Juan Pablo Sáenz

En el centro de operaciones de Fidel Madroñero después del 6 de diciembre no ha bajado el nivel del marullo. Fue intensa la precampaña y la campaña en el circuito 4 del municipio Maracaibo. El candidato con todo su equipo y colaboradores se dieron por completo, hubo una organización minuciosa, monitoreada con instrumentos micronométricos de alto rendimiento, que reportaban las instalaciones de las mesas de votación en cada Centro Electoral, del plan de movilización, de la logística y seguridad para el domingo comicial, día de la constitución de las mesas y desarrollo de un proceso cívico trasparente, cuyo más interesado en la confiabilidad del mismo era el oficialismo.

El presidente Nicolás Maduro, desde el anuncio del cronograma electoral, conocía de los posibles resultados para la elección de la nueva Asamblea Nacional (AN), orientado por las enseñanzas de Sun Tzu, el cual indica que “ningún buen estratega escoge hacer la guerra si no tiene la certeza de ganarla”, por esa razón aceptó las elecciones como un plebiscito a la continuidad presidencial.

Fidel Madroñero capta las señas de su protector y a punta de bicicleta recorrió los innumerables barrios, “con su amor aguerrido bajo un sol encendido por quien merece amor”, como dice Silvio en su hermosa canción dedicada a Fidel Castro, vio los ojos de sus electores, puso al día por medio del contacto personal su agenda política y se envaró a ser el diputado nominal más votado del estado Zulia.

Fidel Madroñero, pese a su juventud, muestra una madurez y olfato político impresionante, fue a la batalla armado de su mejor arsenal: la palabra y las ideas; acompañado de sus mejores guerreros, y con los recursos necesarios para ganar y ganó.

Los números hablan por sí solos, el circuito cuatro del oeste de Maracaibo votó sobre la media obtenida por el chavismo en todo el principal corredor electoral municipal del estado Zulia y de varios estados del país juntos, salvando obstáculos de propios y extraños, logró salir airoso con el triunfo y como buen discípulo del comandante Hugo Chávez, el primer agradecimiento fue al pueblo que le dio el voto, el llamado a la integración, y unidad de aliados y opositores para hacer de la Asamblea un instrumento útil para el Zulia y el país, dada la profunda crisis que sacude la Nación, como consecuencia del bloqueo y sanciones económicas impuestas por el imperialismo y las oligarquías nacionales, ajenas a todo interés patriótico. Agravada por los efectos de la pandemia, cuyas respuestas demandan de un claro apoyo de un poder institucional restablecido.

Fidel Madroñero sabe que tiene una difícil y grave situación que aliviar al oeste de Maracaibo, muchas de ellas resultado del crecimiento desigual e injusto que se impuso al Zulia desde hace muchos años, desde los gobiernos neoliberales de adecos y copeyanos, y los errores cometidos por los fariseos del lado del chavismo. Ayudar a superarlos necesita de un Zulia unido, con una visión integral, despojado de miseria e inmediatismo imbéciles e irresponsables.

Un Zulia próspero que ayude al presidente Nicolás Maduro, también debe contribuir en medio de la crisis a resolver nuevos y viejos problemas al oeste de Maracaibo y “el pueblo que es sabio y valiente” como cantaba Alí Primera, celebra con Fidel Madroñero su triunfo heroico, sin bajar el nivel del marullo porque a decir de algunos allí hay más vida que en la casa del Gobernador.