Bahía de Cata: un paraíso en la costa aragüeña
Donde el azul Mar Caribe besa la verde selva del Henry Pittier
Ángela Marín
Mi lugar favorito luce así: aguas cristalinas, arena fina, altos cocoteros y un ambiente tranquilo y amigable que nunca quiero dejar. Y es que, bajo la protección del Parque Nacional Henri Pittier, el más antiguo del país, se encuentra una belleza natural que conecta con el Mar Caribe y es ideal para quienes quieren escapar del caos de la ciudad.
La bahía de Cata está a solo una hora y media de la ciudad de Maracay, en el estado Aragua, formando parte de la cordillera de Ocumare de la Costa. Una playa de gran extensión y cuya forma característica de media luna le otorga un encanto único y la protege del mar abierto, provocando un oleaje moderado, con mayor intensidad en su lado izquierdo. Sus aguas de un azul intenso se pierden de vista y te invitan a sumergirte en sus olas.
Para quienes deseen conocer este paraíso, es importante saber que la carretera de El Limón posee muchas curvas y es angosta, lo que puede resultar desafiante. Sin embargo, el trayecto se vuelve cada vez más placentero gracias al clima tropical y la neblina del pulmón vegetal que se atraviesa en el camino. La emoción al ver el mar a lo lejos, es indescriptible. Pero el momento álgido llega al alcanzar el mirador, donde se aprecia la magnificencia de la naturaleza reflejada en la bahía.
Se puede ir en vehículo particular o en autobús que se toma en el terminal de Maracay, con un costo de cinco dólares por persona. Esto completa la experiencia, ya que los choferes al ritmo de la salsa o el merengue sortean las curvas a gran velocidad y se comunican a través de las bocinas. También están los llamados “carros por puesto” que cobran siete dólares por dejarte en El Playón, donde bien puedes quedarte, esperar el autobús o tomar otro carro por cinco dólares para llegar a Cata.
Una playa, dos ambientes
Localmente se divide en dos ambientes: a la derecha se encuentra “Cata pública”, donde llegan los autobuses y encontrarás lanchas de todos los colores para emprender viaje a las famosas y paradisíacas playas cercanas como La Ciénaga, Chuao o Puerto Maya, entre otras.
La zona “privada”, la cual es menos concurrida, cuenta con mayor vegetación selvática y la desembocadura del río Cata, teniendo así agua dulce y salada a unos pocos pasos de distancia. Ambos espacios son de acceso gratuito.
En tema de precios, estos varían según la ubicación, siendo Cata pública más económica. Puedes llevar tu cava o puedes comprar todo lo que necesites en la playa, son varios los locales de comida, bebida y accesorios dispuestos a prestar el mejor servicio al visitante. Y nunca faltan los vendedores ambulantes que recorren la bahía durante todo el día ofreciendo los famosos “cuatro potencias”, ceviche, besos de coco, pulseras, tatuajes y un sinfín de artículos.
Uno de los viajes más cercanos que puedes hacer en lancha es hacia Catica, otra playa de la misma bahía y que ofrece un ambiente más tranquilo. Cuenta con mesas, sombrillas, y un pequeño restaurante que ofrece las tradicionales empanadas y plato playero de pescado con ensalada y tostones. Es el destino preferido para las familias con niños debido a la ausencia de oleaje.
Actividades acuáticas
Cata no se limita a ser una playa tranquila, es un sitio idóneo para pasear en Banana Boat, pescar, hacer senderismo y deportes como el voleibol, mientras para los más arriesgados está disponible la exploración de la fauna marina a través del buceo. También es conocida por la observación de aves, siendo el Henri Pittier un espacio predilecto en esta materia.
A medida que pasan las horas, el sol desciende hacia el horizonte, creando un espectáculo de colores anaranjados y rosados digno de las mejores postales. Ante una playa menos concurrida, es el momento perfecto para sentarse frente al mar, escuchar el murmullo de las olas y sentir la paz del lugar.
Si, como a mí, te gustaría quedarte, en los alrededores hay diversas opciones de hospedaje a diferentes precios. Las torres frente a la bahía son las más populares, con capacidad aproximada para seis personas por apartamento. También hay muchas posadas en Ocumare, pero recomiendo Asocata, una urbanización cercana a la playa donde se alquilan casas para grupos grandes.
Además de su belleza natural, Cata destaca por su gentilicio, personas trabajadoras, amables, hospitalarias, con un gran sentido de pertenencia, y una hermosa y rica cultura local. La bahía de Cata es un destino caribeño obligatorio. Sin lugar a duda, la costa aragüeña deja una huella imborrable en el corazón de quienes la visitan.
@angelavmarin
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones