Una investigación publicada en la revista de acceso abierto 'Plos One', ha demostrado que la composición corporal de una persona, es decir, la proporción de grasa que presenta, podría influir entre la cantidad de energía que se gasta al estar sentado o estar de pie.
Dirigido por Francisco J. Amaro-Gahete de la Universidad de Granada, este trabajo se suma a la creciente evidencia de que se gasta más energía mientras está de pie que cuando se está sentado o acostado.
La diferencia de la energía que gasta una persona mientras está de pie frente a estar sentada o acostada puede ser un factor clave que influye en riesgos para la salud, pero estudios anteriores han encontrado resultados contradictorios sobre el tamaño real de estas diferencias. Además, la composición corporal podría afectar estas diferencias, pero su función no ha sido clara.
Amaro-Gahete y sus colegas midieron las diferencias en el gasto de energía entre estar tumbado, sentado o de pie en 55 adultos jóvenes de 18 a 25 años. En línea con las investigaciones anteriores, los participantes quemaron significativamente más kilocalorías por minuto mientras estaban de pie que sentados o tumbados, mientras que no se observaron diferencias en reposo.
Examinaron asociaciones entre el gasto de energía en diferentes posiciones y la composición corporal de los participantes, donde los participantes con masa corporal magra alta tenían diferencia menor en la energía gastada sentado que estando de pie.
Estos hallazgos brindan un nuevo respaldo a la idea de que una forma sencilla para que una persona aumente su gasto de energía es aumentando su tiempo de permanencia de pie.
Los resultados ayudarán a comprender mejor y contrarrestar los estilos de vida sedentarios. "Incrementar el tiempo dedicado a estar de pie podría ser una estrategia simple para aumentar el gasto de energía", concluye Amaro-Gahete.
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