Historia y Evolución de la Diplomacia
La diplomacia se convirtió en permanente, durante la primera mitad del siglo XV; las misiones diplomáticas se fueron asentando, y producto de la experiencia de los funcionarios que eran enviados, se empezaron a formular pautas de comportamientos
El influyente Henry Kissinger, ex secretario de Estado de los EEUU en su obra Diplomacy, argumentará que los orígenes de la Teoría de las Relaciones Internacionales se entienden y fundamentan en un contexto histórico particular, y lo sintetiza de esta manera:
"l. En el siglo XVII, Francia, encabezada por el cardenal Richelieu, dio un enfoque moderno a las relaciones internacionales, basado en la nación-Estado y motivado por intereses nacionales como su propósito supremo. En el siglo XVIII, Gran Bretaña introdujo el concepto de equilibrio del poder, que dominó la diplomacia europea durante los siguientes doscientos años. En el siglo XIX, la Austria de Metternich reconstruyó el Concierto de Europa, y la Alemania de Bismarck lo desmanteló, convirtiendo la diplomacia europea en un frío juego de política del poder. En el siglo XX, ningún país ha influido tan decisivamente, y al mismo tiempo con tanta ambivalencia, en las relaciones internacionales como los Estados Unidos. Ninguna sociedad ha insistido con mayor firmeza en lo inadmisible de la intervención en los asuntos internos de otros Estados, ni ha afirmado más apasionadamente que sus propios valores tenían aplicación universal.” (p.174)
Pero las Relaciones Internacionales como disciplina no se institucionalizan sino hasta 1919, en un contexto histórico marcado por eventos como la Guerra rusojaponesa, la guerra de los Balcanes, La Primera Guerra Mundial, la Sociedad de las Naciones, orientando ya su marco de acción hacia una dinámica de cooperación y paz, y la búsqueda de un orden legal internacional de los DDHH
La diplomacia, corolario simbiótico de las RRII, casi por consenso académico, es un arte y/o ciencia inherente a la condición gregaria del ser humano. Vemos ejemplos tan antiguos de estructuras jurídico-burocráticas en el ámbito internacional como la Liga Ático Délica, expresión ateniense de la diplomacia, y uno de los más antiguos precedentes universales de las relaciones internacionales.
La diplomacia se convirtió en permanente, durante la primera mitad del siglo XV; las misiones diplomáticas se fueron asentando, y producto de la experiencia de los funcionarios que eran enviados, se empezaron a formular pautas de comportamientos y funciones bien definidas, dentro del intrincado contexto de las relaciones políticas que imperaban entre los reinos y repúblicas italianas propios del Renacimiento, período que experimentó su apogeo en el S. XV, donde la diplomacia tomó el rumbo que definitivamente iluminaría y orientaría sus sendas, dentro de un contexto político-administrativo marcado por los Estados y las Repúblicas italianas como la de Florencia. Allí germinaban los cánones de la diplomacia moderna, que encontraron en la pluma y vida de Maquiavelo su máximo exponente de la época.
Cronológicamente, luego del 11 de noviembre de 1918, donde reunidos en el vagón de un tren en el bosque de Compiègne, Francia, representantes de Alemania y de la Triple Entente firmaron el Armisticio que ponía fin a los combates, de una sangrienta y cruenta guerra de escala global sin precedentes históricos hasta ese momento, como fue la Primera Guerra Mundial, que fue una catástrofe que destruyó la economía de muchos países y el futuro de varias generaciones; que costó la desaparición del Imperio Austro-húngaro, y del Otomano; el Imperio Alemán; así como el legado de la Paz de Versalles; el Tratado de Saint-Germain con Austria, o el Tratado de Trianon de los que nacerían estados como Austria, Hungría, o Checoslovaquia; el Tratado de Sèvres con Turquía con la importante figura del general Mustafa Kemal Atatürk padre de la República de Turquía, la República de Weimar y las consecuencias de la Gran Guerra fueron devastadoras incluso para los países vencedores de la Entente particularmente los europeos, el nacimiento de la Liga de las Naciones (1919), parece legítimo aseverar la urgencia y necesidad histórica de la Teoría de las Relaciones Internacionales.
El período entreguerras comprendido entre 1918 y 1938 y en particular el desarrollo y auge de los nacionalismos que llevarían a una malograda sociedad internacional, y en particular a Europa a un desenlace fatal, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, obligaría a la reconfiguración de la disciplina en consonancia al reacomodo del sistema internacional; si bien el período de entreguerras, fue un período de relativa paz en cuanto a la ausencia de confrontaciones directas con tecnología militar innovadora en las trincheras; en muchas ciudades europeas como Londres o París, se hizo popular la concepción de los “locos años 20´s”; una vez superado los estragos a corto plazo de la guerra, la Europa vencedora se sumía en la euforia de la victoria a cuestas de un mal manejo de la resolución del conflicto previo, que agravaría los daños estructurales tales como la pobreza, la miseria, en el orden económico; o el odio y el profundo resentimiento que se inoculó en las instituciones culturales y en las relaciones de cohesión social en países como Alemania.
Este nacionalismo que irrumpió con fuerza en Alemania o Italia, traería como corolarios la instalación de sistemas de orden totalitario férreos, que le darían una nueva dimensión a los totalitarismos modernos y que junto a la ciencia y técnica en auge ampliarían los temibles límites del daño que puede causar el ser humano; postulados como la “ingeniería social” irrumpirían en los círculos intelectuales europeos de mediados del S. XX acompañado de irracionales y nefastas ideologías como la “cuestión judía”. El nacionalsocialismo alemán será la cúspide de este macabra espiral de rencor, odio, resentimiento, y aterrador sistema totalitario, que, guiados por un positivismo radicalizado, postuló “una raza superior” que llevaría al exterminio en masa, sistémico de millones de personas en el mundo. Un pecado oscuro de la historia universal.
Hoy ante la crisis multidisciplinar que enfrenta la humanidad, en especial con la Guerra en Ucrania, el riesgo de crisis alimentaria global, el cambio climático, la polarización extrema y el retorno de los ultranacionalismos, se suman a un caldeado contexto social de malestar profundo que coloca en entredicho la efectividad del sistema multilateral, colocando en una prueba existencial de supervivencia a la diplomacia.
Dylanjpereira01@gmail.com
"l. En el siglo XVII, Francia, encabezada por el cardenal Richelieu, dio un enfoque moderno a las relaciones internacionales, basado en la nación-Estado y motivado por intereses nacionales como su propósito supremo. En el siglo XVIII, Gran Bretaña introdujo el concepto de equilibrio del poder, que dominó la diplomacia europea durante los siguientes doscientos años. En el siglo XIX, la Austria de Metternich reconstruyó el Concierto de Europa, y la Alemania de Bismarck lo desmanteló, convirtiendo la diplomacia europea en un frío juego de política del poder. En el siglo XX, ningún país ha influido tan decisivamente, y al mismo tiempo con tanta ambivalencia, en las relaciones internacionales como los Estados Unidos. Ninguna sociedad ha insistido con mayor firmeza en lo inadmisible de la intervención en los asuntos internos de otros Estados, ni ha afirmado más apasionadamente que sus propios valores tenían aplicación universal.” (p.174)
Pero las Relaciones Internacionales como disciplina no se institucionalizan sino hasta 1919, en un contexto histórico marcado por eventos como la Guerra rusojaponesa, la guerra de los Balcanes, La Primera Guerra Mundial, la Sociedad de las Naciones, orientando ya su marco de acción hacia una dinámica de cooperación y paz, y la búsqueda de un orden legal internacional de los DDHH
La diplomacia, corolario simbiótico de las RRII, casi por consenso académico, es un arte y/o ciencia inherente a la condición gregaria del ser humano. Vemos ejemplos tan antiguos de estructuras jurídico-burocráticas en el ámbito internacional como la Liga Ático Délica, expresión ateniense de la diplomacia, y uno de los más antiguos precedentes universales de las relaciones internacionales.
La diplomacia se convirtió en permanente, durante la primera mitad del siglo XV; las misiones diplomáticas se fueron asentando, y producto de la experiencia de los funcionarios que eran enviados, se empezaron a formular pautas de comportamientos y funciones bien definidas, dentro del intrincado contexto de las relaciones políticas que imperaban entre los reinos y repúblicas italianas propios del Renacimiento, período que experimentó su apogeo en el S. XV, donde la diplomacia tomó el rumbo que definitivamente iluminaría y orientaría sus sendas, dentro de un contexto político-administrativo marcado por los Estados y las Repúblicas italianas como la de Florencia. Allí germinaban los cánones de la diplomacia moderna, que encontraron en la pluma y vida de Maquiavelo su máximo exponente de la época.
Cronológicamente, luego del 11 de noviembre de 1918, donde reunidos en el vagón de un tren en el bosque de Compiègne, Francia, representantes de Alemania y de la Triple Entente firmaron el Armisticio que ponía fin a los combates, de una sangrienta y cruenta guerra de escala global sin precedentes históricos hasta ese momento, como fue la Primera Guerra Mundial, que fue una catástrofe que destruyó la economía de muchos países y el futuro de varias generaciones; que costó la desaparición del Imperio Austro-húngaro, y del Otomano; el Imperio Alemán; así como el legado de la Paz de Versalles; el Tratado de Saint-Germain con Austria, o el Tratado de Trianon de los que nacerían estados como Austria, Hungría, o Checoslovaquia; el Tratado de Sèvres con Turquía con la importante figura del general Mustafa Kemal Atatürk padre de la República de Turquía, la República de Weimar y las consecuencias de la Gran Guerra fueron devastadoras incluso para los países vencedores de la Entente particularmente los europeos, el nacimiento de la Liga de las Naciones (1919), parece legítimo aseverar la urgencia y necesidad histórica de la Teoría de las Relaciones Internacionales.
El período entreguerras comprendido entre 1918 y 1938 y en particular el desarrollo y auge de los nacionalismos que llevarían a una malograda sociedad internacional, y en particular a Europa a un desenlace fatal, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, obligaría a la reconfiguración de la disciplina en consonancia al reacomodo del sistema internacional; si bien el período de entreguerras, fue un período de relativa paz en cuanto a la ausencia de confrontaciones directas con tecnología militar innovadora en las trincheras; en muchas ciudades europeas como Londres o París, se hizo popular la concepción de los “locos años 20´s”; una vez superado los estragos a corto plazo de la guerra, la Europa vencedora se sumía en la euforia de la victoria a cuestas de un mal manejo de la resolución del conflicto previo, que agravaría los daños estructurales tales como la pobreza, la miseria, en el orden económico; o el odio y el profundo resentimiento que se inoculó en las instituciones culturales y en las relaciones de cohesión social en países como Alemania.
Este nacionalismo que irrumpió con fuerza en Alemania o Italia, traería como corolarios la instalación de sistemas de orden totalitario férreos, que le darían una nueva dimensión a los totalitarismos modernos y que junto a la ciencia y técnica en auge ampliarían los temibles límites del daño que puede causar el ser humano; postulados como la “ingeniería social” irrumpirían en los círculos intelectuales europeos de mediados del S. XX acompañado de irracionales y nefastas ideologías como la “cuestión judía”. El nacionalsocialismo alemán será la cúspide de este macabra espiral de rencor, odio, resentimiento, y aterrador sistema totalitario, que, guiados por un positivismo radicalizado, postuló “una raza superior” que llevaría al exterminio en masa, sistémico de millones de personas en el mundo. Un pecado oscuro de la historia universal.
Hoy ante la crisis multidisciplinar que enfrenta la humanidad, en especial con la Guerra en Ucrania, el riesgo de crisis alimentaria global, el cambio climático, la polarización extrema y el retorno de los ultranacionalismos, se suman a un caldeado contexto social de malestar profundo que coloca en entredicho la efectividad del sistema multilateral, colocando en una prueba existencial de supervivencia a la diplomacia.
Dylanjpereira01@gmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones