La música, sea cual sea el género, es una de esas escaleras maravillosas que le permiten a las personas, no importa su origen, escalar, salir adelante y de pronto pasar de unos desconocidos, a convertirse en estrellas. Venezuela conoce muchos casos de esas voces que de pronto saltaron a la fama y nos acompañaron y de paso, le dieron la oportunidad a sus dueños, de salir adelante y construirse un futuro.

El 6 de julio de 2015 un vidrio roto, grito y un disparo rompieron el silencio de la noche de Tinaquillo, estado Cojedes. Un balazo atravesó el pecho de Elisa Guerrero y acababa con sus sueños. Apenas tuvo la fuerza para salir de su casa y ser auxiliada por un vecino, quien la llevó a un centro de salud, donde poco se pudo hacer debido a la gravedad de la herida. Ese día se apagó la voz de “La Veguera”, como era conocida en el mundo del canto de la música criolla.

Elisa del Carmen Guerrero Brizuela nació el 21 de septiembre de 1979 en el Barrio El Jobo, Puerto de Nutrias, en el estado Barinas, era hija del cantante de música llanera Octaviano Guerrero y prima del también cantante Jorge Guerrero.

Su niñez y juventud transcurrió como la de otros tantos miles de niños que crecen en el llano venezolano, vivió sus primeros años junto a su familia al caserío Moniquero ubicado a orillas del Río Apure, allí estudió y junto a sus hermanos ayudó asu familia en sus labores, tanto en el campo como en la casa.

Pero la sangre llama, la influencia de su padre y su primo hicieron que desde su niñez fuese despuntando como intérprete de la música insignia del folclore nacional, arpa, cuatro y maracas se convirtieron en sus acompañantes y paso a paso comenzó a labrar su camino.

Así llegó a su adolescencia y la influencia de los cantautores Dámaso Figueredo y Francisco Montoya; y a los diecisiete años decidió incursionar en el medio musical y así nacía su carrera. Participó en festivales nacionales e internacionales, en los que logró ganar 33 competencias, e hizo 18 segundos lugares en los renglones de pasaje sabanero y joropo.

Luego de que ganara el festival “Panoja de Oro” con el tema "La Pobre Campesina", del compositor Joel Velásquez, el último año del siglo pasado, se inicia su carrera profesional. El año 2001 graba "Bajo el Cielo Azul del Llano", su primer disco y a finales del 2002 grabó su segundo disco “Juro que te gusto”, durante su carrera grabó seis discos.

Así, entre conciertos, y grabaciones, su vida fue evolucionando, tuvo dos hijos y logró construirse una casa en la población de Tinaquillo, donde dormía en una hamaca la madrugada del 6 de julio de 2015, cuando un grupo de asaltantes, luego de envenenar a los perros de la cantante, logró ingresar a la vivienda.

La sorprendieron y cuando gritó, los asaltantes no dudaron en dispararle en el pecho, malherida logró acercarse hasta los cuartos de uno de sus hijos y su hermana a quienes les dijo que no saliera, luego se desfalleció en la cocina y moriría más tarde en un centro de salud al que fue trasladada.

Quizá lo más triste de esta historia es que entre los principales implicados en el crimen se encuentran su doméstica, Petra Ramona Quiroz, que según la fiscalía habría facilitado información a los delincuentes sobre los bienes que tenía la cantante en su casa, y el hijo de Quiroz, un adolescente de 15 años, quien disparó el arma.