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Sombras del Mal: La dinastía mortal de las Tofana

Abuela, madre y nieta. Tres mujeres se especializaron en los venenos y se convirtieron en ángel ejecutor de maridos maltratadores

  • CARLOS D' HOY

01/10/2023 06:00 am

La historia de los asesinos en serie es larga, tanto como la historia del hombre… y de la mujer. Asesinos en serie los ha habido en toda época y en todos los países, se cree que ellos son el origen de muchos de esos mitos y cuentos infantiles, en los que un gran mal acecha en las sombras, en los bosques y parajes solitarios.

En esta oportunidad, conoceremos a una historia de tres mujeres, Tufania de Palermo, matrona de la familia, su hija, Teofania d´Adamo y su nieta Giulia Mangiardi, La primera nació a finales de 1500 en Palermo, Sicilia. Entre las tres se cuentan más de 600 asesinatos.

Hagamos un aparte para ubicarnos en los tiempos en los que ellas vivieron: Una época en la que los matrimonios eran concertados. Poco o nada tenían que ver los futuros esposos, y menos aún las mujeres.

Los matrimonios arreglados garantizaban ganancias para las familias, pero, por lo general, eran un infierno para las esposas que quedaban atadas a relaciones de abuso y maltrato.

Volvamos a nuestra familia. La matrona, Tufania de Palermo, fabricaba y vendía maquillaje, con base de arsénico. Esos polvos eran usados por sus clientes para envenenar a sus víctimas. Tras varias muertes sospechosas, Tufania fue perseguida por el virrey de Palermo, el español Fernando Afán Enríquez de Ribera y Téllez-Girón, y enviada a la hoguera.

Llegó el turno de su hija, Teofanía d´Adamo, la más famosa de la familia, creadora del Aqua Tofana, o Agua Tofana, un veneno indetectable, sin sabor, ni olor, que la hizo famosa hacia 1640. Según algunos estudiosos, su primer envenenamiento lo cometió a los 16 años.

Teofanía ofrecía su producto a mujeres maltratadas o traicionadas. Hacia 1659, otra oleada de envenenamientos de maridos y amantes de damas de alta sociedad y de comerciantes llamó la atención de las autoridades.

El papa Alejandro VII ordenó a la Inquisición investigar los casos y, con su método tradicional, la tortura, dieron con Teofanía.

Intentó refugiarse en una abadía, pero terminó en manos de la “justicia”. Torturada, confesó unos 600 envenenamientos, incluido el de su marido Francesco d'Adamo, el del duque de Anjou y el del papa Clemente XIV.

A los 70 años de edad fue ejecutada en Palermo y su cadáver fue lanzado a la abadía que la protegió, prohibieron sepultarla.

Giulia, huérfana de padre y de madre, se hizo de la “perfumería”. Investigó y perfeccionó el Acqua Tofana, la hizo más efectiva, bastaban unas gotas de la mezcla que contenía arsénico y antimonio, cada día en la comida de la víctima, para cumplir el objetivo.

Era un mundo civilizado, pero salvaje, sus clientes aumentaron y con ellos los problemas. La maldición familiar la seguía, intentó alejarse, pero una buena amiga, María Aldobrandini, condesa de Ceri, maltratada por su marido, la convenció de venderle el Acqua. Le dijo: una gota en la sopa o en el vino, pero la condesa, presa de los nervios, se excedió y envenenó a marido, levantando sospechas. Fue detenida junto a Giulia.

Giulia fue ejecutada en Roma, en Campo de Fiori, junto a su hija, Girolama Spera, “la Astroliga della Lungara”, y otras tres mujeres.

Como punto final podemos recordar que el músico Wolfgang Amadeus Mozart, hacia 1791, dijo que sospechaba haber sido envenenado con Acqua Tofana, casi 100 años después de la muerte de las Tofana.


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