Dr. José Vielma Mora
Diputado a la Asamblea Nacional
El Gobierno imperialista de Estados Unidos, en un acto de provocación inaudito y violatorio del Derecho Internacional, ha elevado grotescamente las recompensas por información que lleve a la captura de nuestro legítimo Presidente, Nicolás Maduro Moros, y del Primer Vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello. Esta infamia no es un hecho aislado; es el eslabón más reciente de una cadena de agresiones destinada a minar la estabilidad de la Patria de Bolívar y Chávez.
La historia reciente nos grita una advertencia estruendosa. Recordemos Irak y Libia. Allí, el imperio y sus aliados tejieron complejas telarañas de mentiras, "pruebas" fabricadas y matrices de opinión perversas sobre armas de destrucción masiva o supuestas amenazas humanitarias. Estas falsedades, amplificadas por sus medios cómplices, sirvieron de justificación moral para brutales invasiones militares que sumaron a esas naciones hermanas en el caos y la destrucción. Hoy, al recrudecer su persecución política contra nuestros máximos líderes revolucionarios, EE.UU. ensaya el mismo libreto siniestro. Buscan crear una "tendencia falsa", una narrativa de ilegitimidad y criminalización, para allanar el camino a acciones aún más desesperadas contra nuestra soberanía.
Frente a esta nueva arremetida, la voz firme de América Latina se alza en rechazo. El Presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha sido categórico en horas recientes: "Una agresión militar a Venezuela sería una agresión a toda América Latina". Sus palabras resuenan como un llamado a la unidad continental frente a las pretensiones hegemónicas del Norte. Se suma con igual contundencia la Presidenta de Honduras, Xiomara Castro, quien ha condenado enérgicamente la medida estadounidense, denunciándola como un acto de injerencia intolerable y un ataque a la paz de la región. Este respaldo fraterno evidencia que Venezuela no está sola; la conciencia antiimperialista de Nuestra América despierta.
¡Venezolanos y venezolanas! Este es el momento de la máxima unidad revolucionaria, de la vigilancia activa para detectar a aquellos que no quieren la paz y de la lealtad inquebrantable a nuestra Constitución y a nuestros líderes.
Que se atrevan, porque defenderemos nuestra paz con la misma firmeza con que defendemos nuestro derecho a ser libres. Como bien lo enseñó nuestro Comandante Eterno, Hugo Chávez Frías, frente a las constantes amenazas del imperio:
"No seremos una colonia nunca más. ¡Venezuela se respeta! Y quien no lo entienda así, tendrá que enfrentar al pueblo heroico y a su Fuerza Armada Nacional Bolivariana, unida, cohesionada y consciente de su deber histórico".
¡Con Chávez en el corazón, con Maduro al frente, con el pueblo en la calle y la moral en alto, Venezuela vencerá! La Patria sigue en pie de lucha!
¡Independencia y Patria Socialista! ¡Viviremos y Venceremos!
Diputado a la Asamblea Nacional
El Gobierno imperialista de Estados Unidos, en un acto de provocación inaudito y violatorio del Derecho Internacional, ha elevado grotescamente las recompensas por información que lleve a la captura de nuestro legítimo Presidente, Nicolás Maduro Moros, y del Primer Vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello. Esta infamia no es un hecho aislado; es el eslabón más reciente de una cadena de agresiones destinada a minar la estabilidad de la Patria de Bolívar y Chávez.
La historia reciente nos grita una advertencia estruendosa. Recordemos Irak y Libia. Allí, el imperio y sus aliados tejieron complejas telarañas de mentiras, "pruebas" fabricadas y matrices de opinión perversas sobre armas de destrucción masiva o supuestas amenazas humanitarias. Estas falsedades, amplificadas por sus medios cómplices, sirvieron de justificación moral para brutales invasiones militares que sumaron a esas naciones hermanas en el caos y la destrucción. Hoy, al recrudecer su persecución política contra nuestros máximos líderes revolucionarios, EE.UU. ensaya el mismo libreto siniestro. Buscan crear una "tendencia falsa", una narrativa de ilegitimidad y criminalización, para allanar el camino a acciones aún más desesperadas contra nuestra soberanía.
Frente a esta nueva arremetida, la voz firme de América Latina se alza en rechazo. El Presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha sido categórico en horas recientes: "Una agresión militar a Venezuela sería una agresión a toda América Latina". Sus palabras resuenan como un llamado a la unidad continental frente a las pretensiones hegemónicas del Norte. Se suma con igual contundencia la Presidenta de Honduras, Xiomara Castro, quien ha condenado enérgicamente la medida estadounidense, denunciándola como un acto de injerencia intolerable y un ataque a la paz de la región. Este respaldo fraterno evidencia que Venezuela no está sola; la conciencia antiimperialista de Nuestra América despierta.
¡Venezolanos y venezolanas! Este es el momento de la máxima unidad revolucionaria, de la vigilancia activa para detectar a aquellos que no quieren la paz y de la lealtad inquebrantable a nuestra Constitución y a nuestros líderes.
Que se atrevan, porque defenderemos nuestra paz con la misma firmeza con que defendemos nuestro derecho a ser libres. Como bien lo enseñó nuestro Comandante Eterno, Hugo Chávez Frías, frente a las constantes amenazas del imperio:
"No seremos una colonia nunca más. ¡Venezuela se respeta! Y quien no lo entienda así, tendrá que enfrentar al pueblo heroico y a su Fuerza Armada Nacional Bolivariana, unida, cohesionada y consciente de su deber histórico".
¡Con Chávez en el corazón, con Maduro al frente, con el pueblo en la calle y la moral en alto, Venezuela vencerá! La Patria sigue en pie de lucha!
¡Independencia y Patria Socialista! ¡Viviremos y Venceremos!
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