El 21 de octubre del año 1777 el obispo Mariano Martí elevó el poblado a parroquia, luego de una visita pastoral a la zona, y ordenó dotar al caserío de una iglesia. La ciudad se fue desarrollando poco a poco, pero no fue capital del estado sino hasta el año 1927, cuando sustituyó a Ocumare del Tuy. Los Teques se convirtió con el tiempo, por su clima tan saludable, en uno de los sitios preferidos por los caraqueños para vacacionar o "temperar". Alquilaban casas y pasaban semanas disfrutando de la naturaleza. Vestigios de esa época se pueden ver todavía en construcciones como "Villa Teola", que es una vieja mansión construida en el año 1912 por un famoso médico que vivía en Caracas. Hoy la villa es un parque cultural y social donde programan actividades permanentemente. 

Hasta el insigne pintor venezolano, Arturo Michelena, vivió en Los Teques un corto tiempo buscando curarse de una tuberculosis que le habían diagnosticado en París. La casa donde vivió es hoy un museo, y allí pintó algunas de sus obras como "Las Bodas de Caná" Lo primero que hay que hacer en Los Teques es visitar la Plaza Bolívar y sus alrededores. Allí está la catedral, una bella construcción hecha en honor a San Felipe Neri. La Casa de la Gobernación, llamada la Casa de las 42 ventanas o Casa Amarilla, del otro lado de la plaza, es realmente llamativa por su aspecto colonial. 

Otra de las atracciones turísticas de Los Teques, en el sector La Hoyada, muy cerca del centro de la ciudad, es el parque Gustavo Knoop. Éste fue el primer jardín botánico de Venezuela, bautizado así por sugerencia del biólogo suizo Henry Pittier, en honor de un ingeniero que trabajó para el ferrocarril alemán, y que se ocupó de reforestar los alrededores de las construcciones de la vía férrea. El parque cuenta con 14 hectáreas llenas de vegetación en el centro de Los Teques, y recientemente iniciaron labores de recuperación. Casualmente hoy se cumplen 137 años del fallecimiento de un hombre ilustre que nació muy cerca de Los Teques, Cecilio Acosta. Ese humanista y escritor muy amigo del poeta cubano José Martí y de Lisandro Alvarado, vio la luz por primera vez en San Diego de los Altos el primero de febrero de 1818, y vivió por esas montañas hasta que tuvo 13 años. 

Seguramente con esos paisajes se inspiró para escribir su mejor poema: "La casita blanca", que ofrece una descripción idílica de un paisaje rural. Los alrededores de Los Teques ofrecen paisajes realmente hermosos. En la vía hacia el pueblo de El Jarillo, o hacia el Parque Nacional Macarao, Tejerías o Club de Campo, se pueden deleitar con las cumbres brillantes que tanto caminaron los indígenas de la zona y los conquistadores españoles en las épocas coloniales.

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