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Chevron: “América Primero” vs. lobby cubanoamericano

Una contradicción pone de manifiesto las tensiones en Washington

  • LEOPOLDO PUCHI

25/05/2025 10:02 am

En una entrevista con Steve Bannon, el enviado especial de la Casa Blanca, Richard Grenell, reveló que Estados Unidos y Venezuela habían alcanzado un acuerdo petrolero con la renovación, por 60 días, de la licencia que permite a Chevron operar en territorio venezolano.

Por su parte, Marco Rubio publicó en su cuenta de X un mensaje en el que insiste en que la licencia no será renovada y expirará, como estaba previsto, el próximo martes 27 de mayo. Esta contradicción pone de manifiesto las tensiones en Washington entre la política exterior del trumpismo, centrada en intereses económicos, y la presión del lobby cubanoamericano, que sigue apostando por un enfoque de confrontación heredado de la Guerra Fría.

CONVERGENTES

Una renovación de la licencia a Chevron que le permita operar, aunque sea de 60 días, no es un asunto de menor importancia. Refleja las necesidades convergentes de ambos países: a Washington le interesa asegurar un suministro cercano y confiable de crudo para sus refinerías del Golfo de México, mientras Venezuela necesita ingresos de divisas y acceso a tecnologías para su industria petrolera.

CAMBIO DE RÉGIMEN

Durante años, la política de sanciones de Estados Unidos hacia Venezuela ha estado orientada a provocar un “cambio de régimen”, mediante medidas que buscan debilitar al país y aislarlo internacionalmente. Sin embargo, ese objetivo podría pasar, al menos por un tiempo, a un segundo plano.

El reciente viaje del enviado especial de la Casa Blanca, Richard Grenell, a Antigua, donde sostuvo reuniones con representantes del gobierno venezolano, muestra una lógica transaccional. De hecho, Grenell ha afirmado públicamente que Donald Trump no está interesado en un cambio de gobierno en Venezuela, sino en proteger los intereses energéticos de Estados Unidos y frenar el avance de China en la región.

MOVIMIENTO MAGA

De acuerdo con la lógica del trumpismo, centrada en la rentabilidad y los intereses económicos, un acuerdo petrolero con Venezuela no solo resulta viable, sino necesario. Laura Loomer, activista del movimiento MAGA y voz influyente dentro del trumpismo, ha defendido la permanencia de Chevron y ha subrayado la necesidad de un entendimiento más amplio en función del petróleo venezolano.

A su juicio, retirar a la compañía comprometería la seguridad energética del país, y debilitaría su posición estratégica frente a competidores globales como China. Loomer argumenta que el crudo pesado venezolano, difícil de sustituir, representa un activo geopolítico de mucha importancia. La salida de Chevron elevaría los costos energéticos para los consumidores estadounidenses y permitiría a Pekín el acceder a vastas reservas.

CRAZY CUBANS

Sin embargo, en el marco de la confrontación entre las diferentes corrientes de Washington, varios congresistas cubanoamericanos de Miami amenazaron con sabotear un proyecto de ley insignia de Trump si se prorrogaba la licencia a Chevron. Laura Loomer ha lanzado un ataque frontal contra ellos, a los que denomina “Crazy Congressional Cubans” (Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez.

Hasta hoy, esta presión de Miami ha tenido éxito, y solo se menciona la posibilidad de una licencia “mínima” que no permite a Chevron operar, la misma que estuvo vigente durante el período de máxima presión del primer mandato de Trump.

DEPORTACIONES

El tema migratorio y la repatriación de venezolanos desde Estados Unidos no representa actualmente un punto de fricción entre ambos gobiernos. Durante la administración de Joe Biden se estableció un acuerdo de deportación, aunque fue suspendido temporalmente. Con la llegada de Trump, ese mecanismo ha sido reactivado y ya se realizan vuelos semanales.

Si bien Venezuela ha expresado objeciones a la revocatoria del Estatus de Protección Temporal (TPS), que afecta a miles de migrantes, este no es el eje de las negociaciones actuales, aunque hay reclamos sobre el encarcelamiento en prisiones offshore, como la de El Salvador, o la separación de menores de sus padres. Al igual que México, Cuba o Colombia, Venezuela ha aceptado los vuelos de repatriación.

ENFOQUE PRAGMÁTICO

Si Estados Unidos hubiera reafirmado su enfoque pragmático con la extensión de la licencia de Chevron, se habría dado un paso importante hacia un acuerdo energético más amplio, en el marco de una multipolaridad pragmática y sin contradecir las alianzas con Rusia y China.

Sin embargo, no puede decirse que se le ha puesto un punto final en este mes de mayo a la búsqueda de acuerdos, ya que los intereses energéticos suelen superar las diferencias políticas. Al fin y al cabo, nada mueve tanto las decisiones como un barril de petróleo.

 
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