De casa a galería de arte, y de nuevo a casa. Quienes se acerquen mañana, a partir de las 10:00 am, a Cerquone Gallery, en la avenida San Felipe de La Castellana, comprobarán que en la Quinta 117 hay una decidida intención de no olvidar el uso original con el que se construyó esta casa devenida en espacio para exponer obras de arte.
Y no es que Walter Cerquone tenga pensado bajar la santamaría de su galería, sino que, dados estos tiempos de pandemia y cuarentena, nada mejor para convocar a los amantes de las artes visuales que acercarlos a la pintura, la escultura o las instalaciones en un ambiente casi hogareño, resueltamente acogedor.
Catorce jóvenes artistas, unos todavía arraigados en esta tierra de sobresaltos diarios y otros desde la lejanía de los lugares a los que decidieron emigrar, aportan una mirada incipiente, pero fascinante, del ahora en el que andan las nuevas generaciones de creadores visuales.
Lo harán en la exhibición Fresco, una propuesta expositiva que llega a la agenda cultural de la ciudad con el ímpetu, con la alegría, del reencuentro; ese encuentro del público y los artistas que el Covid-19 obligó a poner en pausa.
Finalmente, del encuentro con la prensa quedan por mencionar a Armando Velutini y a Zahira González. La pieza del primero se titula Surreal Year, en alusión directa a 2020. Se trata de la reproducción en plexiglás transparente de un muñeco Lego de poco más de un metro de alto en cuyo interior hay más de 600 pelotas de plástico en diferentes tonalidades de verdes y en las que igual número de personas escribieron, a solicitud del artista, la palabra que mejor resumiera lo que para ellos significa el año en que supimos del Covid-19.
“Mi idea es transmitir que a pesar de que ha sido un año difícil, todas las vivencias y experiencias quedan dentro de nosotros para fortalecer nuestro carácter, nos motivan a seguir”, explica Velutini.
Y no es que Walter Cerquone tenga pensado bajar la santamaría de su galería, sino que, dados estos tiempos de pandemia y cuarentena, nada mejor para convocar a los amantes de las artes visuales que acercarlos a la pintura, la escultura o las instalaciones en un ambiente casi hogareño, resueltamente acogedor.
Catorce jóvenes artistas, unos todavía arraigados en esta tierra de sobresaltos diarios y otros desde la lejanía de los lugares a los que decidieron emigrar, aportan una mirada incipiente, pero fascinante, del ahora en el que andan las nuevas generaciones de creadores visuales.
Lo harán en la exhibición Fresco, una propuesta expositiva que llega a la agenda cultural de la ciudad con el ímpetu, con la alegría, del reencuentro; ese encuentro del público y los artistas que el Covid-19 obligó a poner en pausa.
Obra de la artista surcoreana Miju Lee (OSWER DÍAZ MIRELES)
Pieza de la artista española Lusesita (OSWER DÍAZ MIRELES)
Fausto Amundarain, Paul Amundarain, Juan Gerstl, Zahira González, Ángel Leiva, Pedro Medina, Paul Parrella, Malu Valerio, Luigi Rodríguez, Jonathan Lara y Armando Velutini (de Venezuela), Lusesita y Pablo Carpio (de España), y Miju Lee (de Corea del Sur) son los artistas que integran Fresco que, de acuerdo con Manuel Vásquez-Ortega, autor del texto de presentación de la exposición, “se muestra como un panorama, múltiple y diverso de las posibilidades de aquello que llamamos novedad, o al menos un esfuerzo por romper el espejismo de las formas antiguas de lo nuevo. Así, los artistas participantes, contemporáneos y latentes en su circunstancia, responden a su tiempo, a su bestia, como aquello que les pertenece irrevocablemente”.
Jean Carlos Leal Amesty, gerente de Cerquone Gallery Caracas, comenta que en esta la segunda edición de Fresco -como en la primera que se realizó en 2017- “la idea es que cada cierto tiempo hagamos una exposición con lo más nuevo, lo más fresco, de lo que esté haciendo cada artista. El único parámetro que se le dio a los creadores participantes fue: obra nueva. De hecho, algunos trabajos se hicieron durante la pandemia y otros específicamente para la exposición”.
Fausto Amundarain, Paul Amundarain, Juan Gerstl, Zahira González, Ángel Leiva, Pedro Medina, Paul Parrella, Malu Valerio, Luigi Rodríguez, Jonathan Lara y Armando Velutini (de Venezuela), Lusesita y Pablo Carpio (de España), y Miju Lee (de Corea del Sur) son los artistas que integran Fresco que, de acuerdo con Manuel Vásquez-Ortega, autor del texto de presentación de la exposición, “se muestra como un panorama, múltiple y diverso de las posibilidades de aquello que llamamos novedad, o al menos un esfuerzo por romper el espejismo de las formas antiguas de lo nuevo. Así, los artistas participantes, contemporáneos y latentes en su circunstancia, responden a su tiempo, a su bestia, como aquello que les pertenece irrevocablemente”.
Jean Carlos Leal Amesty, gerente de Cerquone Gallery Caracas, comenta que en esta la segunda edición de Fresco -como en la primera que se realizó en 2017- “la idea es que cada cierto tiempo hagamos una exposición con lo más nuevo, lo más fresco, de lo que esté haciendo cada artista. El único parámetro que se le dio a los creadores participantes fue: obra nueva. De hecho, algunos trabajos se hicieron durante la pandemia y otros específicamente para la exposición”.
Jonathan Lara, artista y museógrafo de Fresco (OSWER DÍAZ MIRELES)
La museografía es de Jonathan Lara, quien también tiene obras en la muestra, relacionadas con Parque Central, conjunto residencial al que llegó a vivir este artista oriundo del estado Zulia. “Siempre presto mucha atención al entorno. La pandemia nos obligó a mirar por la ventana, a conocer mejor lo que nos rodea. Estas obras son gestos procesuales. No estoy tan interesado en el producto final, sino en lo que ocurre durante el proceso de creación”, explica el artista, que utiliza como material principal en su propuesta un sustituto de la malla para hacer serigrafías.
La museografía es de Jonathan Lara, quien también tiene obras en la muestra, relacionadas con Parque Central, conjunto residencial al que llegó a vivir este artista oriundo del estado Zulia. “Siempre presto mucha atención al entorno. La pandemia nos obligó a mirar por la ventana, a conocer mejor lo que nos rodea. Estas obras son gestos procesuales. No estoy tan interesado en el producto final, sino en lo que ocurre durante el proceso de creación”, explica el artista, que utiliza como material principal en su propuesta un sustituto de la malla para hacer serigrafías.
Pedro Medina pinta palabras secretas en el Ávila (OSWER DÍAZ MIRELES)
Por su parte, Pedro Medina participa en Fresco con pinturas en acrílico de pequeño formato. Una de ellas reproduce con realismo una vista del Ávila desde su casa en Bello Monte. En medio de la montaña se puede leer en líneas punteadas la palabra “RENUNCIO”. “Mi obra tiene mucho que ver con los lugares de encuentro, con la geografía y la manipulación de esa geografía para transmitir un mensaje, como en este caso, alguien que escribió un mensaje en la montaña. Puede ser alguien que deseamos que renuncie o también algo más personal; antes de que alguien renuncie, preguntarse uno mismo: ‘¿A qué cosas no debo renunciar’”.
Por su parte, Pedro Medina participa en Fresco con pinturas en acrílico de pequeño formato. Una de ellas reproduce con realismo una vista del Ávila desde su casa en Bello Monte. En medio de la montaña se puede leer en líneas punteadas la palabra “RENUNCIO”. “Mi obra tiene mucho que ver con los lugares de encuentro, con la geografía y la manipulación de esa geografía para transmitir un mensaje, como en este caso, alguien que escribió un mensaje en la montaña. Puede ser alguien que deseamos que renuncie o también algo más personal; antes de que alguien renuncie, preguntarse uno mismo: ‘¿A qué cosas no debo renunciar’”.
Malu Valerio se embarca en nuevos territorios (OSWER DÍAZ MIRELES)
Malu Valerio sigue con su exploración de los territorios marcados por el hombre. Su obra en Fresco está compuesta por dos cojines azul añil con dos frases bordadas en el centro: en uno se lee “Mar Caribe” y en el otro “Mal Caribe”. Cuenta la artista: “Al regresar a Venezuela, luego de participar en una residencia en Cali, donde trabajé el tema de los migrantes venezolanos en Colombia, que era una exploración del territorio terrestre, la pandemia nos dejó en una especie de limbo. Decidí entonces plantearme un nuevo proyecto. En ese momento, había un revuelo con una supuesta invasión mercenaria del país de la que nos salvaron unos pescadores; por otro lado se informaba que la cuarta flota venía entrando en aguas territoriales, que buques de Irán traían gasolina al país; luego aparecieron los naufragios de Güiria, los peñeros que iban a Trinidad y los devolvieron… Además, yo soy de Cumaná, nací en el estado Sucre y me crié en Margarita, y todas esas noticias que nos llegaban estaban muy vinculadas con el Caribe, así que empecé a estudiar los límites de Venezuela con el resto de las islas del Caribe. El Mar Caribe es un territorio fascinante, tiene una cantidad de elementos que indagar que a mí me cautivaron”. Además del juego de fonemas, la propuesta de Valerio es, sin duda, un territorio en expansión.
Malu Valerio sigue con su exploración de los territorios marcados por el hombre. Su obra en Fresco está compuesta por dos cojines azul añil con dos frases bordadas en el centro: en uno se lee “Mar Caribe” y en el otro “Mal Caribe”. Cuenta la artista: “Al regresar a Venezuela, luego de participar en una residencia en Cali, donde trabajé el tema de los migrantes venezolanos en Colombia, que era una exploración del territorio terrestre, la pandemia nos dejó en una especie de limbo. Decidí entonces plantearme un nuevo proyecto. En ese momento, había un revuelo con una supuesta invasión mercenaria del país de la que nos salvaron unos pescadores; por otro lado se informaba que la cuarta flota venía entrando en aguas territoriales, que buques de Irán traían gasolina al país; luego aparecieron los naufragios de Güiria, los peñeros que iban a Trinidad y los devolvieron… Además, yo soy de Cumaná, nací en el estado Sucre y me crié en Margarita, y todas esas noticias que nos llegaban estaban muy vinculadas con el Caribe, así que empecé a estudiar los límites de Venezuela con el resto de las islas del Caribe. El Mar Caribe es un territorio fascinante, tiene una cantidad de elementos que indagar que a mí me cautivaron”. Además del juego de fonemas, la propuesta de Valerio es, sin duda, un territorio en expansión.
Armando Velutini y el producto de un Surreal Year (OSWER DÍAZ MIRELES)
Finalmente, del encuentro con la prensa quedan por mencionar a Armando Velutini y a Zahira González. La pieza del primero se titula Surreal Year, en alusión directa a 2020. Se trata de la reproducción en plexiglás transparente de un muñeco Lego de poco más de un metro de alto en cuyo interior hay más de 600 pelotas de plástico en diferentes tonalidades de verdes y en las que igual número de personas escribieron, a solicitud del artista, la palabra que mejor resumiera lo que para ellos significa el año en que supimos del Covid-19.
“Mi idea es transmitir que a pesar de que ha sido un año difícil, todas las vivencias y experiencias quedan dentro de nosotros para fortalecer nuestro carácter, nos motivan a seguir”, explica Velutini.
La mácula política de Zahira González (OSWER DÍAZ MIRELES)
Por su parte, Zahira González presenta en Fresco una propuesta pictórica de indudable contenido político. En sus cuadros hay una humanidad desfigurada, bestializada. “Partí del contexto político nacional para crear una mácula, una mancha, en la que cada quien trepa para alcanzar por sus propios intereses. La pintura es el espacio que me permite expresar lo que percibo de la realidad”, dice la artista.
Cerramos con otro extracto del texto de Vásquez-Ortega: “Recorrer las tragedias del hombre a través de su historia implica caminar entre las ciénagas y playas de lo contingente, sin embargo, nuestro lóbrego segundo milenio en curso dispone de formas asumidas para mantener de pie a aquellos que aún lo vivimos: los ‘contemporáneos’, cuya esencia caracteriza a un individuo que ‘no se deja enceguecer por las luces del siglo, y alcanza a vislumbrar en ellas la parte de la sombra, su íntima oscuridad’ (Agamben, 2008). No obstante, desde esta penumbra, nuevas siluetas emergen para hablarnos de otras posibilidades de un presente circunstancial, una existencia contraria a la del martirizado poeta agambiano, aquel que paga la contemporaneidad con la vida y que ‘debe tener fija la mirada en los ojos de su siglo’”.
Por su parte, Zahira González presenta en Fresco una propuesta pictórica de indudable contenido político. En sus cuadros hay una humanidad desfigurada, bestializada. “Partí del contexto político nacional para crear una mácula, una mancha, en la que cada quien trepa para alcanzar por sus propios intereses. La pintura es el espacio que me permite expresar lo que percibo de la realidad”, dice la artista.
Cerramos con otro extracto del texto de Vásquez-Ortega: “Recorrer las tragedias del hombre a través de su historia implica caminar entre las ciénagas y playas de lo contingente, sin embargo, nuestro lóbrego segundo milenio en curso dispone de formas asumidas para mantener de pie a aquellos que aún lo vivimos: los ‘contemporáneos’, cuya esencia caracteriza a un individuo que ‘no se deja enceguecer por las luces del siglo, y alcanza a vislumbrar en ellas la parte de la sombra, su íntima oscuridad’ (Agamben, 2008). No obstante, desde esta penumbra, nuevas siluetas emergen para hablarnos de otras posibilidades de un presente circunstancial, una existencia contraria a la del martirizado poeta agambiano, aquel que paga la contemporaneidad con la vida y que ‘debe tener fija la mirada en los ojos de su siglo’”.
Fresco se estará exhibiendo desde el 20 de febrero hasta finales de abril de 2021, en los espacios de Cerquone Gallery, ubicada en la avenida San Felipe de La Castellana, quinta 117, Caracas. El horario es de martes a domingos, de 11:00 am a 5:00 pm, en semanas de flexibilización, mientras que en las de confinamiento radical será por citas a través del teléfono: 0424-6019251. Mayor información en www.cerquone.com; Facebook: CerquoneProjects, e Instagram: @cerquoneprojects.
@juanchi62
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