenia profesión, la de diseñador gráfico. Al hablar sobre la obra que realizó por encargo de Vuitton, explica que ese lugar le ha inspirado durante años. Utilizó para cada uno de los murales nueve colores, nueve ojos, nueve corazones y su intención siempre fue ofrecer un paisaje colorido, salpicado de manos físicamente separadas pero unidas por ondas positivas. Señaló que es una especie de postal gigantesca creada para que sirva de conexión entre quienes caminan por ese sector.
Con esta pintura que abarca 280 metros cuadrados, Louis Vuitton y Lucky Left Hand quisieron traer vibraciones positivas al sector de Pont Neuf, que es todo un monumento y se considera otro símbolo de la ciudad, y de esta manera cambiar la incertidumbre que vive la ciudad después de decretar la cuarentena.
Lucky Left Hand trabajó con total libertad en esta idea que se inspira en la estética de los años 60 y 70 y ayuda al transeúnte a viajar hacia parajes serenos y alegres a la vez. Sus formas primitivas generan sentimientos lúdicos y recrean una atmósfera de acción.
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