Por los Llanos de Apure
PEDRO E. PIÑATE B. para el conocedor del llano y la ganadería, el libro no tiene principio ni final; las páginas vuelan, van y vienen entre los dedos pasándolas hacia adelante o atrás, una y tantas...
Hace 10 años, tuve la fortuna de recibir del amigo empresario ganadero Asdrúbal Hernández Urdaneta “con quien comparto la pasión por el llano, su gente y sus costumbres y la admiración y respeto por el trabajo del campo”, el invalorable obsequio y amable dedicatoria, de la última edición de la obra inmortal de Fernando Calzadilla Valdés: Por los Llanos de Apure.
La edición dedicada a la memoria del doctor Asdrúbal Hernández Vásquez (1917-1967) “quien entregó su vida al desarrollo y progreso del llano apureño y la ganadería venezolana”, estuvo a cargo de Armando Michelangeli Ayala, Asdrúbal Hernández Urdaneta y Alcira Hernández de Espinosa. En 342 páginas de inmejorable diseño gráfico, color e impresión, lograron reunir el ayer de nuestro llano y ganadería tal como descrito de la pluma de su autor, con el hoy, gracias a más de 300 fotografías e ilustraciones.
Al final destaca el escrito del amigo Asdrúbal a la memoria de su padre resumiendo su obra como ganadero ejemplar y fundador entre varias exitosas empresas, de la Productora Hernández, S.A. (Prohesa). También como padre de familia, cuyos hijos continuaron la estirpe y saga en la actividad principal del llano que es la ganadería, “por el compromiso que significa esta herencia”.
La edición fue por demás oportuna y alentadora frente a esa Venezuela de ingresos petroleros inimaginables que incitaban y financiaban el facilismo importador, de espaldas al campo en favor de los puertos. Así logró un cometido promotor extraordinario que perdura. Para quien no conozca del llano y de nuestra ganadería, permite valorar en su más justa y real perspectiva, el trabajo, inversión productiva y labor conservacionista que han realizado y realizan nuestros ganaderos en esos pocos hatos llaneros que todavía la marabunta permite trabajar.
Mientras para el conocedor del llano y la ganadería, el libro no tiene principio ni final; las páginas vuelan, van y vienen entre los dedos pasándolas hacia adelante o atrás, una y tantas veces más. Esto porque juntos el texto y las hermosas fotografías, logran el maravilloso efecto de que el lector se sienta como un llanero más en su caballo, al paso y en medio de la más grande sabana apureña, arreando una punta de ganado, soñando con el sol de los venados. ¡Que afortunado!
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