Soluciones
Candidaturas para los jóvenes
Los cogollos acusarán de folklóricas a candidaturas que representan cambios y defenderán a los de siempre, a los que creen que los puestos públicos son suyos
Claudio Fermín
Aunque no contamos con estadísticas oficiales sobre los jóvenes que se han ido del país todos sabemos que no hay hogar venezolano que no lleve a cuesta la tristeza de tener a uno de sus muchachos buscando una mejor vida en otras tierras. Muchos de ellos pasando trabajo, pero pescando oportunidades que no consiguen en su lar nativo. Nuestros sentimientos y oraciones, nuestra solidaridad toda está con ellos.
No se resignan a la pobreza ni al estancamiento, quieren formar una familia en las mejores condiciones y desarrollar sus proyectos de vida. Son nuevas generaciones que no se rinden. La inmensa mayoría sigue luchando en Venezuela. Se forman en las universidades y tecnológicos. Trabajan en el campo y en el comercio. Luchan contra el desempleo y el alto costo de la vida. Como emprendedores demuestran su iniciativa y su talento. Son el presente y futuro de sus familias.
Esa juventud talentosa y comprometida con cambiar el funcionamiento del país reclama y merece oportunidades. En Soluciones para Venezuela vamos a postular en nuestras listas a jóvenes de los más apartados rincones para que desde los Concejos Municipales y Alcaldías ayuden a construir la nueva sociedad que aspiran y trabajen para mejorar los servicios públicos, proteger el ambiente, dar prioridad a la salud y a la educación, desarrollar programas de ocupación positiva del tiempo libre, dar seguridad a los vecindarios y fortalecer las comunidades.
Vamos a abrirles puertas en ese cerrado mundo de las decisiones públicas en el que grupos impenetrables piden currículos a muchachos a los que esta crisis ha negado todo. Andar en la subsistencia impuesta por el desmantelamiento de la economía los ha mantenido distantes del activismo político en partidos políticos y otras instancias en las que se decide sobre los rostros y nombres de la representación pública.
No faltará la crítica a esas jóvenes candidaturas por carecer de trayectoria, o de experiencia partidista y política. Esa verborrea forma parte de los mecanismos de defensa de quienes no dan paso a nadie y se escudan detrás de argumentos rebuscados como el de priorizar los “liderazgos consolidados”, es decir, dar ventajas y privilegios a quienes hoy detentan alguna posición pública o partidista.
Según ese criterio quienes están de concejales, de alcaldes, de legisladores y gobernadores, deben seguir al frente de esas responsabilidades, independientemente de si sus gestiones han sido deficientes o cuestionadas. Muchos de quienes están de directivos de partidos políticos creen que por dedicarse a la política tienen más derechos que otros ciudadanos a decidir sobre los asuntos públicos y a dirigir las instituciones del Estado. Priva en ciertos círculos una cultura de solidaridad automática que perpetúa a quien ya ocupa un espacio político. Se pagan y se dan los vueltos.
Esas candidaturas de los jóvenes, al igual que las de transportistas y buhoneros, de enfermeras y maestros, de agricultores y deportistas, de la Venezuela que lucha día a día, enfrentarán desplantes de vanidosos cogollos que se creen con la exclusividad de la participación política y que las acusarán de “candidaturas folklóricas”, en contraposición a las supuestas candidaturas serias apoyadas por los cogollos de ayer y de hoy, o por pactos partidistas, que sólo consideran legítimo a quien obedezca a sus intereses.
El cambio político no tiene que esperar el 21 de noviembre, fecha de las elecciones. El cambio comienza ya, ofreciendo oportunidades a quienes como ciudadanos de a pie están resueltos a asumir responsabilidades representando a los estudiantes, a los trabajadores, a los comerciantes y a las amas de casa, a los transportistas y a los agricultores, a los pescadores y a los artistas. A ese país de carne y hueso es al que Soluciones para Venezuela llevará de candidatos para el cambio.
Aunque no contamos con estadísticas oficiales sobre los jóvenes que se han ido del país todos sabemos que no hay hogar venezolano que no lleve a cuesta la tristeza de tener a uno de sus muchachos buscando una mejor vida en otras tierras. Muchos de ellos pasando trabajo, pero pescando oportunidades que no consiguen en su lar nativo. Nuestros sentimientos y oraciones, nuestra solidaridad toda está con ellos.
No se resignan a la pobreza ni al estancamiento, quieren formar una familia en las mejores condiciones y desarrollar sus proyectos de vida. Son nuevas generaciones que no se rinden. La inmensa mayoría sigue luchando en Venezuela. Se forman en las universidades y tecnológicos. Trabajan en el campo y en el comercio. Luchan contra el desempleo y el alto costo de la vida. Como emprendedores demuestran su iniciativa y su talento. Son el presente y futuro de sus familias.
Esa juventud talentosa y comprometida con cambiar el funcionamiento del país reclama y merece oportunidades. En Soluciones para Venezuela vamos a postular en nuestras listas a jóvenes de los más apartados rincones para que desde los Concejos Municipales y Alcaldías ayuden a construir la nueva sociedad que aspiran y trabajen para mejorar los servicios públicos, proteger el ambiente, dar prioridad a la salud y a la educación, desarrollar programas de ocupación positiva del tiempo libre, dar seguridad a los vecindarios y fortalecer las comunidades.
Vamos a abrirles puertas en ese cerrado mundo de las decisiones públicas en el que grupos impenetrables piden currículos a muchachos a los que esta crisis ha negado todo. Andar en la subsistencia impuesta por el desmantelamiento de la economía los ha mantenido distantes del activismo político en partidos políticos y otras instancias en las que se decide sobre los rostros y nombres de la representación pública.
No faltará la crítica a esas jóvenes candidaturas por carecer de trayectoria, o de experiencia partidista y política. Esa verborrea forma parte de los mecanismos de defensa de quienes no dan paso a nadie y se escudan detrás de argumentos rebuscados como el de priorizar los “liderazgos consolidados”, es decir, dar ventajas y privilegios a quienes hoy detentan alguna posición pública o partidista.
Según ese criterio quienes están de concejales, de alcaldes, de legisladores y gobernadores, deben seguir al frente de esas responsabilidades, independientemente de si sus gestiones han sido deficientes o cuestionadas. Muchos de quienes están de directivos de partidos políticos creen que por dedicarse a la política tienen más derechos que otros ciudadanos a decidir sobre los asuntos públicos y a dirigir las instituciones del Estado. Priva en ciertos círculos una cultura de solidaridad automática que perpetúa a quien ya ocupa un espacio político. Se pagan y se dan los vueltos.
Esas candidaturas de los jóvenes, al igual que las de transportistas y buhoneros, de enfermeras y maestros, de agricultores y deportistas, de la Venezuela que lucha día a día, enfrentarán desplantes de vanidosos cogollos que se creen con la exclusividad de la participación política y que las acusarán de “candidaturas folklóricas”, en contraposición a las supuestas candidaturas serias apoyadas por los cogollos de ayer y de hoy, o por pactos partidistas, que sólo consideran legítimo a quien obedezca a sus intereses.
El cambio político no tiene que esperar el 21 de noviembre, fecha de las elecciones. El cambio comienza ya, ofreciendo oportunidades a quienes como ciudadanos de a pie están resueltos a asumir responsabilidades representando a los estudiantes, a los trabajadores, a los comerciantes y a las amas de casa, a los transportistas y a los agricultores, a los pescadores y a los artistas. A ese país de carne y hueso es al que Soluciones para Venezuela llevará de candidatos para el cambio.
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