Voy, voy, voy como mamá. Soy, soy, soy como mamá
ROSARIO ANZOLA
Voy, voy, voy como mamá. Soy, soy, soy como mamá. Quiero ser como mamá. Este es el estribillo de una de mis canciones (Voy como mamá), la que más gusta a las niñas. Dicha canción dice en algunos de sus versos: De zapatos de tacones, voy repartiendo razones, al derecho y al revés… O Voy con la boca pintada y siempre muy arreglada a saludar a papá… O Cuando tenga mi cocina, voy a tener oficina y un castillo de papel. O Voy a tener una hijita que me quiera y me repita como yo hago con mamá.
Uno de los juegos preferidos de las niñas es imitar a sus
madres, repiten así las rutinas domésticas y laborales de las mamás y van
definiendo inclinaciones, gustos e intereses.
Más allá de querer discutir la temática de los roles sexuales y
del feminismo, quiero plantear la realidad de que ponerse los zapatos de mamá,
colgarse su cartera, adornarse con sus abalorios, pintarrajearse con los
lápices labiales y hablar como ella ha sido siempre el más espontáneo y
entusiasta de los entretenimientos.
Ahora bien, de un tiempo a esta parte se ha ido imponiendo una
moda perversa: “disfrazar” a las niñas, y coloco comillas a este verbo porque
no me refiero a los carnavales sino a un empeño desvirtuado en vestirlas y
arreglarlas como si fueran mujeres adultas. He visto con espanto concursos
donde a las pobres criaturas les ponen pestañas postizas, trajes ceñidos con
escotes, bañadores reveladores y maquillajes propios de cabareteras.
Y eso no es todo: las someten a interminables sesiones de
modelaje para que aprendan gestos, coqueteos y discursos de misses o de
bailarinas de ritmos de connotaciones eróticas.
Estas Minimisses o Miniartistas o Minimujeres resultan de lo más
divertidas para mucha gente sin conciencia del daño que les hacen a las niñas.
No solo porque les están cercenando la infancia sino porque
también les están cercenando la dignidad, al conducirlas por sendas que carecen
del mínimo sentido del respeto a su condición de mujer.
Hay que ocuparse seriamente de desmontar esta moda en el hogar,
en la sociedad y en los medios.
Mínimo sentido del respeto a su condición de mujer.
cuentosdepipiolos@gmail.com