El Ejército concretó el regreso de Chávez al poder 48 horas después del golpe
Hace 20 años, Carmona Estanga pretendió ser presidente de la República violentando la institucionalidad
Caracas.- Hace 20 años el fallido golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez puso de manifiesto la fractura de las fuerzas armadas que se habían aliado con el empresariado, partidos de oposición, importantes medios de comunicación y de la alta jerarquía de la Iglesia Católica, para hacer un cambio de gobierno por la fuerza.
Sin embargo el golpe solo duró 48 horas.
Desde temprano, el sábado 13 de abril de 2002, la oficina del general de brigada Raúl Isaías Baduel, comandante de la Brigada 42 de Paracaidistas de Maracay, fue uno de los cuarteles castrenses dispuesto a ejecutar la operación de rescate de Hugo Chávez, entonces preso. “Lo último que queremos es un nuevo derramamiento de sangre”, advirtió sobre los muertos que habían quedado en las aceras cercanas a Miraflores dos días antes, el 11 de abril. Las guarniciones de Carabobo y Guárico, entre otras, y varias escuadrillas de cazas F-16 doblegaron al general Efraín Vásquez, que había apoyado al presidente de facto, Pedro Carmona el día anterior.

“No podemos permitir que saquen los tanques a la calle. ¿A disparar contra qué, contra otro tanque? ¿Para disparar contra el pueblo?”, gritó en su despacho el general Efraín Vásquez, quien poco después tomaba el lugar de Lucas Rincón, nombrado por Chávez, al frente de las Fuerzas Armadas. Los asistentes aplaudieron, y comenzó a debatirse la salida de Hugo Chávez del Gobierno y del país.
Desconocimiento de los cuarteles
El ministro de Defensa de la época, José Vicente Rangel, dijo que el golpe contra Chávez fracasó porque sus promotores desconocían el funcionamiento de los cuarteles. “Todo parece indicar que fueron los oficiales, más que los coroneles y generales, los mandos que liquidaron la administración provisional del civil que fue presidente de la patronal (Fedecámaras). Carmona dotó a su persona y al interinato de poderes constituyentes, suspendió los poderes públicos, legisló por decreto, excluyó a grupos que habían contribuido al derrocamiento de Chávez e hizo imposible su reconocimiento internacional”, reportó El País en esa pasada fecha.
Autores coinciden en señalar que el primer decreto del presidente de facto, aunado a otras arbitrariedades y torpezas suyas, alentó el cambio de parecer de los regimientos. Militares que habían aceptado a Carmona, en un acuerdo previo, fruncieron el ceño, y cuando observaron que se constituía en un gobernante que arrasaba con la institucionalidad, eliminando a la Asamblea Nacional, al Tribunal Supremo de Justicia, y nombrando ministros, los generales al frente de las unidades de combate desdijeron del golpe de Estado.

Ante la confusión y las posiciones encontradas en la cúpula del Ejército, la oficialidad media y subalterna (capitanes, tenientes, subtenientes y sargentos) todos se volcaron a exigir la salida de Carmona, reseñan diarios como El Nacional, entre otros.
La guardia de la Casa Militar del Palacio de Miraflores se sublevó contra Carmona el mismo sábado y forzó su salida hacia el Fuerte Tiuna, a la oficina del general Lucas Rincón, destituido por el general Efraín Vásquez la noche del jueves. A la par, efectivos del Batallón Caracas, desconociendo a sus mandos, tomaron el Fuerte Tiuna, donde Carmona, de hecho, quedó preso.
De La Orchila a Caracas
En algún momento, mientras civiles y militares discutían sobre sacar o no del país a Hugo Chávez, fue trasladado en una aeronave de Fuerte Tiuna a la isla La Orchila.
Cuando la dirección de las Fuerzas Armadas, finalmente retiró su apoyo a Carmona, la manifiesta sublevación de las unidades de paracaidistas de Maracay y la disposición de otras unidades a realizar la operación de rescate sometieron al general Efraín Vásquez, jefe del Ejército, y modificaron la correlación de fuerzas.
Por pocas horas, mientras se esperaba el regreso de Chávez de la isla a la que la habían confinado los militares, Diosdado Cabello quien era vicepresidente, fue presidente de Venezuela.

El Presidente electo volvió a Miraflores en helicóptero aquella madrugada, donde le esperaban sus ministros, allegados y miles de manifestantes.

Tras su retorno el líder de la llamada revolución ofreció un mensaje al país, exhortando a la tolerancia y a la conducta democrática para los que lo adversaban y exigió respeto a la Carta Magna y al mandato del pueblo. “Hay que tomar decisiones y ajustar muchas cosas”, dijo.
Sin embargo el golpe solo duró 48 horas.
Desde temprano, el sábado 13 de abril de 2002, la oficina del general de brigada Raúl Isaías Baduel, comandante de la Brigada 42 de Paracaidistas de Maracay, fue uno de los cuarteles castrenses dispuesto a ejecutar la operación de rescate de Hugo Chávez, entonces preso. “Lo último que queremos es un nuevo derramamiento de sangre”, advirtió sobre los muertos que habían quedado en las aceras cercanas a Miraflores dos días antes, el 11 de abril. Las guarniciones de Carabobo y Guárico, entre otras, y varias escuadrillas de cazas F-16 doblegaron al general Efraín Vásquez, que había apoyado al presidente de facto, Pedro Carmona el día anterior.
La escena era absolutamente opuesta a la del jueves 11, el día en que una masiva manifestación antigubernamental, disuelta a tiros por francotiradores, con resultado de 19 muertos y más de cien heridos, puso a la mayoría del alto mando contra Chávez, por lo cual lo detuvieron en Fuerte Tiuna.

La multitudinaria manifestación partió del Parque del Este hacia PVSA, pero siguió hasta Miraflores (FOTO: Cortesía)
“No podemos permitir que saquen los tanques a la calle. ¿A disparar contra qué, contra otro tanque? ¿Para disparar contra el pueblo?”, gritó en su despacho el general Efraín Vásquez, quien poco después tomaba el lugar de Lucas Rincón, nombrado por Chávez, al frente de las Fuerzas Armadas. Los asistentes aplaudieron, y comenzó a debatirse la salida de Hugo Chávez del Gobierno y del país.
Desconocimiento de los cuarteles
El ministro de Defensa de la época, José Vicente Rangel, dijo que el golpe contra Chávez fracasó porque sus promotores desconocían el funcionamiento de los cuarteles. “Todo parece indicar que fueron los oficiales, más que los coroneles y generales, los mandos que liquidaron la administración provisional del civil que fue presidente de la patronal (Fedecámaras). Carmona dotó a su persona y al interinato de poderes constituyentes, suspendió los poderes públicos, legisló por decreto, excluyó a grupos que habían contribuido al derrocamiento de Chávez e hizo imposible su reconocimiento internacional”, reportó El País en esa pasada fecha.
Autores coinciden en señalar que el primer decreto del presidente de facto, aunado a otras arbitrariedades y torpezas suyas, alentó el cambio de parecer de los regimientos. Militares que habían aceptado a Carmona, en un acuerdo previo, fruncieron el ceño, y cuando observaron que se constituía en un gobernante que arrasaba con la institucionalidad, eliminando a la Asamblea Nacional, al Tribunal Supremo de Justicia, y nombrando ministros, los generales al frente de las unidades de combate desdijeron del golpe de Estado.

A Carmona se le señala de no seguir el acuerdo previo (Foto: AFP)
Ante la confusión y las posiciones encontradas en la cúpula del Ejército, la oficialidad media y subalterna (capitanes, tenientes, subtenientes y sargentos) todos se volcaron a exigir la salida de Carmona, reseñan diarios como El Nacional, entre otros.
La guardia de la Casa Militar del Palacio de Miraflores se sublevó contra Carmona el mismo sábado y forzó su salida hacia el Fuerte Tiuna, a la oficina del general Lucas Rincón, destituido por el general Efraín Vásquez la noche del jueves. A la par, efectivos del Batallón Caracas, desconociendo a sus mandos, tomaron el Fuerte Tiuna, donde Carmona, de hecho, quedó preso.
De La Orchila a Caracas
En algún momento, mientras civiles y militares discutían sobre sacar o no del país a Hugo Chávez, fue trasladado en una aeronave de Fuerte Tiuna a la isla La Orchila.
Cuando la dirección de las Fuerzas Armadas, finalmente retiró su apoyo a Carmona, la manifiesta sublevación de las unidades de paracaidistas de Maracay y la disposición de otras unidades a realizar la operación de rescate sometieron al general Efraín Vásquez, jefe del Ejército, y modificaron la correlación de fuerzas.
Por pocas horas, mientras se esperaba el regreso de Chávez de la isla a la que la habían confinado los militares, Diosdado Cabello quien era vicepresidente, fue presidente de Venezuela.

El Presidente electo volvió a Miraflores en helicóptero aquella madrugada, donde le esperaban sus ministros, allegados y miles de manifestantes.

Chavistas en Miraflores reclaman el regreso del presidente (Cortesía)
Tras su retorno el líder de la llamada revolución ofreció un mensaje al país, exhortando a la tolerancia y a la conducta democrática para los que lo adversaban y exigió respeto a la Carta Magna y al mandato del pueblo. “Hay que tomar decisiones y ajustar muchas cosas”, dijo.
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