ÁLVARO MONTENEGRO FORTIQUE
En una edición del libro Confesiones de san Agustín hay una nota erudita para aclarar el capítulo VIII, que trata de cómo el santo aprendió a hablar en su infancia, y reza así: “Los antiguos, según san Isidoro, dividían la vida del hombre en seis edades, esto es, en infancia, que comprendía los siete primeros años desde que se nace y la puericia los siete siguientes.
La adolescencia comprendía otros 14 años y se extendía hasta los 28. La juventud se concluía a los 50 años. La varonía o gravedad (que es la edad media entre juventud y vejez) duraba hasta los 60 años. Y últimamente la vejez, que no tiene más término que la muerte”.
Una máxima del aristócrata Francisco VI, Duque de La Rochefoucauld, alerta con agudeza que “pocos saben ser viejos”. El filósofo Michel de Montaigne, conocido por sus ensayos y su lema ¿Qué sé yo?, fue contundente al afirmar: “Prefiero ser viejo mucho tiempo, a serlo antes de la edad”. Por su parte, el dramaturgo Pierre Corneille aseguraba que la vejez era encantadora al escribir: “La dicha perfecta llega con el atardecer, para quien supo emplear con fruto la jornada”.
El novelista francés André Maurois en su obra “Un arte de vivir” dedicó un capítulo para “el arte de envejecer”, en el cual define a la vejez como “el sentimiento de que es demasiado tarde, de que la partida está jugada, de que la escena pertenece en adelante a otra generación; el verdadero mal de la vejez no es el debilitamiento del cuerpo, es la indiferencia del alma”. Y se pregunta: ¿es posible no envejecer?, y contesta que no, pero que se puede envejecer bien y que el secreto consiste en no abandonarse jamás.
“Lo que se ha hecho en la víspera, podemos hacerlo hoy; lo que se ha dejado de hacer se ha perdido para siempre (...)Los hombres que envejecen menos aprisa son los que han conservado razones de vivir. Envejecer no es más que una mala costumbre; el hombre ocupado no tiene tiempo de adquirirla”.
En 1982, la ONU en la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento acordó considerar como ancianos a las personas mayores de 60 años. La Medicina llama edad intermedia a la comprendida entre 45 y 60 años; senectud gradual desde 60 a 70 años; senilidad o vejez declarada a partir de los 70, y longevidad alrededor de los 90 años. Ahora, según la OMS, las personas entre 60 y 76 años son consideradas de edad avanzada; entre 76 y 90 años ancianas, y de 90 en adelante grandes longevos.
Las proyecciones de la OMS
En 2017, la OMS advirtió que para el 2020 el número de personas de 60 años o más será superior al de niños menores de cinco años; y en el 2050 uno de cada cinco habitantes del planeta tendrá 60 años o más, o sea, 2.000 millones.
Los adultos mayores en la Constitución
El artículo 80 de la Constitución de Venezuela establece que el Estado garantizará a los ancianos el derecho a un trabajo acorde con aquellos que manifiesten su deseo de laborar y estén en capacidad para ello; que los mayores de 55 años tengan pensión de vejez, no hagan colas en los bancos y en otras instituciones, tengan asientos preferenciales en el transporte público, descuentos en los pasajes, en cines, teatros y en otros eventos.
En cifras
76 es el puesto que ocupaba Venezuela, en el año 2015, en el Global AgeWatch Index de Inglaterra (índice para medir el bienestar de las personas de la tercera edad en el mundo). Panamá era el 20; Chile el 21 y Uruguay el 27.
Los países con mayores índices de bienestar
La organización británica HelpAge publicó desde 2012 hasta el 2015 el índice Global AgeWatch Index para medir el bienestar de los ancianos en cuatro áreas: seguridad salarial, salud, capacidades personales y ambiente social favorable. En 2015 los primeros puestos los tenían Suiza, Noruega, Suecia, Alemania y Canadá como los mejores países del mundo para ancianos.
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones