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“El 23 de enero es la fecha de mayor trascendencia en la historia republicana del país”

Rafael Simón Jiménez destaca el carácter unitario de la gesta de hace 64 años

  • GILBERTO CARREÑO

23/01/2022 08:13 am

Gilberto Carreño
EL UNIVERSAL

“Ninguna fecha es de mayor significación y trascendencia en nuestra historia republicana, que la del 23 de Enero de 1958, la cual marco no solo la liquidación de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, sino un antes y un después; un auténtico parteaguas entre el caudillismo, el militarismo y el despotismo, que con breves interregnos había marcado nuestro devenir desde la fundación de Venezuela como país independiente en 1830; y el renacer de la legitima aspiración colectiva de vivir en democracia, libertad, civismo y convivencia”.

 Con estas reflexiones inició el historiador, docente universitario, analista político, exparlamentario y ex rector del Consejo Nacional Electoral, su análisis para El Universal, sobre la importancia del acontecimiento que este domingo arriba a los 64 años, cuando una rebelión popular con el apoyo militar logró derrotar a la dictadura que se prolongó por espacio, del año 1953 al 1958.

 Jiménez se remonta al 1935, año de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, momento en el que según explica, “mientras el mundo acudía en lo político, social y tecnológico a una época de grandes avances, Venezuela agonizaba bajo la bota tiránica, que nos hundía en el atraso y el despotismo, impidiendo cualquier vestigio de debate u organización política, sometida a la autoridad arbitraria del tirano”

 Refiere los subsiguientes, como los años cuando comienzan a conformarse en el país variados proyectos políticos e ideologías, aprovechando el marco de libertades que ofrecía el sucesor en el poder, el general Eleazar López Contreras, y seguida por otro general, Isaías Medina Angarita; hasta que el golpe militar del 18 de octubre de 1945, perpetrado por el partido Acción Democrática, con el apoyo de un sector de las fuerzas armadas encabezado por Pérez Jiménez y Julio César Vargas, bajo la “supuesta justificación política de la negativa de Medina de acceder a consagrar el voto universal, directo y secreto para la elección de todos los cargos representativos”.

 El historiador describe aquel momento, como el inicio de un “proceso controversial, donde junto a lo positivo de abrir las compuertas de la participación popular mediante el ejercicio del sufragio como expresión de soberanía , marcan el inicio de una dinámica marcada por la pretensión hegemónica, sectaria y excluyente de Acción Democrática, partido de Rómulo Betancourt (…) atropellaba a todas las expresiones disidentes, incluso a quienes como Rafael Caldera y su fracción social cristiana, habían compartido la celebración del golpe contra el general Medina Angarita”.

 Tal alianza político-militar, “tuvo su epilogo trágico el 24 de Noviembre de 1948, cuando el golpe militar más anunciado, orgánico e incruento puso fin al mandato de solo 9 meses del ilustre novelista don Rómulo Gallegos, quien a pesar de su efímero ejercicio, pasara a la historia como el Primer Presidente de la República electo por voto popular”, relata Jiménez.
 
 Cita seguidamente lo ocurrido posteriormente, con el inicio de lo que califica como “una etapa de barbarie, represión y predominio militar de un decenio, que tendrá protagonismo institucional en la Junta Militar Presidida por el Comandante Carlos Delgado Chalbaud (1948-1950) la Junta de Gobierno, presidida por German Suarez Flamerich (1950 -1952) y finalmente la dictadura unipersonal de Marcos Pérez Jiménez (1953 -1958)”.

 “Fue necesario que transcurrieran nueve años de gobierno militar, con todas sus implicaciones de terror, represión y abolición de todo vestigio de libertad, para que los partidos políticos, sus líderes e igualmente las elites empresariales y religiosas, cobraran conciencia sobre la necesidad de nuclearse en un solo frente y converger en una sola estrategia para poder tener oportunidad de derrocar a la dictadura”, agregó Rafael Simón Jiménez en su resumida historia de los hechos puntuales transcurridos en los años previos al derrocamiento de Pérez Jiménez.

La enseñanza unitaria del 23 de enero
De lo ocurrido aquel 23 de enero de 1958, Rafael Simón Jiménez, destaca que “quizás lo más importante junto al compromiso unitario, y la épica popular, que se manifestó con intensidad en esos tormentosos días de enero que anunciaron el final de un régimen represivo y absurdo, fue la madurez del liderazgo nacional, el político, el empresarial, el obrero, el religioso y de la ciudadanía en su conjunto, de construir esa extraordinaria coincidencia y fuerza unitaria, no solo para liquidar a la tiranía, sino para edificar las bases de una democracia sólida e incluyente, que impidiera que esa hidra anti histórica del despotismo y el militarismo, pudieran de nuevo retrotraer a Venezuela a los tiempos del atraso y la incivilidad”.

 “La unidad extraordinaria, que permitió la coexistencia y la unidad de propósitos, de una diversidad de credos e identidades que iban desde el partido comunista hasta la iglesia católica con todas sus gradaciones y matices , no solo hizo posible el derrocamiento de la dictadura y la huida de Pérez Jiménez, sino que permitió la construcción en un ambiente de amplio consenso, de un gran proyecto democrático que tuvo distintos antecedentes y consecuencias: desde las conversaciones entre Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, el 21 y 22 de Enero de 1958 en Nueva York, que aun apresuradas por el desbarrancamiento de la dictadura, forjaron la idea clave de un gran acuerdo para viabilizar y darle estabilidad y permanencia a la futura democracia, luego los llamados Acuerdos de 1958, donde destaca el denominado Pacto de Punto Fijo, en el que se unifican criterios en torno a un programa mínimo de gobierno y a una integración compartida del futuro ejecutivo; y lo más trascendente de todos, la visión amplia , plural, democrática, progresista, justiciera y libertaria que tuvo su materialización en la Constitución de 1961, considerada como un auténtico proyecto de país y un texto realmente avanzado, que lamentablemente en su larga vigencia no pudo de nuevo reflejar un ánimo reformador que quizás nos hubiera librado de todos los contratiempos trágicos vividos contemporáneamente”, argumentó el docente, historiador y analista.
gilcar.eluniversal@gmail.com
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