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Audiencia de Abrams en el Senado de EEUU

“Nadie cuestionó que Washington se arrogara la potestad de cambiar los gobiernos de otros países”

  • LEOPOLDO PUCHI

07/08/2020 09:34 am

De la audiencia en la comisión de asuntos exteriores del Senado estadounidense, y de la exposición de Elliott Abrams y los distintos participantes, puede concluirse que la sesión sirvió para constatar que la acción iniciada en enero de 2019 desde la Casa Blanca y el Departamento de Estado para el cambio de gobierno en Venezuela había fracasado, al no alcanzarse el objetivo.

También puede señalarse que hubo cuestionamientos a los métodos utilizados y a la mala gestión de las operaciones realizadas. El senador Chris Murphy criticó el intento de golpe militar y otras acciones realizadas, en particular porque considera que fueron mal preparadas.

En relación a los próximos pasos a dar por el Departamento de Estado, Abrams informó a la comisión que se mantendría la misma estrategia en lo referente a la política de poder dual, aun después del vencimiento del período de cinco años de la actual Asamblea. Como se sabe, lo que había permitido una cierta argumentación jurídica para esa política ante quienes no conocen muy bien la normativa venezolana, era el rol de la Asamblea Nacional, cuyo período se vence el 5 de enero de 2021.

INTERFERENCIAS
En trazos gruesos, lo anterior resume lo que se dijo en la sesión señalada. Ahora bien, también hay que prestarle atención a lo que no se dijo. Un punto básico es que nadie cuestionó que Washington se arrogara la potestad de cambiar los gobiernos de otros países -a pesar de que la carta de la ONU lo prohíbe- bajo la premisa de que los intereses geoestratégicos de EEUU están por encima de la normativa internacional.

Una suerte de derecho especial, que se pone en evidencia con el reciente anuncio de una recompensa de 10 millones de dólares por cualquier extranjero que busque interferir en el proceso electoral estadounidense.

EL TALÓN
Tampoco se le dio la consideración debida a lo que se denomina “efectos colaterales” de una operación, en ese caso a los daños causados a la población venezolana por el vector principal de la estrategia en curso: las sanciones. A estas alturas no puede argumentarse con simpleza que “la situación económica ya estaba mal antes”, por más que sea cierto, ya que es evidente que, al no poder vender su petróleo y materias primas, Venezuela no dispone de divisas suficientes para la importación de alimentos y medicinas.

Por otra parte, se ignoró otro elemento de la realidad: una política dirigida desde Washington tiene como efecto que debilita las posibilidades de que el conflicto interno, que obedece a contradicciones específicas, que deben ser manejadas en su particularidad. evolucione positivamente por su propia dinámica. Los intereses geopolíticos estadounidenses, al entremezclarse y superponerse, son un talón de Aquiles para los sectores políticos internos opuestos al Gobierno.

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