Ana Carolina Arias.- Pasadas las 12 del día, los palmeros bajaron del cerro El Copey cargando la palma que será bendicida este próximo Domingo de Ramos.

Como cada viernes de Concilio, desde hace 268 años, los miembros de la Asociación de Palmeros Asuntinos y del Valle del Espíritu Santo, cumplieron con esta tradición.

El sonido de la guarura, un caracol gigante que acostumbran a soplar, es la señal de su llegada al sector Quebrahacho, en el municipio Arismendi.

Este año 50 palmeros, entre ellos 4 mujeres, ganaron el premio de participar en esta tradición ancestral, pues de acuerdo a sus códigos cumplieron con las actividades establecidas en el año.

Eduardo Marcano, presidente de la Asociacion de Palmeros Asuntinos, expresó su alegría por seguir manteniendo esta tradición que los llevó en el año 2019 a obtener la declaratoria de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco, por sus buenas prácticas ecológicas y ambientales. Informó que este año el Minec aprobó la poda de 350 hojas, precisamente para preservar la especie, y se considera una cantidad suficiente para la entrega a las distintas parroquias eclesiásticas de las islas de Margarita y Coche.