Caminar es viajar
Silla mágica de Caracas
En el ávila, los visitantes respiran aire puro y disfrutan de la paz que generan sus espectaculares paisajes
Hugo Díaz
El Ávila, como se le conoce, fue declarado Parque Nacional en diciembre del año 1.958; y no fue sino hasta el 2010 cuando a través de un decreto oficial cambió su nombre a Waraira Repano (denominado así por los primeros habitantes). Se ubica al norte del área metropolitana y tiene una extensión de 85.192 hectáreas; ésta cadena montañosa se prolonga a través de los Estados Miranda, La Guaira y Distrito Capital.
Gilberto Aponte, un visitante regular del parque desde hace unos 20 años confiesa que lo más interesante de subir a la montaña es que siempre vive una experiencia distinta, y que suele buscar espacios en la naturaleza para salir del estrés que le provoca la ciudad y los problemas del día a día, relató "aquí se respira una atmósfera positiva e ideal para caminar, correr o solo pasear".
Destino preferido de los domingos
La vía que bordea la montaña, la Avenida Boyacá permanece cerrada para los vehículos los días domingos en el horario de 8:00 a.m. a 1:00 p.m., lo cual facilita el acceso de peatones a las postrimerías del parque. Adultos y niños se deleitan atravesando este corredor vial, para ascender a los sitios más conocidos. Puesto guardaparques Sabas Nieves, Chacaíto, Piedra del Indio, La Julia, Los Venados, Quebrada Pajaritos y Naiguatá son algunas de las paradas preferidas para los excursionistas.
Un acceso con mucho sabor
La entrada ubicada en la décima transversal de Altamira, que conduce a Quebrada Quinteros y al puesto de guardaparques Sabas Nieves, se ha convertido en una zona ideal para vendedores que ofrecen bebidas refrescantes, frutas y alimentos. Sin embargo, la propuesta ha subido de nivel, y es que ahora los visitantes tienen opciones más elaboradas entre "cocadas" y "cocteles", que se sirven en establecimientos provistos de una mayor comodidad y que hacen el sitio ideal para compartir anécdotas.
Cuidar es querer
Una extensión tan amplia de terreno es casi imposible que sea mantenida sólo por los entes gubernamentales. Nuestro deber como ciudadanos es preservar en la mayor medida posible los espacios tal y como están. Este hermoso cerro sólo requiere de un buen trato, evitar dejar desperdicios en cualquier zona y si es posible llevar bolsas para los desechos, de esta forma las futuras generaciones podrán sentir, ver, oler y disfrutar la naturaleza en estado puro.
¿Y si sólo agradecemos?
Existen lugares fascinantes en Europa y América Latina, pero nada se compara con nuestro querido Ávila, no sólo es parte de esta tierra sino de nuestra esencia. La historia nos revela que visitantes de otras latitudes lo han visto como un monumento al ecosistema; personajes como Joannes Laet (Geógrafo), Alejandro Humbolt (Naturalista) , Manuel Cabré (Pintor), por citar algunos, han caído extasiados por la maravilla de su geografía, su fauna y sus paisajes. Por todo esto los citadinos y en general los venezolanos debemos sentirnos agradecidos por tener tan cerca un recurso inagotable de oxígeno para nuestra ciudad que cada día se presenta más contaminada
@dhugoles
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