En mayo de 2019, el artista visual Miguel von Dangel fue ingresado en el Centro Médico de San Bernardino con severos problemas cardiopulmonares e intestinales. Recuerda el Premio Nacional de Artes Plásticas 1990:
“Cuando estaba vomitando sangre a causa de úlceras sangrientas, y los médicos se están ocupando de ti en el contexto de la primera, segunda, tercera… sexta intervención, te dejan arruinado, y la salud se va perdiendo, de pronto te encuentras en una clínica en San Bernardino y en la mañana tienes el privilegio de ver El Ávila. Entonces te dices: ‘¡Qué efímero soy yo!, allí está ese bloque de basalto y esa enormidad tan maravillosa que mucho antes de que uno existiera estaba allí y que obviamente va a estar por un par de millones de años todavía cuando ya no existamos nosotros, cuando ni nuestras proposiciones ni nuestro brillo intelectual aporten nada’. Allí sí hay una lección de humildad. Y todavía estoy luchando con la aceptación, tengo que aceptarlo y la soberbia no me deja. Pero es que el arte es un oficio por excelencia de gente soberbia. Creo que a veces somos artistas porque la providencia nos ubica en el oficio donde más palos vamos a recibir y donde terminaremos de aprender lo efímeros que somos”.
Mañana, jueves 11 de febrero de 2021, a las11:00 am, la Galería D’Museo, del Centro de Arte Los Galpones, ubicado en Los Chorros, abrirá la exposición Epifanía a la sombra de la montaña sagrada, en la que el artista nacido en Bayreuth, Alemania, en 1946, y llegado a este trópico fulgurante con cuatro años, aporta su personalísima visión del cerro El Ávila. Una visión que no tiene que ver con su ideologizante rebautizo a Warairarepano, con la visión idílica de Manuel Cabré o con el recuerdo nostálgico que acompaña a los 6 millones de venezolanos que han emigrado.
-¿Qué es, entonces, lo que le inspira El Ávila y cómo ha trasladado esas sensaciones y sentimientos a su pintura?
-No es solo El Ávila, es la pintura universal de la montaña sagrada-Axis Mundi. Así, por ejemplo, está la montaña del Sinaí, donde Moisés recibió las Tablas de la Ley, en cuya base hay un monasterio, el de Santa Catalina, donde los monjes pintores preservaron el paleocristiano más maravilloso; curiosamente, era el tema religioso inspirado a la sombra de la montaña, pero no era la montaña como inspiración. Quiero acotar eso, en el sentido de que El Ávila no es más que eso también.
“El motivo de exhibir algunas obras pequeñas en D’Museo es de orden más místico religioso, y la montaña es el contexto donde sucede eso, a la sombra donde sucede eso, por lo tanto no es una exposición sobre El Ávila, sino que tiene que ver con la pandemia que estamos sufriendo y va referida al Cristo de la Salud de Petare, y a una polémica expresión de Martín Lutero en tanto a la Virgen como un derecho de poderla representar como cristiano que era él y en contra de la iconoclasia de la época de la Reforma. En ese marco se mueve esta muestra, que consta de un espacio en la galería para mostrar el Cristo de la Salud de Petare. Básicamente por allí arrancó la cosa”, aclara el artista.
“Cuando estaba vomitando sangre a causa de úlceras sangrientas, y los médicos se están ocupando de ti en el contexto de la primera, segunda, tercera… sexta intervención, te dejan arruinado, y la salud se va perdiendo, de pronto te encuentras en una clínica en San Bernardino y en la mañana tienes el privilegio de ver El Ávila. Entonces te dices: ‘¡Qué efímero soy yo!, allí está ese bloque de basalto y esa enormidad tan maravillosa que mucho antes de que uno existiera estaba allí y que obviamente va a estar por un par de millones de años todavía cuando ya no existamos nosotros, cuando ni nuestras proposiciones ni nuestro brillo intelectual aporten nada’. Allí sí hay una lección de humildad. Y todavía estoy luchando con la aceptación, tengo que aceptarlo y la soberbia no me deja. Pero es que el arte es un oficio por excelencia de gente soberbia. Creo que a veces somos artistas porque la providencia nos ubica en el oficio donde más palos vamos a recibir y donde terminaremos de aprender lo efímeros que somos”.
Mañana, jueves 11 de febrero de 2021, a las11:00 am, la Galería D’Museo, del Centro de Arte Los Galpones, ubicado en Los Chorros, abrirá la exposición Epifanía a la sombra de la montaña sagrada, en la que el artista nacido en Bayreuth, Alemania, en 1946, y llegado a este trópico fulgurante con cuatro años, aporta su personalísima visión del cerro El Ávila. Una visión que no tiene que ver con su ideologizante rebautizo a Warairarepano, con la visión idílica de Manuel Cabré o con el recuerdo nostálgico que acompaña a los 6 millones de venezolanos que han emigrado.
-¿Qué es, entonces, lo que le inspira El Ávila y cómo ha trasladado esas sensaciones y sentimientos a su pintura?
-No es solo El Ávila, es la pintura universal de la montaña sagrada-Axis Mundi. Así, por ejemplo, está la montaña del Sinaí, donde Moisés recibió las Tablas de la Ley, en cuya base hay un monasterio, el de Santa Catalina, donde los monjes pintores preservaron el paleocristiano más maravilloso; curiosamente, era el tema religioso inspirado a la sombra de la montaña, pero no era la montaña como inspiración. Quiero acotar eso, en el sentido de que El Ávila no es más que eso también.
“El motivo de exhibir algunas obras pequeñas en D’Museo es de orden más místico religioso, y la montaña es el contexto donde sucede eso, a la sombra donde sucede eso, por lo tanto no es una exposición sobre El Ávila, sino que tiene que ver con la pandemia que estamos sufriendo y va referida al Cristo de la Salud de Petare, y a una polémica expresión de Martín Lutero en tanto a la Virgen como un derecho de poderla representar como cristiano que era él y en contra de la iconoclasia de la época de la Reforma. En ese marco se mueve esta muestra, que consta de un espacio en la galería para mostrar el Cristo de la Salud de Petare. Básicamente por allí arrancó la cosa”, aclara el artista.
"El arte es un oficio por excelencia de gente soberbia", dice Von Dangel (CORTESÍA)
Sobre el referido Cristo de la Salud de Petare, parroquia en la que Von Dangel tiene su casa-taller, explica el artista: “Es una imagen de unos 300 años, una figura española, posiblemente sevillana, y es ‘de la salud’ en tanto que durante dos o tres epidemias, en su momento, fue la figura que se sacó a pasear por el pueblo para contrarrestar la enfermedad. En ese sentido se trata de estimular y rescatar el valor religioso que está implícito en la figura y en la proposición”.
-El tema de la montaña sagrada no es exclusivo de los pintores de El Ávila -prosigue-. La pintura moderna le debe a Hokusai la lectura simultánea desde distintas perspectivas, que es la base de lo que posteriormente, aquí en Occidente, se llamó cubismo. Hokusai hizo un peregrinaje alrededor de la montaña del Fuji, plasmó distintas lecturas de los puntos por lo que iba pasando, y esa idea la retomó para el arte moderno Cézanne con la montaña Santa Victoria; mal que bien, no olvidemos que Cézanne es considerado el padre del cubismo.
-Pasemos por La montaña mágica de Thomas Mann, en la que no deja de ser interesante el enfoque que remite al fascismo y a la enfermedad, a la epidemia en este caso. Así también en La muerte en Venecia, del mismo Mann, donde la peste está rondando y el individuo que protagoniza la novela se expone a la contaminación en función de perseguir el ideal y la belleza. Eso nos lleva a ciertas posiciones éticas ante situaciones políticas que explican el formato pequeño de las obras que se exhiben. Esa reducción del espacio de la libre expresión es lo que nos interesa señalar.
Sobre el referido Cristo de la Salud de Petare, parroquia en la que Von Dangel tiene su casa-taller, explica el artista: “Es una imagen de unos 300 años, una figura española, posiblemente sevillana, y es ‘de la salud’ en tanto que durante dos o tres epidemias, en su momento, fue la figura que se sacó a pasear por el pueblo para contrarrestar la enfermedad. En ese sentido se trata de estimular y rescatar el valor religioso que está implícito en la figura y en la proposición”.
-El tema de la montaña sagrada no es exclusivo de los pintores de El Ávila -prosigue-. La pintura moderna le debe a Hokusai la lectura simultánea desde distintas perspectivas, que es la base de lo que posteriormente, aquí en Occidente, se llamó cubismo. Hokusai hizo un peregrinaje alrededor de la montaña del Fuji, plasmó distintas lecturas de los puntos por lo que iba pasando, y esa idea la retomó para el arte moderno Cézanne con la montaña Santa Victoria; mal que bien, no olvidemos que Cézanne es considerado el padre del cubismo.
-Pasemos por La montaña mágica de Thomas Mann, en la que no deja de ser interesante el enfoque que remite al fascismo y a la enfermedad, a la epidemia en este caso. Así también en La muerte en Venecia, del mismo Mann, donde la peste está rondando y el individuo que protagoniza la novela se expone a la contaminación en función de perseguir el ideal y la belleza. Eso nos lleva a ciertas posiciones éticas ante situaciones políticas que explican el formato pequeño de las obras que se exhiben. Esa reducción del espacio de la libre expresión es lo que nos interesa señalar.
"El arte es una respuesta a lo previo que existe en uno", afirma el artista (CORTESÍA)
-¿Cómo se insertan las obras de Epifanía a la sombra de la montaña sagrada en el conjunto de su obra, de su búsqueda artística? ¿Qué de nuevo veremos en ellas de Miguel von Dangel?
-Creo que eso de estar buscando cosas nuevas en el arte, no solo de un artista, sino en el arte en general, con todo el respeto, me parece que es un enfoque equivocado. Si algo tiene el arte es que es eternamente nuevo porque es eterno e inagotable como solución y como pregunta, como cuestionamiento y como respuesta. Entonces, prefiero no verme colocado entre los artistas que plantean novedades.
“Creo que el arte es una respuesta a lo previo que existe en uno -continúa-. Un poco la tesis platónica de que uno no aprende, si no que repite lo ya aprendido, despierta en uno lo que ya uno sabe. Aunque sea un atavismo, uno solo puede responder con lo que ya tiene dentro de uno, y para sorpresa inagotable del ser humano, el arte es esencialmente eso. El arte no es nuevo nunca, lo que no quiere decir que haya manifestaciones de arte viejas, por ejemplo, la cinética, que descubre a Heráclito dos mil años después y nos emociona enormemente como algo nuevo. Aunque creo que después de Altamira y Lascaux hay poca novedad que descubrir. Es como el amor, vamos a decirlo así. ¿Hay un nuevo amor, o es el amor que se repite eternamente en nuestras relaciones humanas? La justicia podría ser otro ejemplo. Hay gente que ofrece mucha justicia nueva, como si la justicia fuera renovable permanentemente con cada nuevo gobierno, con cada nuevo esquema de poder. Entonces, ¿hay una nueva justicia o es la justicia de siempre la que debemos buscar?”.
-¿Y cuán sagrada es para usted la montaña? ¿Qué relación ha tenido Miguel von Dangel con la naturaleza?
-Bueno, desde siempre, quizás un poco inducido por la fascinación que produjo la migración de mis padres al trópico. Mi padre era zoólogo y tenía una vinculación con el paisaje y con la fauna desde siempre. Después de eso, ya en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, te enteras que había artistas viajeros: Bellerman, Anton Goering, Melbye, gente que vino inducida un poco por la puerta que abre Alexander von Humboldt en su momento, y este es un país de mucha naturaleza.
Y agrega: “Mi amigo Manuel Ángel González Sponga, con quien hice escorpiofauna, decía que los templos góticos o el Sacre Coeur de Venezuela era el Autana, el Roraima, y creo que sí hay algo de eso. Con la naturaleza, a través del arte, se llega a Dios. La naturaleza humana también. El tema se desborda”.
-Bueno, desde siempre, quizás un poco inducido por la fascinación que produjo la migración de mis padres al trópico. Mi padre era zoólogo y tenía una vinculación con el paisaje y con la fauna desde siempre. Después de eso, ya en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, te enteras que había artistas viajeros: Bellerman, Anton Goering, Melbye, gente que vino inducida un poco por la puerta que abre Alexander von Humboldt en su momento, y este es un país de mucha naturaleza.
Y agrega: “Mi amigo Manuel Ángel González Sponga, con quien hice escorpiofauna, decía que los templos góticos o el Sacre Coeur de Venezuela era el Autana, el Roraima, y creo que sí hay algo de eso. Con la naturaleza, a través del arte, se llega a Dios. La naturaleza humana también. El tema se desborda”.
-¿Cómo se insertan las obras de Epifanía a la sombra de la montaña sagrada en el conjunto de su obra, de su búsqueda artística? ¿Qué de nuevo veremos en ellas de Miguel von Dangel?
-Creo que eso de estar buscando cosas nuevas en el arte, no solo de un artista, sino en el arte en general, con todo el respeto, me parece que es un enfoque equivocado. Si algo tiene el arte es que es eternamente nuevo porque es eterno e inagotable como solución y como pregunta, como cuestionamiento y como respuesta. Entonces, prefiero no verme colocado entre los artistas que plantean novedades.
“Creo que el arte es una respuesta a lo previo que existe en uno -continúa-. Un poco la tesis platónica de que uno no aprende, si no que repite lo ya aprendido, despierta en uno lo que ya uno sabe. Aunque sea un atavismo, uno solo puede responder con lo que ya tiene dentro de uno, y para sorpresa inagotable del ser humano, el arte es esencialmente eso. El arte no es nuevo nunca, lo que no quiere decir que haya manifestaciones de arte viejas, por ejemplo, la cinética, que descubre a Heráclito dos mil años después y nos emociona enormemente como algo nuevo. Aunque creo que después de Altamira y Lascaux hay poca novedad que descubrir. Es como el amor, vamos a decirlo así. ¿Hay un nuevo amor, o es el amor que se repite eternamente en nuestras relaciones humanas? La justicia podría ser otro ejemplo. Hay gente que ofrece mucha justicia nueva, como si la justicia fuera renovable permanentemente con cada nuevo gobierno, con cada nuevo esquema de poder. Entonces, ¿hay una nueva justicia o es la justicia de siempre la que debemos buscar?”.
Miguel von Dangel: “No soy yo quien hace el arte, es el arte el que me hace a mí” (CORTESÍA)
-Mencionó antes la pandemia: ¿Cómo la ha sobrellevado? ¿Alteró su ritmo de trabajo, sumó nuevas reflexiones a su creación, le permitió profundizar aún más en sus investigaciones?
-¡Estoy vivo de vaina! Y me puedo reír de mí mismo un poco. Cuando era muy muchacho decía que yo era artista porque no servía para otra cosa, y ahora creo que lo estoy confirmando. Creo que el arte me hace servir para algo, lo que nunca voy a saber es para qué voy a servir. El arte se apiadó de mí. En estos días lo decía: “No soy yo quien hace el arte, es el arte el que me hace a mí”. Eso es un enorme privilegio y una enorme responsabilidad que termina uno comprendiendo: abrogarse el ser artista. Es una gracia.
“En los momentos en que mi salud hizo crisis, chillé como una rata pisada por el zapato de un bodeguero, el bodeguero mayor, y eso me hace más humilde. Tan humilde me hace que voy a confesar que he aprendido a tener miedo y que también el miedo es una gracia, difícil de aceptar, claro está, pero estoy en eso”, concluye Miguel von Dangel.
Epifania a la sombra de la montaña sagrada se estará presentando desde el mañana y hasta finales de abril de 2021, en la Galería D’Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, avenida Ávila con 8va transversal de Los Chorros. El horario es de miércoles a domingos, de 11:00 am a 4:00 pm, durante la flexibilización, mientras que en las semanas de confinamiento radical será por previa cita a través de los teléfonos: 0424-1277880 y 0412-5602600. Se tienen previstas todas las normas de seguridad sanitaria y prevención para el público asistente.
La muestra también se podrá ver de manera digital en la plataforma de silvaZarins (@silvazarins), donde además de las obras, será publicado el proceso creativo y la ejecución de las obras a través de videos y fotografías, así como una entrevista donde Von Dangel habla de estas obras específicamente, y un Live con el investigador plástico Eddy Reyes a través del IG de @silvazarins.
@juanchi62
-Mencionó antes la pandemia: ¿Cómo la ha sobrellevado? ¿Alteró su ritmo de trabajo, sumó nuevas reflexiones a su creación, le permitió profundizar aún más en sus investigaciones?
-¡Estoy vivo de vaina! Y me puedo reír de mí mismo un poco. Cuando era muy muchacho decía que yo era artista porque no servía para otra cosa, y ahora creo que lo estoy confirmando. Creo que el arte me hace servir para algo, lo que nunca voy a saber es para qué voy a servir. El arte se apiadó de mí. En estos días lo decía: “No soy yo quien hace el arte, es el arte el que me hace a mí”. Eso es un enorme privilegio y una enorme responsabilidad que termina uno comprendiendo: abrogarse el ser artista. Es una gracia.
“En los momentos en que mi salud hizo crisis, chillé como una rata pisada por el zapato de un bodeguero, el bodeguero mayor, y eso me hace más humilde. Tan humilde me hace que voy a confesar que he aprendido a tener miedo y que también el miedo es una gracia, difícil de aceptar, claro está, pero estoy en eso”, concluye Miguel von Dangel.
Epifania a la sombra de la montaña sagrada se estará presentando desde el mañana y hasta finales de abril de 2021, en la Galería D’Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, avenida Ávila con 8va transversal de Los Chorros. El horario es de miércoles a domingos, de 11:00 am a 4:00 pm, durante la flexibilización, mientras que en las semanas de confinamiento radical será por previa cita a través de los teléfonos: 0424-1277880 y 0412-5602600. Se tienen previstas todas las normas de seguridad sanitaria y prevención para el público asistente.
La muestra también se podrá ver de manera digital en la plataforma de silvaZarins (@silvazarins), donde además de las obras, será publicado el proceso creativo y la ejecución de las obras a través de videos y fotografías, así como una entrevista donde Von Dangel habla de estas obras específicamente, y un Live con el investigador plástico Eddy Reyes a través del IG de @silvazarins.
@juanchi62
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