Aseguran que la vigorexia puede poner en peligro la calidad de vida
El entrenador físico español Rubén Rio alerta sobre las consecuencias físicas y psicológicas que puede acarrear este trastorno mental y destaca la importancia de desarrollar un estilo de vida saludable que combine dieta y ejercicios
A lo largo de la historia, la humanidad ha apelado a innumerables técnicas o métodos para combatir la obesidad, la cual, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “desde 1990 se ha más que duplicado en adultos en el mundo y, en adolescentes, se ha cuadruplicado. En 2022, aproximadamente una de cada ocho personas tenía obesidad”.
Rubén Río, graduado en Ciencias de la Actividad Física y del deporte en la Universidad de Coruña (UDC), con 13 años de experiencia, expresa su preocupación al respecto. “Estamos viendo muchos casos de personas sufriendo accidentes cerebrovasculares, cardiacos, diabetes y algunos tipos de cáncer, etc. Al final, es evidente que si la gente empieza a practicar actividad física muchas de estas cosas desaparecerían o podrían reducirse, si entrena de una manera adecuada, correcta y paulatina. No tenemos que ir a tope. Y vamos a conseguir descansar mucho mejor y si lo hacemos, habrá menos tensión arterial elevada, no tendremos problemas cardiovasculares, fortaleceremos la musculatura, sufriremos menos problemas articulares y disminuirá el riesgo de sufrir osteopenia y osteoporosis, entre otras patologías”.
En líneas generales, la preocupación del mundo médico y del ciudadano de a pie ha estado enfilada en atajar a tiempo y combatir esta enfermedad crónica. No obstante, en contrapartida, poco se habla sobre la que, podría considerarse, otra cara de la moneda, la vigorexia, que es un trastorno mental en la que el sujeto que la padece tiene una alteración de su imagen corporal y se obsesiona por su estado físico hasta llegar a niveles patológicos, que incluyen: mirarse constantemente en el espejo, comparar su cuerpo con el de otra persona, estresarse cuando no puede entrenar, preocuparse con frecuencia por alcanzar su objetivo de ingesta diaria de proteínas y el ejercicio se convierte en su prioridad central en la vida, sin importar el periodo de tiempo, algunas veces, incluso descuidando a sus familiares y amigos, trabajo o estudios.
En ese sentido, el educador físico deportivo llama la atención sobre las consecuencias que puede generar esta alteración. “El exceso nunca ha sido bueno. El entrenamiento extremo desgasta también. Se puede tener un físico muy en forma, pero una cara de cansancio y agotamiento eso es un indicio de que, al final, estás exigiéndole mucho a tu organismo. A nivel general, hay mucha gente que se ha vuelto vigoréxica, usa ciertas sustancias para ayudar a sus organismos a crecer más o a conseguir resultados en poco tiempo, vive en el gimnasio y entrena por más de cuatro horas al día”.
La vigorexia puede acarrear graves consecuencias tanto físicas como psicológicas. “La persona podría sufrir de dolores articulares y, probablemente, tenga algún desajuste electrolítico, en algún momento, calambres y molestias e, incluso hay gente que si entrena muy fuerte y no se hidrata adecuadamente podría sufrir una hiponatremia, que la podría llevar a la muerte”.
Otros rasgos que ponen en evidencia el padecimiento de este desorden es que estos sujetos realizan cambios drásticos en su dieta e ingieren grandes cantidades de anabolizantes y esteroides, así como también, alimentos hiperproteicos que pueden comprometer su salud.
No obstante, Rubén Río hace algunas aclaratorias sobre el tema. “Si una persona se marca metas normales y reales y se propone entrenar tres o cuatro veces a la semana, una hora cada día, no encaja dentro del perfil de una persona con vigorexia. Tampoco si es su trabajo principal o forma de ganarse la vida y tampoco si es un deportista de élite, que es aquel que tiene como objetivo alcanzar el máximo rendimiento en competiciones de alto nivel”.
La vigorexia debe ser tratada con el asesoramiento de especialistas. Es importante que las familias inculquen en sus hijos hábitos de vida saludables como regímenes alimenticios equilibrados y la práctica de ejercicios físicos moderados, que se adecuen a sus capacidades individuales y que no implique entrenar estando cansados o teniendo dolores musculares.
Cualquiera sea el caso, el entrenador personal, colegiado en el Colef Galicia, se refiere al que, según su conocimiento, es el mejor momento para iniciar cambios en la vida de una persona. “No es mañana ni pasado. Es ahora. El momento en el que te lo planteas es el momento de empezar. Eso es quererse a uno mismo. Si realmente te quieres, no te fallas a ti mismo. Tu mente se enfoca en conseguir el objetivo y vas a por ello, así que si quieres dar un cambio físico tienes que enfocarte, empezar hoy, no mañana, ni el lunes. Y la mente se fortalece porque cada vez que cumples un hito, se refuerza y cada vez será más fácil superar más obstáculos. Dirás: ‘Soy capaz’. Eso se aloja en tu mente y no paras”. @yolilu
Rubén Río, graduado en Ciencias de la Actividad Física y del deporte en la Universidad de Coruña (UDC), con 13 años de experiencia, expresa su preocupación al respecto. “Estamos viendo muchos casos de personas sufriendo accidentes cerebrovasculares, cardiacos, diabetes y algunos tipos de cáncer, etc. Al final, es evidente que si la gente empieza a practicar actividad física muchas de estas cosas desaparecerían o podrían reducirse, si entrena de una manera adecuada, correcta y paulatina. No tenemos que ir a tope. Y vamos a conseguir descansar mucho mejor y si lo hacemos, habrá menos tensión arterial elevada, no tendremos problemas cardiovasculares, fortaleceremos la musculatura, sufriremos menos problemas articulares y disminuirá el riesgo de sufrir osteopenia y osteoporosis, entre otras patologías”.
En líneas generales, la preocupación del mundo médico y del ciudadano de a pie ha estado enfilada en atajar a tiempo y combatir esta enfermedad crónica. No obstante, en contrapartida, poco se habla sobre la que, podría considerarse, otra cara de la moneda, la vigorexia, que es un trastorno mental en la que el sujeto que la padece tiene una alteración de su imagen corporal y se obsesiona por su estado físico hasta llegar a niveles patológicos, que incluyen: mirarse constantemente en el espejo, comparar su cuerpo con el de otra persona, estresarse cuando no puede entrenar, preocuparse con frecuencia por alcanzar su objetivo de ingesta diaria de proteínas y el ejercicio se convierte en su prioridad central en la vida, sin importar el periodo de tiempo, algunas veces, incluso descuidando a sus familiares y amigos, trabajo o estudios.
En ese sentido, el educador físico deportivo llama la atención sobre las consecuencias que puede generar esta alteración. “El exceso nunca ha sido bueno. El entrenamiento extremo desgasta también. Se puede tener un físico muy en forma, pero una cara de cansancio y agotamiento eso es un indicio de que, al final, estás exigiéndole mucho a tu organismo. A nivel general, hay mucha gente que se ha vuelto vigoréxica, usa ciertas sustancias para ayudar a sus organismos a crecer más o a conseguir resultados en poco tiempo, vive en el gimnasio y entrena por más de cuatro horas al día”.
La vigorexia puede acarrear graves consecuencias tanto físicas como psicológicas. “La persona podría sufrir de dolores articulares y, probablemente, tenga algún desajuste electrolítico, en algún momento, calambres y molestias e, incluso hay gente que si entrena muy fuerte y no se hidrata adecuadamente podría sufrir una hiponatremia, que la podría llevar a la muerte”.
Otros rasgos que ponen en evidencia el padecimiento de este desorden es que estos sujetos realizan cambios drásticos en su dieta e ingieren grandes cantidades de anabolizantes y esteroides, así como también, alimentos hiperproteicos que pueden comprometer su salud.
No obstante, Rubén Río hace algunas aclaratorias sobre el tema. “Si una persona se marca metas normales y reales y se propone entrenar tres o cuatro veces a la semana, una hora cada día, no encaja dentro del perfil de una persona con vigorexia. Tampoco si es su trabajo principal o forma de ganarse la vida y tampoco si es un deportista de élite, que es aquel que tiene como objetivo alcanzar el máximo rendimiento en competiciones de alto nivel”.
La vigorexia debe ser tratada con el asesoramiento de especialistas. Es importante que las familias inculquen en sus hijos hábitos de vida saludables como regímenes alimenticios equilibrados y la práctica de ejercicios físicos moderados, que se adecuen a sus capacidades individuales y que no implique entrenar estando cansados o teniendo dolores musculares.
Cualquiera sea el caso, el entrenador personal, colegiado en el Colef Galicia, se refiere al que, según su conocimiento, es el mejor momento para iniciar cambios en la vida de una persona. “No es mañana ni pasado. Es ahora. El momento en el que te lo planteas es el momento de empezar. Eso es quererse a uno mismo. Si realmente te quieres, no te fallas a ti mismo. Tu mente se enfoca en conseguir el objetivo y vas a por ello, así que si quieres dar un cambio físico tienes que enfocarte, empezar hoy, no mañana, ni el lunes. Y la mente se fortalece porque cada vez que cumples un hito, se refuerza y cada vez será más fácil superar más obstáculos. Dirás: ‘Soy capaz’. Eso se aloja en tu mente y no paras”. @yolilu
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