"La Gata" Luciani, 50 años preparando la mejor torta de chocolate de Caracas
Su nombre es Carmen Elena Luciani Uribe, pero todos la conoce como "La Gata", cumplió 88 años y sus amigos la admiran por ser una emprendedora comprometida y por su sensibilidad social
Se llama Carmen Elena Luciani Uribe, pero todos en Caracas la conocen como “La Gata”, apodo que le viene por sus ojos verdes, su fama se debe a su simpatía y a sus tortas, especialmente a la de chocolate, que ha sido calificada de antología, como lo testimonian sus amigos y clientes, que ya suman tres generaciones, porque “La Gata” se inició en estos menesteres de la pastelería desde muy joven.
“Mi madre siempre nos enseñaba a preparar platos diferentes; recuerdo que me fascinaba cocinarle a papá, hasta que en un momento dado me ví en la necesidad de ganar dinero y confeccionar dulces para venderlos”, así narra “La Gata" sus inicios en estas lides.
De los 88 años, recién cumplidos, lleva 50 consintiendo paladares de grandes y pequeños, porque al igual que una comida, una piñata inolvidable tiene que incluir la torta y los dulces de esta mujer valiente y divertida, quien nunca se amilanó ante ninguna dificultad y que crió a cinco hijas batiendo chocolate.
María Margarita Gómez Luciani recuerda algunos momentos importantes en la carrera de su madre como pastelera. Empezó encargándose de los postres del Club Paraíso, centro social caraqueño que junto al Caracas Country Club, aglutinaba a las familias más aristocráticas de Caracas. Simultáneamente, agrega, elaboraba tortas de navidad y de chocolate por encargo. Fue así como se dio a conocer como repostera.
En su afán por hacer lo mejor realizó cursos de cocina en Nueva York, mientras estudiaba en la Academia de Goshen. Luego en Venezuela prosiguió ampliando sus conocimientos con dos artistas de la cocina, Carlota Gallegos Mancera de Castillo Rey y Glenda Frontado de Fonseca, posteriormente aprendió otros trucos con la chef Helena Ibarra, así como en los Restaurantes Hector’s y El Gazebo, ambos, en su momento, llegaron a enarbolar la bandera de los mejores de Caracas.
Pero "La Gata" también ha querido compartir sus conocimientos y por ello ha dictado, junto con otros chefs, cursos de repostería, actividad que ha servido para beneficiar a instituciones sin fines de lucro, lo que pone de manifiesto su generosidad que va a la par de su profesionalismo.
En su historial hay que sumar la edición del libro El divino placer de comer sabroso (1995), en cuya publicación trabajó junto a Maribel Arocha de Chellini y fue a beneficio de dos fundaciones, una de ellas la Fundación Nuevo D.I.A. (Desarrollo Integral del Autista).
"La Gata" agrega: “Todas crecieron y se graduaron en diferentes carreras universitarias, que también ejercieron. Y después, por destino de la vida, se vieron involucradas en el mundo de la repostería.”
De los otros postres que le encargan a "La Gata", entre los más solicitados están la torta de guanábana, la torta María Luisa que prepara con la receta original porque lleva guayaba y la de dulce de leche. También figuran las polvorosas, guayabitas, papitas de leche, suspiros, galletas de mantequilla, galletas choco chip, brownies, alfajores y brookies.
Se casó con Gustavo Gómez Lesseur, hermano de mi tía politica, y se quedó con cinco hijas. Para mejorar su vida familiar comenzó con los postres.
Como en toda casa había un solo horno y ella se pasaba toda la noche haciendo tortas, porque horneaba una a la vez. Entonces se acostaba y ponía el despertador y cuando sonaba se levantaba a hornear la siguiente. Así pasaron los años hasta que logró comprar un horno profesional, de esos que le caben varias tortas y se pueden hornear varias al mismo tiempo.
Era copeyana fanática y siempre manifestó su sentimiento democrático, por eso, una Navidad decidió no quitar el arbolito, una protesta en contra de lo que sucedía. Pasaron los años y cuando uno iba a buscar las tortas a su casa, el arbolito de Navidad lo seguías viendo, así fuera julio.
Con el transcurrir de los años y superando la diferencia de edad, “La Gata” y yo nos hicimos muy amigos, aunque con sus hijas, “Las gaticas”, también hay una buena amistad.
Concha, que por muchos años estuvo en la organización de la Cena de la Competencia que se celebraba a beneficio de la OPAN (Organización de Protección al Niño), recuerda la participación de "La Gata”, donde además de llevar su torta de chocolate, que se ubicaba con los otros postres que aportaban las damas, cocinaba un plato principal, como el lomo de cochino en salsa de parchita y bayas rosadas. Imposible olvidarla con su gorro de chef color verde.
También hizo referencia a su compromiso como ciudadana, poniendo de manifiesto sus ideas sobre la democracia y apoyando siempre su defensa. "La bandera nacional estuvo por mucho tiempo flameando en la puerta de su casa. Su torta de chocolate es única, así como sus dulcitos".
Unos días antes del confinamiento universal, algunas amigas se reunieron en la residencia de "La Gata", una casa inconfundible por su fachada verde musgo. Todas ellas quisieron aprovechar esa fecha para rendirle también un homenaje por sus 50 años de trabajo.
Fue un encuentro íntimo, cargado de amistad, donde estuvieron sus amigas de siempre. En la mesa principal, presidiéndola, su torta de chocolate, tan alabada por todos. No faltaron esa tarde sus otras especialidades, todas un deleite que doblegaron la voluntad más férrea.
Sin lugar a dudas, un momento inolvidable para todos, pues compartir con Carmen Elena Luciani Uribe es recordar a la Caracas de los detalles, de las buenas costumbres, de las atenciones y de la alegría.
“Mi madre siempre nos enseñaba a preparar platos diferentes; recuerdo que me fascinaba cocinarle a papá, hasta que en un momento dado me ví en la necesidad de ganar dinero y confeccionar dulces para venderlos”, así narra “La Gata" sus inicios en estas lides.
De los 88 años, recién cumplidos, lleva 50 consintiendo paladares de grandes y pequeños, porque al igual que una comida, una piñata inolvidable tiene que incluir la torta y los dulces de esta mujer valiente y divertida, quien nunca se amilanó ante ninguna dificultad y que crió a cinco hijas batiendo chocolate.
Cristina Elena Gómez de De Luca, "La Gata" Luciani Uribe, Mary Gómez Luciani y Andreína Vogeler Gómez FOTOS CÉSAR PALACIOS
María Margarita Gómez Luciani recuerda algunos momentos importantes en la carrera de su madre como pastelera. Empezó encargándose de los postres del Club Paraíso, centro social caraqueño que junto al Caracas Country Club, aglutinaba a las familias más aristocráticas de Caracas. Simultáneamente, agrega, elaboraba tortas de navidad y de chocolate por encargo. Fue así como se dio a conocer como repostera.
En su afán por hacer lo mejor realizó cursos de cocina en Nueva York, mientras estudiaba en la Academia de Goshen. Luego en Venezuela prosiguió ampliando sus conocimientos con dos artistas de la cocina, Carlota Gallegos Mancera de Castillo Rey y Glenda Frontado de Fonseca, posteriormente aprendió otros trucos con la chef Helena Ibarra, así como en los Restaurantes Hector’s y El Gazebo, ambos, en su momento, llegaron a enarbolar la bandera de los mejores de Caracas.
Alida Castro de Hernández y Glenda Frontado de Fonseca
Pero "La Gata" también ha querido compartir sus conocimientos y por ello ha dictado, junto con otros chefs, cursos de repostería, actividad que ha servido para beneficiar a instituciones sin fines de lucro, lo que pone de manifiesto su generosidad que va a la par de su profesionalismo.
En su historial hay que sumar la edición del libro El divino placer de comer sabroso (1995), en cuya publicación trabajó junto a Maribel Arocha de Chellini y fue a beneficio de dos fundaciones, una de ellas la Fundación Nuevo D.I.A. (Desarrollo Integral del Autista).
Su trabajo de repostera lo compartió con el de madre, tuvo cinco hijas. Desde pequeñas la acompañamos en sus labores en la cocina, explica María Margarita Gómez, quien recuerda que tenía que dividir las tareas al elaborar los postres. "Una se encargaba de partir los huevos, la otra vertía la leche, otra pesaba la harina y así sucesivamente. En fin, toda una batalla en la cocina”.
"La Gata" agrega: “Todas crecieron y se graduaron en diferentes carreras universitarias, que también ejercieron. Y después, por destino de la vida, se vieron involucradas en el mundo de la repostería.”
Como otras tantas madres venezolanas también vio emigrar a tres de sus hijas. Carmen Elena vive en Estados Unidos, Cecilia en Canadá y Ana Teresa en España. A todas, la pastelería les ha ayudado a abrirse camino. Como era de esperarse, en la tercera generación, ese amor por la repostería está presente y es precisamente su nieta Andreína Vogeler Gómez, con una licenciatura en Administración de la Universidad Metropolitana y una maestría en Mercadeo en el IESA, quien ha sentido que en los postres está su futuro. Ella quiere continuar con el legado de su abuela y por ello se ha preparado al realizar un curso de chef pastelera.
Primerísimo primer plano de la famosa torta de chocolate de "La Gata" Luciani FOTO CORTESÍA
De las tortas que prepara "La Gata" la más solicitada es la de chocolate que se caracteriza por ser esponjosa y por el delicioso ponqué de chocolate dividido en 4 capas, rellena cada una con más chocolate que a la vez cubre todo su exterior en una gruesa y mórbida capa que se extiende por toda la superficie. La receta original ha perdurado en el tiempo con mínimos cambios, por eso es tan especial.
De los otros postres que le encargan a "La Gata", entre los más solicitados están la torta de guanábana, la torta María Luisa que prepara con la receta original porque lleva guayaba y la de dulce de leche. También figuran las polvorosas, guayabitas, papitas de leche, suspiros, galletas de mantequilla, galletas choco chip, brownies, alfajores y brookies.
TESTIMONIOS
Los admiradores de Carmen Elena “La Gata” Luciani no se limitan a alabar sus platos, también la aprecian por su espíritu emprendedor, su responsabilidad y su solidaridad. Muchos son sus amigos de juventud y otros se han sumado a la lista de amistades con el correr de los años. Todos tienen para ella palabras de reconocimiento.
"La Gata" Luciani con Álvaro Sucre Guruceaga FOTO CORTESÍA
ÁLVARO SUCRE GURUCEAGA
La Gata es tía política de mis primos, los Sucre Gómez, así que desde pequeño ella tuvo una relación cercana a nosotros. Además mi bisabuelo, Juan Eduardo Sucre era hermano de su abuela, por lo que es pariente cercana de los Sucre.
La Gata es tía política de mis primos, los Sucre Gómez, así que desde pequeño ella tuvo una relación cercana a nosotros. Además mi bisabuelo, Juan Eduardo Sucre era hermano de su abuela, por lo que es pariente cercana de los Sucre.
Se casó con Gustavo Gómez Lesseur, hermano de mi tía politica, y se quedó con cinco hijas. Para mejorar su vida familiar comenzó con los postres.
Como en toda casa había un solo horno y ella se pasaba toda la noche haciendo tortas, porque horneaba una a la vez. Entonces se acostaba y ponía el despertador y cuando sonaba se levantaba a hornear la siguiente. Así pasaron los años hasta que logró comprar un horno profesional, de esos que le caben varias tortas y se pueden hornear varias al mismo tiempo.
Era copeyana fanática y siempre manifestó su sentimiento democrático, por eso, una Navidad decidió no quitar el arbolito, una protesta en contra de lo que sucedía. Pasaron los años y cuando uno iba a buscar las tortas a su casa, el arbolito de Navidad lo seguías viendo, así fuera julio.
Con el transcurrir de los años y superando la diferencia de edad, “La Gata” y yo nos hicimos muy amigos, aunque con sus hijas, “Las gaticas”, también hay una buena amistad.
“La Gata” es una mujer que ha disfrutado de la vida, por eso no quería perderse ninguna fiesta y disfrutaba tanto de la música, como de la gente que se encontraba.
Astrid Gassman, Cristina Elena Gómez de De Luca, Ana Isabel Otero Ramia, Mary Gómez Luciani y Joyce Rothaug de Montenegro
JOYCE ROTHAUG DE MONTENEGRO
De sus 88 años, 50 los ha dedicado a la pastelería. Es un ejemplo como emprendedora, pues levantó a las cinco hijas a punta de tortas. Ha sabido involucrar a toda la familia en su trabajo y ahora, la nueva generación, integrada por sus nietas, también la siguen.
Es solidaria pues cedió un piso entero de su casa para que fuese sede de la Fundación Nuevo DIA, (Desarrollo Integral del Autista).
Para mí, su torta de chocolate es la mejor.
De sus 88 años, 50 los ha dedicado a la pastelería. Es un ejemplo como emprendedora, pues levantó a las cinco hijas a punta de tortas. Ha sabido involucrar a toda la familia en su trabajo y ahora, la nueva generación, integrada por sus nietas, también la siguen.
Es solidaria pues cedió un piso entero de su casa para que fuese sede de la Fundación Nuevo DIA, (Desarrollo Integral del Autista).
Para mí, su torta de chocolate es la mejor.
Concha de la Sota de Lanao FOTO MAYTE NAVARRO
CONCHA DE LA SOTA DE LANAO
"Yo puedo decir que es una mujer admirable, una gran luchadora. Pero también hay que destacar su sensibilidad social, siempre abierta a colaborar con las instituciones que se lo han solicitado".
"Yo puedo decir que es una mujer admirable, una gran luchadora. Pero también hay que destacar su sensibilidad social, siempre abierta a colaborar con las instituciones que se lo han solicitado".
Concha, que por muchos años estuvo en la organización de la Cena de la Competencia que se celebraba a beneficio de la OPAN (Organización de Protección al Niño), recuerda la participación de "La Gata”, donde además de llevar su torta de chocolate, que se ubicaba con los otros postres que aportaban las damas, cocinaba un plato principal, como el lomo de cochino en salsa de parchita y bayas rosadas. Imposible olvidarla con su gorro de chef color verde.
También hizo referencia a su compromiso como ciudadana, poniendo de manifiesto sus ideas sobre la democracia y apoyando siempre su defensa. "La bandera nacional estuvo por mucho tiempo flameando en la puerta de su casa. Su torta de chocolate es única, así como sus dulcitos".
DE CUMPLEAÑOS
"La Gata Luciani" estuvo de cumpleaños. Ya suma 88 y ahora cuenta con el apoyo de sus hijas, quienes afortunadamente han preservado la tradición y las recetas. Los encargos continúan llegando y en esa casa el olor a torta siempre invade cada rincón.
Unos días antes del confinamiento universal, algunas amigas se reunieron en la residencia de "La Gata", una casa inconfundible por su fachada verde musgo. Todas ellas quisieron aprovechar esa fecha para rendirle también un homenaje por sus 50 años de trabajo.
Fue un encuentro íntimo, cargado de amistad, donde estuvieron sus amigas de siempre. En la mesa principal, presidiéndola, su torta de chocolate, tan alabada por todos. No faltaron esa tarde sus otras especialidades, todas un deleite que doblegaron la voluntad más férrea.
Sin lugar a dudas, un momento inolvidable para todos, pues compartir con Carmen Elena Luciani Uribe es recordar a la Caracas de los detalles, de las buenas costumbres, de las atenciones y de la alegría.
Menena Borges, "La Gata" Luciani, cumpleañera; y Catira Lander
Christian Giaimo, Andreína Vogeler Gómez, Roger Prepo y Daniel Contreras
Astrid Gassman, Fany Montero de Gómez, Cristy Gómez Luciani e Irene Lesseur de Thielen
Oscar Leandro, Viviana Karam y Myriana Karam
El chocolate protagonista único de la torta de "La Gata" Luciani FOTO CORTESÍA
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