Caracas.- Las manifestaciones en Los Ángeles, que cumplen su quinto día este martes, continúan sin cesar, a pesar de la advertencia del presidente estadounidense, Donald Trump, de invocar una antigua Ley de Insurrección para sofocar las protestas contra las redadas migratorias.
Según un informe del New York Times, casi 200 personas han sido arrestadas durante el día de hoy, marcando el mayor número desde el inicio de las protestas el pasado viernes.
Cientos de manifestantes se han reunido pacíficamente frente al complejo federal en el centro de la ciudad, resguardados por un fuerte contingente militar que restringe el acceso a las instalaciones a vehículos autorizados, citó EFE.
Alrededor del edificio, la multitud se mantiene tranquila, algunos tocando la guitarra y cantando en contra de la presencia de la Guardia Nacional y las redadas migratorias iniciadas por el gobierno de Trump. Otros manifestantes ofrecen alimentos y agua tanto a los asistentes como a los numerosos periodistas presentes en la zona.
La bandera mexicana ondea mientras se escuchan consignas y se levantan pancartas que cuestionan la ausencia de la Guardia Nacional durante disturbios como los del 6 de enero de 2021 en el Capitolio, así como otros carteles que claman "liberen a mi gente".
"Las políticas de deportación masiva implementadas por Donald Trump son un gran fracaso. Estas operaciones en Los Ángeles buscan provocar disturbios y resaltar las fracasadas políticas de Trump", afirma Hoku Jeffrey, un manifestante.
La tensión aumenta a medida que avanza el tiempo y las fuerzas de seguridad locales intentan controlar a los manifestantes.
Despliegue Militar: Más de 4,000 efectivos en acción
Hasta ahora, Trump ha autorizado el despliegue de 4,000 miembros de la Guardia Nacional de California y más de 700 efectivos navales. Sin embargo, su misión es solo proteger a funcionarios y edificios federales.
Esta mañana, el presidente republicano declaró que invocaría la Ley de Insurrección si fuera necesario, lo que le permitiría utilizar al Ejército para reprimir episodios de desorden civil y disolver militarmente las protestas en la capital californiana.
La calle se asemeja cada vez más a un campo de batalla: dos líneas separan a los manifestantes y a las fuerzas del orden, quienes están listos para dispersar a los protestantes con porras y gas pimienta.
Tras el arresto de un manifestante por parte de las autoridades, se despeja la calle principal y se detiene a quienes no obedecen las órdenes para abandonar el lugar.
Centro de Los Ángeles afectado por vandalismo
Gran parte del área donde han tenido lugar las protestas amaneció vandalizada tras varios días tensos. Aunque la situación es más tranquila que en jornadas anteriores, las calles del centro están prácticamente desiertas, con pocos turistas o transeúntes.
El edificio del Departamento de Policía se asemeja a una fortaleza con numerosos agentes asegurando el perímetro. El Ayuntamiento también está custodiado por guardias mientras personal trabaja para limpiar las pintadas que evidencian la agitación vivida en esta parte de la ciudad.
En medio de los esfuerzos por restablecer el orden, el ruido de las protestas persiste junto al sonido constante de sirenas policiales y helicópteros sobrevolando las calles.
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