Coronando tu éxito
Lecciones de la cruda verdad del líder desnudo
La fuerza del líder nace de la honesta disposición de escuchar las voces disímiles y de la aceptación de sus fallas
Héctor Coronado
¿Qué ocurre cuando un líder pierde la capacidad de ver su propia realidad? La fábula del rey desnudo nos ofrece una metáfora poderosa sobre los peligros del autoengaño en el liderazgo. Aquel monarca que caminó orgulloso en su inexistente traje mientras todos callaban su desnudez, representa hoy a muchos ejecutivos rodeados de adulación y desconectados de la verdad.
El fenómeno tiene bases psicológicas profundas. Según Jeffrey Pfeffer, profesor de Stanford, el poder distorsiona nuestra percepción de tres maneras críticas: crea una ilusión de control, reduce la capacidad de empatía y nos hace sobreestimar nuestras capacidades. Un estudio del MIT con 5.000 ejecutivos reveló que cuanto más alto asciende un líder, menor es el feedback honesto que recibe, creando una peligrosa burbuja de autocomplacencia.
El caso de Kodak es emblemático. A pesar de haber inventado la cámara digital en 1975, sus líderes insistieron en el negocio del film por décadas. El ex CEO Antonio Pérez admitió: "Estábamos tan enamorados de nuestro éxito pasado que no vimos el tsunami digital". Esta ceguera estratégica los llevó a la bancarrota en 2012.
Pero existen alternativas transformadoras. Cuando Alan Mulally llegó a Ford en 2006, instituyó lo que llamó "reuniones de verdades": sesiones donde cada ejecutivo debía presentar sus problemas en rojo, amarillo o verde. Al principio nadie usaba el rojo, hasta que un día Mulally preguntó: "¿Están diciendo que entre todos nuestros proyectos, ninguno tiene problemas?" El silencio fue revelador. Esta práctica salvó a Ford de la crisis de 2008 sin necesidad de rescate gubernamental.
Para aplicar estas lecciones, los líderes deben crear sistemas que rompan el silencio cómplice. Primero, implementando canales seguros para feedback anónimo. Segundo, rodeándose de "abogados del diablo" designados para cuestionar el statu quo. Tercero, practicando lo que Ray Dalio llama "transparencia radical", donde los errores se discuten abiertamente como oportunidades de aprendizaje.
Las consecuencias de ignorar estas prácticas son graves. Un estudio de PwC con 500 empresas fallidas mostró que el 83% tenían culturas donde el líder rechazaba críticas. Por el contrario, organizaciones como Pixar han institucionalizado la crítica constructiva a través de sus "Braintrust", donde cualquier miembro puede cuestionar proyectos sin importar jerarquías.
El verdadero liderazgo no consiste en mantener apariencias, sino en tener el coraje de preguntar regularmente: "¿Qué no estoy viendo?" Como el niño que gritó la verdad en el cuento, las voces más valiosas son a menudo las más incómodas. La pregunta que queda resonando es: ¿qué precio está dispuesto a pagar su organización por las verdades que nadie se atreve a decirle?

El poder distorsiona nuestra percepción de diversas maneras. CORTESÍA
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