Sombras del Mal: Algunas reflexiones sobre los asesinos en serie
La información oportuna, captura y enjuiciamiento de asesinos seriales permite a la sociedad advertir que no hay crímenes impunes
Los especialistas que han estudiado el tema de los asesinos en serie han señalado que en muchas oportunidades factores externos, como crisis laborales, inflación, guerras, se convierten en los gatillos que disparan en algunas personas el deseo incontrolable de matar.
Muchas de las historias que hemos conocido provienen de países en los que existe libertad de prensa y los medios se hacen eco de los crímenes, los divulgan y advierten a la ciudadanía sobre la presencia de depredadores. Muchas veces esas advertencias llevan a la detención de los criminales; a veces se generan verdaderas olas de terror que sacuden a ciudades y países mientras los criminales se mantienen en libertad.
Pero, ¿qué sucede cuando estos asesinos actúan en países en los que la libertad de información está severamente afectada o es inexistente? Muchos de los crímenes se mantienen bajo secretos policiales, muy pocos escapan hacia la luz pública y se hacen del conocimiento de la población.
Muchos de esos casos no son vinculados y pasarán años de impunidad en los que los criminales acumularán decenas de víctimas mientras la ciudadanía se mantiene ciega en manos de voraces asesinos.
Los países en crisis, sean políticas, económicas o sociales, son pasto para el surgimiento de estos sujetos. Países con procesos de transformación social y económica vieron el surgimiento de sujetos que, asesinando, pretendían vengar sus derrotas personales.
China entre finales del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI, vivió un proceso de cambios que afectó a millones de personas, allí asesinos como Gao Chengyong cometieron decenas de crímenes y muchos pasaron desapercibidos por más de 20 años.
Con una población de casi mil 500 millones de habitantes, en China es un misterio saber cuántos asesinos en serie hay. El secretismo impide estudiar el tema. Estudios realizados arrojan que en el gigante asiático solo hay 62 asesinos seriales conocidos, esta cantidad comparada con los más de 300 existentes en Estados Unidos, con 332 millones de habitantes, hace sospechar sobre la veracidad de esa data.
Sin embargo esto no quiere decir que los casos no se investiguen, la policía China es conocida por su altísima efectividad, y el extremo control social que ejercen, esto aunado a una estrecha relación con los medios estatales permiten extender el brazo de la justicia, aunque como sucede en la mayoría de los casos de asesinos en serie, sus capturas son más producto de casualidades y accidentes que a eficientes procesos de investigación.
La captura y condena de asesinos en serie representa hitos importantes en la búsqueda de justicia para las víctimas y sus seres queridos. Además sirve de advertencia sobre los peligros de la violencia desenfrenada y el papel que juegan las fuerzas del orden en el mantenimiento de la seguridad pública. De cara al futuro, es fundamental seguir abordando y estudiando este apasionante tema.
Muchas de las historias que hemos conocido provienen de países en los que existe libertad de prensa y los medios se hacen eco de los crímenes, los divulgan y advierten a la ciudadanía sobre la presencia de depredadores. Muchas veces esas advertencias llevan a la detención de los criminales; a veces se generan verdaderas olas de terror que sacuden a ciudades y países mientras los criminales se mantienen en libertad.
Pero, ¿qué sucede cuando estos asesinos actúan en países en los que la libertad de información está severamente afectada o es inexistente? Muchos de los crímenes se mantienen bajo secretos policiales, muy pocos escapan hacia la luz pública y se hacen del conocimiento de la población.
Muchos de esos casos no son vinculados y pasarán años de impunidad en los que los criminales acumularán decenas de víctimas mientras la ciudadanía se mantiene ciega en manos de voraces asesinos.
Los países en crisis, sean políticas, económicas o sociales, son pasto para el surgimiento de estos sujetos. Países con procesos de transformación social y económica vieron el surgimiento de sujetos que, asesinando, pretendían vengar sus derrotas personales.
China entre finales del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI, vivió un proceso de cambios que afectó a millones de personas, allí asesinos como Gao Chengyong cometieron decenas de crímenes y muchos pasaron desapercibidos por más de 20 años.
Con una población de casi mil 500 millones de habitantes, en China es un misterio saber cuántos asesinos en serie hay. El secretismo impide estudiar el tema. Estudios realizados arrojan que en el gigante asiático solo hay 62 asesinos seriales conocidos, esta cantidad comparada con los más de 300 existentes en Estados Unidos, con 332 millones de habitantes, hace sospechar sobre la veracidad de esa data.
Sin embargo esto no quiere decir que los casos no se investiguen, la policía China es conocida por su altísima efectividad, y el extremo control social que ejercen, esto aunado a una estrecha relación con los medios estatales permiten extender el brazo de la justicia, aunque como sucede en la mayoría de los casos de asesinos en serie, sus capturas son más producto de casualidades y accidentes que a eficientes procesos de investigación.
La captura y condena de asesinos en serie representa hitos importantes en la búsqueda de justicia para las víctimas y sus seres queridos. Además sirve de advertencia sobre los peligros de la violencia desenfrenada y el papel que juegan las fuerzas del orden en el mantenimiento de la seguridad pública. De cara al futuro, es fundamental seguir abordando y estudiando este apasionante tema.
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