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Tras las huellas de personajes en el Cementerio General del Sur

Un guiatour por el camposanto caraqueño para conocer más sobre nuestra historia

  • Diario El Universal

28/10/2024 09:59 am


Gerónimo Maneiro González

Estamos en vísperas de Halloween y también del Día de los Muertos, festividades que han tomado auge en Venezuela, sobre todo la primera; no obstante, sería excelente que adoptáramos también la última, pues honra la memoria de los seres queridos que ya no se encuentran entre nosotros.

En cualquier cementerio enaltecemos el recuerdo de aquellos a quienes extrañamos, pero si queremos rendir culto a quienes nunca conocimos, pero sabemos que dejaron huella en nuestra historia, entonces el Cementerio General del Sur es el camposanto idóneo. No solo es dueño de una historia secular, inaugurado el 5 de julio de 1875 por el presidente Antonio Guzmán Blanco, sino que fue allí donde nació la idea de dedicar monumentos funerarios.

Hace casi dos años decidimos ir al Cementerio General del Sur para buscar la tumba de Carlos Meyer Baldó (1895-1933), venezolano que participó en la Primera Guerra Mundial y estuvo bajo las órdenes del legendario teutón Manfred Von Richthofen, mejor conocido como el “Barón Rojo”. No solo conseguimos su lugar de descanso, sino que quedamos encandilados por los panteones o tumbas que veíamos a medida que realizábamos la búsqueda. Nos animamos a seguir yendo, semana tras semana, y como ya nos desempeñábamos como guías de turismo, entonces diseñamos una ruta en el histórico camposanto.

En septiembre de 2023 un grupo aproximado de 10 personas atendió a la promoción que hicimos en redes sociales para conocer el cementerio, y un año después continuamos acudiendo. Cada visitante se marcha satisfecho ¿Cómo lo sabemos? Se lo preguntamos al final de cada jornada. Muchos no lo conocían, otros no se aventuraban a ir debido a la delincuencia y a las profanaciones y/o vandalismo al que estuvo sometido el lugar en los últimos lustros, y aquellos que sí podían ir por su cuenta desconocen la ubicación de sepulcros de distinguidas personas. Tampoco conocían a alguien que in situ les narrara la historia, no solo de la necrópolis, sino de personas que allí descansaron o descansan con una biografía fabulosa que dejaron para narrar, y además que sea capaz de relatarla amenamente.

Ya son 148 años desde que el Cementerio General del Sur abrió sus puertas. En sus casi 250 hectáreas reposan o descansaron personas cuyas vidas fueron interesantes, entre ellos ocho presidentes venezolanos: Carlos Soublette, Raimundo Andueza Palacio, Ignacio Andrade, Juan Pablo Rojas Paúl, Rómulo Gallegos, Carlos Delgado Chalbaud, Isaías Medina Angarita y Joaquín Crespo.

El mausoleo de Crespo es la edificación que goza de mayor fama, aunque hay un panteón que capta más la atención debido a su condición enigmática: nadie sabe quiénes estuvieron allí o quién lo mandó a construir. Sus cuatro fachadas poseen diseños arquitectónicos distintos, los cuales incluyen elementos masónicos.

Cerca de este mausoleo se encuentra descansando el tachirense Rafael De Nogales Méndez (el “venezolano universal del siglo XX”), que al igual que Meyer Baldó, luchó en la Gran Guerra, aunque con el uniforme del Imperio otomano. Su fabulosa e inverosímil vida es digna para ser proyectada en un film hollywoodense.

En una distancia no mayor a 300 metros se encuentran los lugares de descanso del beato José Gregorio Hernández (donde estuvo entre 1919 y 1975), María Francia (a quien le piden los estudiantes), Victorino Ponce (a quien le piden los que quieren casa), y la “Corte Malandra” o “Calé”, donde veneran al “Malandro Ismael”.

En el cementerio también se pueden contemplar obras de ilustrísimos escultores como Pietro Cecarrelli, Emilio Gariboldi, Julio Roversi y Francisco Nerváez. Obras que también sobresalen son las que se encuentran en el panteón de la familia Boulton, de origen inglés y quienes se establecieron en Venezuela en 1824 debido a tratados de navegación, comercio y amistad. Otros extranjeros que se beneficiaron con esos tratados fueron los alemanes Vollmer, cuyo panteón se halla a 50 metros de los Boulton, con quienes se emparentaron algunos de sus miembros.

El espacio atenta contra nuestra cantidad de caracteres, pero no podemos desaprovechar esta oportunidad para reflexionar. Halloween es una tradición ajena a nuestros orígenes hispánicos, pero no podemos criticar a quienes la han adoptado en Venezuela, por lo que deberíamos entonces aprovechar para adoptar de los mexicanos la vistosa costumbre del Día de los Muertos y recordar con alegría a los nuestros, en lugar de tristeza.

Mientras tanto los invito a estar pendientes en mis redes sociales en caso de que quieran conocer el Cementerio General del Sur a través de una guiatura. No se arrepentirán.

@geronimomaneiro
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