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Antonio Briceño rinde homenaje a las víctimas del mar

Este domingo 11 de abril el portal de la Hacienda La Trinidad deja ver “El cruce. Cuando el dolor es más profundo que el océano”, que se suma a dos nuevas series de este biólogo y artista: “El Tarot del jardín en cuarentena” y “Bosquejos"

  • MARITZA JIMÉNEZ

10/04/2021 11:30 am

Su imagen del joven de Kayapó, comunidad indígena del Brasil en amenaza de extinción, en medio de la selva, habla claramente de su visión sobre el papel de los pueblos originarios en la preservación del planeta.

Esta fotografía, otorgada en 2020 como premio al reconocido ambientalistas inglés David Attenborough, y que sirvió de portada a la revista Cambio 16 para evidenciar el rumbo de su nueva línea editorial, orientada a la defensa del patrimonio ecológico, constituye de alguna manera una declaración de fe del biólogo y artista Antonio Briceño.

Radicado en España desde 2014, hace dos años vino a Venezuela, y la pandemia lo confinó en su casa de Caracas, donde el coronavirus no dejó de alcanzarlo. Pero para este fotógrafo que ha dado la vuelta al mundo entero captando sus rostros, naturales o humanos, no hay espacio ni paredes que limiten su libertad cuando de creación se trata.

Tres nuevos proyectos recientes con que nos sorprende, dan prueba de ello.

I.- Cuando el dolor es más profundo que el océano
“Hombre libre, tú siempre serás del mar”, dijo Baudelaire. Pero el océano, símbolo de libertad y descubrimientos, desde finales del siglo XX se ha convertido en un gran cementerio donde se pierden miles de seres que se echan a sus aguas en busca de mejores condiciones de vida en otros países.

Antonio Briceño, especie de cronista sensible del mundo contemporáneo, no ha sido ajeno a este drama, al que rinde homenaje en siete videos reunidos bajo el título de El cruce. Cuando el dolor es más profundo que el océano, que a partir de este domingo 11 de abril se pueden apreciar en la página de la Hacienda La Trinidad, www.haciendalatrinidad.org (Hacienda La Trinidad), sección Especiales.


Arte y documento se conjugan en estos trabajos que se aproximan desde la sensibilidad a tragedias como las del Mediterráneo, donde entre 1993 y 2019 se perdieron 33.293 vidas; los 15 cubanos que en 1993 estuvieron flotando por siete horas en el mar, o la grotesca imagen de turistas disfrutando de las playas de Tarifa entre los cuerpos sin vida de migrantes magrebíes.

También nos conmueve el niño mali de 14 años ahogado con la boleta de sus excelentes calificaciones pegada a la ropa, o, ya en nuestras regiones, la joven venezolana que se salvó del naufragio en aguas de Trinidad por su destreza en el nado, y la de los refugiados rohinyás rescatados por la guardia costera de Bangladesh tras 58 días en el mar.

El trabajo reconoce igualmente la heroica labor de los rescatistas que, prácticamente sin recursos, enfrentan todo tipo de obstáculos, arriesgando incluso sus propias vidas para salvar la esos desesperados miles de migrantes.

II. El Tarot del jardín en cuarentena
Antonio Briceño (Caracas, 1962), un apasionado de la naturaleza que ha recorrido casi el mundo entero, culmina además otras dos series cuyas imágenes nos invitan a ampliar los límites de nuestra percepción.

La primera de ellas, El Tarot del jardín en cuarentena, en la que los 22 arcanos superiores de la baraja son sustituidos por plantas y animales de su jardín.

“El año pasado, cuando me iba a regresar a España, comenzó el confinamiento y me tuve que quedar acá en mi casa, donde vivo desde niño, y tengo muchísimas plantas”, recuerda al relatar la historia de esta original aproximación.

-Soy biólogo de formación –prosigue-, y tengo muchísimas plantas que he traído de mis viajes a distintos sitios. Son variedades específicas, por las que tengo debilidad, y cuando comenzó la cuarentena, empecé a retratarlas con fondos negros, que es un recurso que suelo utilizar para resaltar los sujetos. A las pocas imágenes me di cuenta de que tenían bastante fuerza, y que podía usar ese trabajo para algo más que entretenerme. Eso se juntó con las ganas que tenía de hacer un tarot desde hacía tiempo, luego de dos intentos previos que no me gustaron.
 
Como biólogo y conocedor del tarot, se dio cuenta, dice, de que cada planta tenía una personalidad muy específica que podía asignársele a cada personaje del Tarot.

“Yo he estudiado bastante el tarot, conozco lo que representa cada personaje, y fui asignándole a cada planta un arcano. Luego quise seguir indagando en eso, y propuse otros arcanos adicionales, que llamé auxiliares, que son los animales. Así llegué a los 40. El Tarot de Marsella tiene 22 arcanos mayores”.

-Las plantas –explica- no se mueven, no tienen tanta comunicación visible entre ellas. Seguro que la tienen, pero uno no la puede detectar, mientras que los animales son los que cumplen la función de conectar a unas con otras, polinizan unas, llevan el mensaje de unas a otras, son depredadores, fertilizan el suelo. Cada uno tiene como una función. Entonces son las plantas y siete animales del jardín que llamé mensajeros.

Su Tarot del jardín en cuarentena se encuentra actualmente en imprenta, y estará a disposición de los interesados a partir de junio.

 
De la serie "Bosquejos": Tamerza (Túnez), Laurisilva (Canarias, España) y El Topito (Caracas)

III.- Bosquejos
Los trabajos de Antonio Briceño conjugan una multiplicidad de intereses, que van desde la antropología y la psicología jungiana, pasando por la mitología, otras culturas o ecología, hasta llegar a la parte mística y la espiritualidad.

Pero si, como dice, el grueso de su obra es retratista, la naturaleza que fungía como trasfondo, o en todo caso coprotagonista con el personaje, en su más reciente incursión en el género ha adquirido una libertad absoluta de la representación, convirtiéndose en objeto de indagación más cercano a la pintura.

“Siempre me pregunté cómo habían trabajado los pintores previos al impresionismo, incluso los impresionistas”, confiesa. “Y me conmovió ver que lo que hacían eran muchos bocetos, y luego los armaban en sus talleres. Esos bosquejos para mí son impresionantes, porque son como las líneas que definen el paisaje que ellos luego desarrollaban”.

Se refiere específicamente a Ferdinand Bellerman, el naturalista alemán que en el siglo XIX, influido por Humboldt, vino a pintar nuestros paisajes. “El grueso de su trabajo lo hizo en su taller en Alemania, con los bocetos que se llevó de aquí”, afirma.

 
Aponwao, Venezuela


Finlandia


Central Park, Nueva York, Estados Unidos

Trabajando también con su archivo, Briceño da vida a Bosquejos, una nueva interpretación a las imágenes de sus muchos paisajes por el mundo, naturales y urbanos, interviniéndolas digitalmente con diversas técnicas. “De esa manera –advierte-, lo que hice fue desdibujarlas, pasar de un paisaje muy nítido a otro que termina siendo muy borroso, muy difuso. Es decir que trabajo a la inversa: comienzo con la imagen concreta, y termino convirtiéndola en un bosquejo”.

El bosquejo, dice, “es como la esencia, el alma, el arquetipo del paisaje. Ya deja de interesarme la playa concreta tal, y la convierto en una representación de las playas en general. Así me aproximo un poco a la emoción que se relaciona con cada tipo de paisaje, la montaña, el bosque, el mar, la catarata. Igual son reconocibles en mis imágenes, pero muy desdibujados”.

En este homenaje a los pintores impresionistas, dice, pero en un proceso a la inversa, “el bosquejo se convierte en un elemento completamente pictórico, o, en todo caso, en algo que en el fondo se parece más a la pintura”.

Más información en: www.antoniobriceno.net y @antoniobriceñolinares.
@weykapu


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