La visita en el tiempo
RICARDO GIL OTAIZA. Para mi generación Uslar Pietri representa la razón ilustrada, la conciencia de una época y la extraña amalgama de la sabiduría con el arte de comunicar. Pocas veces confluyen en un mismo personaje tantas virtudes que lo lleven a erigirse en una especie de tótem o de gurú; en una “vaca sagrada” cuya opinión y parecer eran considerados los ejes en torno de los cuales debería girar la vida de una nación ganada para grandes portentos.
RICARDO GIL OTAIZA
La que fuera la última de las novelas del gran escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, La visita en el tiempo, con la que obtuviera el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, acaba de ser reeditada en España por Drácena Ediciones S.L. a finales de 2017. Extraordinario regalo para los lectores, quienes echábamos de menos la brillante pluma de quien fuera considerado una de las voces más contundentes de la lengua española, y una de las mentes más brillantesen este subcontinente que ha dado al mundo excelsas figuras de las letras y de las artes en general. Para mi generación Uslar Pietri representa la razón ilustrada, la conciencia de una época y la extraña amalgama de la sabiduría con el arte de comunicar. Pocas veces confluyen en un mismo personaje tantas virtudes que lo lleven a erigirse en una especie de tótem o de gurú; en una “vaca sagrada” cuya opinión y parecer eran considerados los ejes en torno de los cuales debería girar la vida de una nación ganada para grandes portentos, para cumplir con elevados designios, para alcanzar inusitadas cimas de desarrollo social y cultural. La voz de nuestro autor cada domingo en su columna de prensa Pizarrónse empinaba por encima de nuestras medianías, de nuestros yerros constantes, para convertirse en el latiguillo que laceraba la conciencia de una sociedad que lo escuchaba con una devoción rayana en misticismo, pero que en el ínterin de su vida cotidiana hacía todo lo contrario enrumbándose sin remedio hacia el abismo. Todo lo que hoy vivimos y sufrimos como colectivo, fue advertido con achacosa paciencia por Uslar Pietri (y no solo desde su muy leída columna de prensa, sino también desde sus extraordinarios libros, desde programas televisivos, desde las numerosas entrevistas que a diario concedía a los medios nacionales y extranjeros), pero jamás pensamos que sus palabras predictivas y alertadoras dejarían algún día de ser mera abstracción, para convertirse en dura y cruenta realidad, y caímos en la oscuridad, en la debacle económica, política, educativa, sanitaria y cultural. Henos aquí recordando con pasmosa incredulidad las palabras del eximio maestro, que pudieron salvarnos del inmenso caos en el que nos hallamos hundidos. Muy tarde ya para llorar sobre la leche derramada.
Volviendo a su libro La visita en el tiempose trata de una hermosa pieza literaria, que recrea con claridad y cuidado historiográfico a don Juan de Austria (Jeromín): sus triunfos y sus fracasos, sus no bien delineadas relaciones con una familia real que lo extrae de su hogar a una edad muy tierna, para insertarlo en un espacio palaciego al que tenía pleno derecho por motivo de sangre, pero que por aquellas complejidades de la existencia (salpicadas de mezquindades, envidias y rivalidades), debe afrontar su realidad con gallardía al recorrer un mundo que no llegó a comprender a cabalidad, y que le signódesde siempre inmensas dudas en torno de su propia identidad. De allí si se quiere su tragedia personal y la impronta dejada en los siglos venideros.
Asombra este libro en un autor cuya novelística previa estuvo centrada en hechos del pasado venezolano, erigiéndose en un fabulador de nuestra historia y en figura emblemática de una literatura que busca desvelar la realidad nacional (y latinoamericana) a partir de lo atávico y lo fundacional. Este salto dado por Uslar Pietri con La visita en el tiempo significó en su carrera, no solo reconocimiento nacional ya mencionado (e internacional, con el Premio Príncipe de Asturias), sino también el despertar de los demonios de la inquina desde cuyas trincheras le fueron lanzados dardos envenenados en un intento infructuoso de infamarlo. El tiempo le dio la razón.
@GilOtaiza
rigilo99@hotmail.com