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Hasta la vista Frankenstein

Si España no entierra el sozialistsch con su fiebre impositiva que ahuyenta a los kapitalistas y fomenta el desempleo, va para Atenas o Buenos Aires

  • CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ

28/05/2023 05:08 am

España pasea por un colapso económico-social, obra de la desopilante coalición PSOE-Podemos, y si volvieran a ganar, sería un naufragio crónico-recurrente como el argentino. Al Partido Popular tendrá enormes complejidades para sacarla del abismo, como a Giorgia Meloni, de flexibilidad, inteligencia y valor para lograrlo con el apoyo europeo. El consorcio ibérico Ferrovial se pira a los Países Bajos, donde la deuda pública está en baja, las variables económicas bajo control sin peligro de crack. Pero sicópatas totalitarios pretenden darle órdenes de quedarse a ver si quiebra, un triunfo “contra la burguesía. Luego de los brillantes gobiernos de Felipe González y Aznar, desde 2008 el despilfarro dispara la deuda pública, cuadruplicada hoy de 400 mil millones a 1 billón y medio de euros. Con Sánchez, España ingresa al club de los más endeudados del planeta y lo encabeza en la Unión Europea, con crecimiento económico 0. No se recupera de la pandemia, ni de los efectos de la guerra de Ucrania y puede llegar al punto de no pagar sueldos y pensiones, amenaza grave para la existencia del Euro y que no requiere solo ajustes, sino revertir estos cinco años desquiciados. Pero no hay razones para sorprenderse y hasta las palomas conocían la curva del neocomunismo- populismo, menos los tarúpidos que la trazaron. En 2008, Europa se modernizaba había dinero abundante para derrochar, pero a partir de la crisis financiera, en vez de de austeridad, España se endeuda para despilfarrar más. La quiebra de empresas destruía 10% de empleo privado, pero la irresponsabilidad oficial contrata 150.000 empleados públicos, pagados con impuestos, más deuda, sustracción recursos a la inversión en servicios, e inflación.

Más créditos para funcionar que hipotecan y empobrecen al país. En los días de esplendor, las acreencias eran moderadas, 35% del PIB, un cuarto de la actual (130%), y ante la amenaza a la existencia del euro, el Banco Central Europeo rescata España, Portugal, Italia y Grecia, “compra”-perdona la deuda en 2012. Como un amigo rico, asume la hipoteca, las vacaciones, el carro, el colegio y las tarjetas de crédito del derrochador. Luego Mariano Rajoy en 2015 la reduce relativamente con respecto al PIB, pero faltaba mucho, había que continuar los cambios y lo defenestran, luego de que libra a España de ser Grecia. Pedro Sánchez es presidente provisional desde junio de 2018 hasta enero de 2020, con Podemos en la calle, la bestia rugiente del populismo “indignado”. Luego de las elecciones de noviembre 2019, Sánchez pacta con el Diablo, entrega el alma por la investidura, 167 a 165 votos y se alía con todo bicho de uña y pezuña: anticapitalistas, antiespañoles, Podemos, PNV vasco, Esquerra Republicana, ecosocialistas, exterroristas y mete cocodrilos en la piscina. Alfredo Pérez Rubalcaba, dirigente histórico del PSOE, habló del “gobierno Frankenstein que pondría en jaque la integridad de España. Esa alianza de ultras realiza su desvencijada agenda, y los resultados son envilecimiento de la vida política y entropía social. Una perspectiva de eggs-head universitarios, sin sentido de la realidad, librescos, fanáticos, culturalmente primitivos, inventan problemas que no son, empeoran los que son y quienes no comparten sus alucinaciones son parásitos, ladrones, heteropatriarcales, tránsfobos, o cualquier otra ocurrencia imbécil.

Aumentan el salario mínimo en 50%, a 1080 euros, no por incrementar productividad y los dividendos, sino por populistas, con la consecuencia universal: si suben los costos de las empresas y bajan las ganancias, se reducen la inversión y la contratación. Antikapitalistas, su fin es la bancarrota de empresas y celebran que por primera vez en la historia española, se crean más empleos improductivos públicos, que en las empresas. A diferencia del resto de Europa, no se recupera del ingreso familiar en la post pandemia, pero si la tasa de inflación más alta de la UE. La ruina la pregonan los datos: 70% de los hogares, siete de cada 10, gasta más de lo que gana, no producen lo suficiente para vivir. De estos, casi la mitad consumen sus ahorros y se endeudan, clase media arruinada, rasgo propio del populismo. Para 2022, las familias redujeron su consumo básico en 25%. Y como en todo Frankenstein progre, la inflación reduce el salario e incrementa la riqueza de los dueños de activos, los ricos. Eso hasta la cubanización cuando los desequilibrios devalúen los activos y los ricos se empobrezcan, quedando “la casta”, la nomenclatura, que se beneficia porque el alza de precios aumenta la recaudación. La saña contra las familias se plasma en el impuesto sucesoral más alto del mundo, 81%. España es la última en Europa en creación de empleos y la primera en ruina de la clase media, aunque anda en redes una sopa de murciélago que pretende camufla la contratación burocrática como “empleo”, siendo un costo improductivo que paga la sociedad con impuestos e inflación.

El antikapitalismo quiebra a los trabajadores “autónomos” (emprendedores) y microempresarios. Los que producen 630 euros al mes pagan más de 40% de impuesto, para desnucarlos como pollos. En Francia, Alemania y Portugal estos pagan impuesto cero para estimular que la gente se gane la vida por su cuenta, con más razón si no hay puestos de trabajo. Un elevado componente de gasto fiscal en Europa son las pensiones de retiro, por las dinámicas demográficas de la sociedad moderna: envejecimiento, déficit de natalidad y bloqueo ideológico para enfrentarlos. La edad más frecuente en la población española es 43 años) en el ten top de las más altas “modas” etarias de los desarrollados. Además, 20% de la población es mayor de 65 años, hay 125 personas mayores de 65 años por cada 100 menores de 16. Pero la fresa de la torta: mientras el salario mínimo es de 1080 euros, las pensiones son de 1300. Encima la alta inflación se come los fondos de pensiones, lo que conocemos muy bien. Según los expertos, en pocos años, cuatro personas en edad de trabajar tendrán seis pensionistas a su cargo y decimos personas en edad de trabajar” y no “personas trabajando, porque 40% de los jóvenes está en paro, y la explosiva tendencia lleva a que cada dos trabajadores sostendrán a cinco pensionistas, tema sobre el que escribo desde hace varias décadas. Si España no entierra el sozialistsch con su fiebre impositiva que ahuyenta a los kapitalistas y fomenta el desempleo, va para Atenas o Buenos Aires. El presidente Macron tuvo el coraje de asumir el costo político de diferir la edad de jubilación (apenas) dos años y aplastar a las mafias, no de sindicalistas, sino de vividores sindicales, que creyeron asustarlo con un bochinche pirómano.

Para enfrentar los retos, envejecimiento, seguros, pensiones, salud, educación, y los trágicos efectos de la guerra, desindustrialización, fuga de empresas, precio de la energía, alto presupuesto militar, destrucción de la clase media, España tendría que cumplir condiciones, dos de ellas con dificultad 10 y la tercera, aberrante. 1) Desde el crecimiento cero actual, llevarlo a 34% al año 2) Incrementar la tasa de natalidad, la más baja de Europa, y crear empleos para ellos 3) Mantener estable la esperanza de vida, hoy la tercera más alta del mundo, para que no colapse el sistema de retiro. La herencia de los burros sozialistsch destruye la industria inmobiliaria. El alza de tasas de interés, la mayor desde que existe la zona Euro, hace crecer la cuota mensual de un crédito standard para vivienda de 150 mil euros, desde 532 a 778 euros, y casi imposibilita adquirir una. Esta cofradía de marimondas totalitarias comete desde crímenes graves: ley para que malvivientes y okupas confisquen casas de la gente normal, corrompen el oficio político, el erario público, invaden la vida privada, el hogar y hasta las camas de la gente; corrompen la evolución natural e íntima de los niños y su maduración existencial, fomentan las crisis de identidad, la pederastia; profanan tumbas para la falsificación stalinista de la historia. Y perpetran mamarrachos ridículos: la “Ley trans”, la “Si-es-si”, beneficio para mil abusadores sexuales, cursos para aprender a masturbarse, sobre “nuevas masculinidades”, “sexo no binario”, “sexualidades fluidas”. Cuestionan premio de una media maratón femenina “por machista”, hacen escándalo porque la mayoría abrumadora de mujeres prefieren amarse con un hombre que tocarse solas, y piden una cuota de gordos en la política. Viví la revolución con intensidad y entendí que sus impulsores se dividían en dos ramas: tiranos crueles, e ideólogos ingenuos-inútiles, pero nunca éstas marimondas burlescas.

@CarlosRaulHer
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