El rock, nadie lo duda a estas alturas, es una forma de vida. Más allá de la iconografía inherente a este género musical, para Chevy Verona, guitarrista y voz de la banda Verona, fundada en Punto Fijo, estado Falcón, es el marco perfecto de los valores que sustentan su existencia, desde la percepción de una humanidad en declive hasta las experiencias buenas y malas que depara el amor.

Poseedor de la palabra justa, precisa, concisa, como si se tratara de un émulo musical de Raymond Carver, autor estadounidense que desnudó el alma de su tiempo con relatos tan filosos como minimalistas, Chevy Verona sabe que el carácter contracultural del rock’n’roll que lo mueve a él y a los otros tres integrantes de Verona -Ray Díaz (bajista), Atari (guitarrista) y Eduardo Goitía (también baterista)- no se refleja en canciones de denuncia política y social, sino en temas que, como si fueran películas, hacen visibles, aunque no sean autobiográficas, las vivencias de cada uno de estos roqueros.

“La fuente originaria de inspiración, la mayoría de las veces, es el amor y el desamor en todas sus vertientes, con suspenso incluido”, dice el guitarrista, que ya a los diez años tocaba la batería en una banda de Punto Fijo, conformada por amigos de la escuela, llamada Síntesis y que años después cambió su nombre a L.S.D. Acme. (Lamentos de Santos Desterrados). Los compromisos universitarios de sus integrantes obligaron a que el grupo de disolviera, por lo que Chevy Verona probó suerte como solista con Chevy y yo, del que nació un disco homónimo grabado en vivo, sin edición, que tuvo una importante resonancia en el público y las emisoras de radio locales.

Crudo y rock
Aunque nació en Caracas, Verona, el músico, ha vivido la mayoría de su vida en el campo petrolero de Judibana, muy cerca de la refinería de Amuay, que en los años sesenta y setenta era también el hogar temporal de técnicos y expertos petroleros estadounidenses.

Cuenta el menor de una familia de tres hermanos: “Aquello marcó todo, estilo de vida, arquitectura, cultura musical… Mi mamá escucha rock de los sesenta y setenta desde esa época y yo crecí con esa influencia. Mi hermano Carlos tenía una banda que se llamaba Amper, y sus integrantes ensayaban en un cuartico de la casa con las paredes cubiertas de afiches y discos de acetato. Rockeaban muchísimo ahí y yo veía todo eso. Todo ese mundo empezó a atraerme hasta que le pedí a mi hermano que me enseñara a tocar batería. Me enseñó con mucha paciencia, y aprendí. Le daba bastante bien, tenía (¡tengo!) buen oído musical”.

De ahí a la banda Síntesis solo hubo un pequeño paso. “Fuimos de menos a más, tocábamos en cumpleaños hasta que comenzamos a hacerlo en festivales de aquí, en toques grandes. Éramos como los Hanson de la época; unos niñitos que llamábamos mucho la atención porque tocábamos bien. También estábamos rodeados de gente con bandas ya más logradas. Éramos los consentidos de la movida”, agrega Chevy Verona.

Buena química
Entre 2000, 2001, junto con su primo Emiro Aguilar, mejor conocido como Atari, Chevy Verona fundó la banda que lleva su apellido. “Somos hermanos. Literalmente nos conocemos de toda la vida, y siempre hemos tenido los mismos gustos musicales”, comenta el músico, que aunque tomó clases de piano, no tuvo una educación musical formal.

-Eduardo (Goitía) y Ray (Díaz, también bajista de Candy66) son algo menores que nosotros, pero somos todos de la misma urbanización, donde todo el mundo se conoce. En algún momento, tocábamos en bandas amigas, de estilos similares y con varios amigos en común. Atari y yo iniciamos el proyecto e incluimos a Eduardo, más adelante entró Ray, recomendado por Eduardo, pero fue como si nos conociéramos de toda la vida, ha habido muy buena química entre los cuatro desde el comienzo, agrega.