El papa León XIV presidió este domingo 13 de julio, su primera misa pública en el pueblo romano de Castel Gandolfo, donde pasó unos días de descanso este verano, y abogó por una "revolución del amor" ante los males del mundo, como las guerras, la indiferencia y los sistemas opresores.
"Ver sin pasar de largo, detener nuestras carreras ajetreadas y dejar que la vida del otro, sea quien sea, con sus necesidades y sufrimientos, me rompan el corazón", recomendó.
El pontífice retomó la tradición de pasar una parte del verano en esta localidad ubicada a las afueras de Roma, que ofrece un clima más fresco puesto que se encuentra en lo alto de un volcán extinto y a orillas del lago Albano. Aunque ya ha interactuado con sus vecinos desde su llegada el pasado domingo hoy ofició la primera misa pública en el sitio.
Lo hizo en una pequeña iglesia barroca proyectada por el escultor y arquitecto italiano Gian Carlo Bernini en 1658 y dedicada al agustino español santo Tomás de Villanueva. León XIV. Llegó al sitio en un vehículo eléctrico y antes de empezar la misa rezó unos instantes ante la Virgen de su altar.
Después, ante un grupo reducido de fieles y autoridades locales, dadas las dimensiones del templo, el pontífice pronunció una homilía inspirada en la parábola del 'buen samaritano' y en la que abogaba por la empatía y la compasión en el mundo. "Hoy se necesita esta revolución del amor", reclamó.
"Ver sin pasar de largo, detener nuestras carreras ajetreadas y dejar que la vida del otro, sea quien sea, con sus necesidades y sufrimientos, me rompan el corazón", recomendó.
El pontífice retomó la tradición de pasar una parte del verano en esta localidad ubicada a las afueras de Roma, que ofrece un clima más fresco puesto que se encuentra en lo alto de un volcán extinto y a orillas del lago Albano. Aunque ya ha interactuado con sus vecinos desde su llegada el pasado domingo hoy ofició la primera misa pública en el sitio.
Lo hizo en una pequeña iglesia barroca proyectada por el escultor y arquitecto italiano Gian Carlo Bernini en 1658 y dedicada al agustino español santo Tomás de Villanueva. León XIV. Llegó al sitio en un vehículo eléctrico y antes de empezar la misa rezó unos instantes ante la Virgen de su altar.
Después, ante un grupo reducido de fieles y autoridades locales, dadas las dimensiones del templo, el pontífice pronunció una homilía inspirada en la parábola del 'buen samaritano' y en la que abogaba por la empatía y la compasión en el mundo. "Hoy se necesita esta revolución del amor", reclamó.
Con información de agencias
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