En 2020, el mundo maltrata aún a media humanidad. En el peor de los casos, esta mitad de la humanidad se pone a la venta, se casa a la fuerza, se ve mutilada, violada, encerrada…

Pero ningún país en el mundo le garantiza en los hechos, la perfecta igualdad. Inclusive en el mejor de los casos, esta mitad de la humanidad recibirá una remuneración inferior a la del hombre, en el mayor de los casos estará a cargo de las tareas del hogar, más asediada en las redes sociales, desacreditada. 

No podemos darnos por satisfechos con lo que parezca la situación menos grave, en ninguna parte del mundo.

2017 marcó el fin de la negación mundial frente a la magnitud de la violencia sexista y sexual. Estamos hoy en el año 3 tras #MeToo y la tarea por llevar a cabo todavía es inmensa. Desde el inicio de 2019, en Francia, cerca de 137 mujeres fueron asesinadas por sus esposos. Una cifra inaceptable y una realidad escandalosa que nosotros tenemos que denunciar. El gobierno francés acaba de adoptar un plan de choque para combatir la violencia en contra de la mujer.

Este fenómeno es objeto de una toma de conciencia internacional – como ejemplo vemos el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2018 a Nadia Murad, el símbolo de la causa de las mujeres Yézidies, y a Denis Mukwege, por su obra con las mujeres que son víctima de violencia sexual en la República Democrática del Congo.

Ser feminista, es considerar intolerable para las hijas de los demás lo que no toleraríamos para nuestras propias hijas. Francia ejerció una doble responsabilidad en 2019, ante la ONU y ante el G7. Y nosotros hemos multiplicado las iniciativas y las acciones para implementar lo que nuestro Ministro Jean-Yves le Drian denomina “una diplomacia feminista”.

El país de Simone de Beauvoir no quiere dar ninguna lección pero si desea actuar.

Primeramente en nuestro propio país, y por primera vez, se decidió que una gran causa del mandato del Presidente de la República sea la igualdad entre mujeres y hombres. El Estado no quiere dejar sola a la sociedad civil en su movilización por esta causa y en su valiente enfrentamiento de esta lucha, pues es ésta en verdad un combate. Y se adoptó una ley para condenar mejor las nuevas formas de violencia contra las mujeres, en la calle como en internet: no debe subsistir ninguna zona sin ley.

Francia quiere asimismo actuar en el seno de la comunidad internacional: 50% de la ayuda al desarrollo será consagrada a proyectos a favor de la igualdad niñas-niños de aquí a 2022 y se reforzará también el apoyo a las iniciativas de ONU mujeres. Francia ha incrementado con 10 millones suplementarios su contribución en pro de la iniciativa “She decides”, a favor de los derechos sexuales y reproductivos.

Desde 2015, los objetivos del desarrollo durable sitúan la cuestión de la igualdad entre mujeres y hombres al igual que el empoderamiento de las mujeres en el corazón mismo de la agenda internacional de cara al 2030. Nosotros nos enmarcamos firmemente en esta perspectiva a futuro buscando reforzar nuestro empeño para lograr dicha meta. Conocemos bien todos aquí, por propia experiencia, que la igualdad mujeres-hombres debe erigirse como un pedestal fundamental cara a la consolidación de sociedades más justas y más fortalecidas. Sabemos que la reducción de las desigualdades económicas entre las mujeres y los hombres es generalmente, y lo hemos visto en nuestras mismas sociedades, un formidable factor de crecimiento y desarrollo.

Por el contrario, constatamos y es preocupante, un auge en la oposición a la emancipación de las mujeres y de las niñas en el seno de varias instancias internacionales. Encontramos estas dificultades a la vez en el seno de la ONU, de la Unión Europea, a veces incluso en el G7. Hablamos de una coalición de conservadurismos y se corre el riesgo de poner en peligro un cierto número de conquistas obtenidas desde los años 90. Esta constatación es inquietante. Nos convoca a redoblar la vigilancia y la movilización.

La presidencia francesa del G7, en 2019, fue el marco principal de nuestro compromiso internacional a favor de la igualdad entre mujeres y hombres. Se suscribió una “Alianza de Biarritz” en ocasión de la Cumbre de Jefes de Estado y de gobierno. Perseguimos el objetivo de invitarlos a todos ellos, e invitar a otros países a sumarse igualmente, más allá del mero círculo del G7 – en comprometerse a hacer avanzar esta materia en el marco de sus propias legislaciones nacionales. Trabajamos conjuntamente con personalidades debidamente cualificadas, francesas e internacionales, en el marco del Consejo consultivo del G7, en pro de la igualdad planteada en 2018 por la presidencia canadiense del G7, y decidimos perpetuar este modelo y renovarlo.

¡Unos estudios reportan que, en el proceso de las políticas públicas, la igualdad mujeres-hombres en el área laboral se lograría a nivel mundial en el año 2234! ¡Nos rehusamos a aguardar todavía más de dos siglos!

Nuestra meta es recortar lo más posible esa fecha. Se lo debemos a las jóvenes de hoy, se lo debemos a las nuevas generaciones. Es por ello que trabajamos este tema con todos nuestros aliados que también así lo desean y que comparten este objetivo. Es por esto que organizamos con la India y Senegal un intercambio sanitario con mujeres y niñas de sus zonas rurales. Por ello hemos trabajado con Suecia en torno al empoderamiento político de las mujeres. Es también lo que hacemos en Venezuela apoyando a asociaciones locales tales como CAUCE.

Francia puede contar con el concurso de países comprometidos nacional e internacionalmente a favor de los derechos de las mujeres. Esto es lo que denominamos la “diplomacia feminista a la francesa”.

Elegir es el derecho más importante. Escoger casarse, divorciarse, formarse, tener hijos, abortar, crear una empresa, presentarse como candidata en una determinada elección, obtener el permiso de conducir, viajar, circular libremente, tan simplemente vivir.

Estas opciones no deben ser privilegios. El empoderamiento de las mujeres en zonas rurales, bien que monten ellas alguna empresa, bien que ellas recojan la sal en las riveras del Lago Rosa del Senegal, bien que ellas trabajen en una granja agrícola del centro de Francia, no consiste meramente en escoger por ellas mismas sino en permitirles acceder libremente a cada una de estas opciones, y estar bien conscientes de ello.

Se requiere de varias generaciones para escalar unos pequeños centímetros en materia de derechos de la mujer pero bastan tan sólo unos segundos de falta de atención para caer de un solo golpe varios kilómetros alcanzados poco a poco.

En materia de igualdad, es esencial recordar a todos nuestros aliados internacionales que están comprometidos con una normativa internacional libremente consentida. Francia acogerá este año la conferencia “Pekín + 25”, cuyo plan de acción continúa siendo, en el presente, el principal documento normativo de referencia en materia de igualdad entre mujeres y hombres.

Las mujeres de todos los países nos observan y nos solicitan que no cedamos, ni excusemos, que no justifiquemos, que no toleremos ninguna medida que atente contra las mujeres, en ninguna parte, nunca más.

Sepan ustedes que aquí en Venezuela al igual que en todo el mundo, Francia está de su lado consciente de sus propias debilidades en este campo, pero determinada a actuar para recuperar el tiempo perdido.