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Nela Ochoa: “Hay que mirarse como un maravilloso producto evolutivo”

La artista venezolana, residenciada en Tenerife, Islas Canarias, resultó beneficiaria de una beca de la Fundación Pollock-Krasner

  • JUAN ANTONIO GONZÁLEZ

22/12/2020 01:00 am

Como el protagonista de la película argentina Hombre mirando al sudeste (Eliseo Subiela, 1986), que trata de encontrar en la materia gris del cerebro rastros de las emociones, las huellas de la memoria, el afán creativo de la artista venezolana Nela Ochoa apunta a la necesidad -la de todo ser humano que busca explicaciones- de hallar el origen infinitesimal, la raíz más profunda, de lo que somos y de lo que nos pasa; así, en primera persona plural porque lo que la artista logra con su hacer es interpelarnos directa y brutalmente.

Ochoa nace en Caracas en 1953. Diecinueve años después inicia su formación artística estudiando pintura en la Escuela de Artes Visuales “Cristóbal Rojas” y simultáneamente danza contemporánea con la compañía Contradanza. Los conocimientos que adquiere en ese momento de escenografía y puesta en escena, y que profundiza luego en instituciones de Caracas y París, así como su acercamiento a la simbología del lenguaje corporal y el cuerpo como tema y objeto de reflexión, la llevan al multiformato; es decir, tanto al uso combinado de materiales diversos como de disciplinas artísticas: la fotografía, la pintura, la danza, el videoarte, la instalación, la performance y la escultura para dar forma a su discurso:

“Mi trabajo gira en torno al cuerpo y, por evolución, a las ciencias que transparentan ese cuerpo. Desde joven he estudiado, simultáneamente, la danza y las artes plásticas, y ese interés se ha mantenido a lo largo de los años unificándose en videos, performance, instalaciones, pinturas y esculturas. Ha sido una evolución que comenzó con el estudio del gesto: escrutando esas señales comencé a coreografiar lo que llamé «gestografias» y casi simultáneamente a intervenir radiografías con pintura, llevando a otro nivel las estructuras óseas. La ciencia y sus nuevas tecnologías me han permitido hurgar cada vez más adentro, llegando hasta los genes y sus «recetas» para producir todo funcionamiento físico y psíquico. Mi trabajo actual está inmerso en el universo genético, de donde saco la materia prima para crear otro cuerpo, un tejido con el contenido cultural del mundo que me rodea. Veo mis obras como anotaciones, reflexiones y conexiones mentales de lo corporal que obstinadamente necesito materializar. No tengo fórmulas seguras, es el trabajo constante, la investigación, la curiosidad, la intuición, el entorno que me conmueve o me altera, lo que va formando el cuerpo de la obra”, escribió la artista en el catálogo de la exposición Post Pretérito, presentada en 2015 en la sala La Caja del Centro Cultural Chacao y en 2017 en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (MACZUL).

A finales del mes de noviembre, la Fundación Pollock-Krasner, con sede en Nueva York y que desde su fundación -en 1985 por la artista Lee Krasner, esposa de Jackson Pollock- desarrolla un programa de becas para proporcionar asistencia financiera a artistas que trabajan individualmente y con habilidades establecidas, seleccionó a Nela Ochoa como una de sus beneficiarias.

“De la beca me enteré por la curadora neoyorquina Julia Herzberg, quien ya ha curado otras exposiciones mías, siendo la más importante Genetic Portraits, presentada en el Patricia and Phillip Frost Museum de Miami, en 2009”, comenta la artista desde Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España, lugar al que emigró con su esposo Antonio López Ortega luego de haber experimentado en carne propia el aumento de la delincuencia, de la persecución política y del desmoronamiento del país, en la que otrora fue “la perla del Caribe”: la isla de Margarita.

-¿Qué proyecto trabajará durante la vigencia de la beca?
-Estoy trabajando en dos proyectos o temas, ambos ligados a mi interés por el universo genético. Uno gira alrededor del cromosoma Y humano y el otro alrededor especies de flora y fauna en peligro de extinción.

-¿Qué necesidad personal la ha llevado a incluir la genética en su proceso creativo?
-Desde hace muchos años empecé a reunir y a intervenir radiografías y a tratar de descubrir mundos internos y su conexión con el lenguaje gestual. A medida que la tecnología fue transparentando el cuerpo, mi curiosidad me llevó hasta los genes y allí el universo se hizo inmenso. 

Pieza en desarrollo en torno al cromosoma Y, titulada provisionalmente "Interferencia", y en la que la artista insiste en denunciar la violencia (CORTESÍA) 

-“¿De qué estamos hechos?” es una pregunta que la ha perseguido por décadas. ¿Ha llegado a alguna certeza?
-Creo que hay que mirarse como un maravilloso producto evolutivo y no olvidar que hemos pasado por todos esos estados y que guardamos huellas de cada etapa. Sería bueno que la gente, tan dada al racismo, recordara que todos somos afrodescendientes.

-¿De qué está hecha Nela Ochoa?
-Eso me recuerda un poema infantil que decía que las niñas estábamos hechas de sugar and sweet, estereotipos que nos inculcan desde la primera infancia. Yo creo que las mujeres desde niñas tenemos que tener mucho coraje y temperamento para surgir en un mundo dirigido hasta hace poco por hombres. Así que te diría que soy terca, intuitiva e impulsiva, pero que el tiempo y los golpes me han vuelto un poco introvertida y más precavida.

-A pesar de que emigró de Margarita a Canarias para escapar de la violencia (robos, secuestros, persecución) en el país, ¿ha dejado de denunciar la violencia en su obra?
-Nunca he dejado de denunciar la violencia en mi obra y la injusticia no la soporto, venga de donde venga.

-¿Emigrar no es también una forma de violencia a la que someten a quienes lo hacen?
-Claro que lo es. Yo he vivido en muchas partes, muchos años, esto quizás me ha preparado mejor para emigrar. Evito caer en la nostalgia y además me gusta cada vez más estar sola. Pero sin duda que hemos perdido todo lo construido por décadas, todo lo que nos aseguraba una vejez tranquila.

"Fósil", obra de 2010 (FERNANDO CRUZ)

-¿Dónde está el alma de Nela Ochoa?
-Según el genetista y escritor Matt Rydley, el alma podría estar en el centro del cromosoma 2, donde quedó la huella de la separación entre la rama de los simios y la de los humanos. Hice una obra sobre esto, Fósil, de 2010, pero hace poco leía que el alma podría ser de hidrógeno y quizás ese gas sean los 21 gramos que se pierden al morir. Mi alma, por ahora, me acompaña, espero que algo de ella quede en mis obras cuando me vaya.

-¿Cómo ve desde el otro lado del charco al país?
-Veo el país igual a como lo veía cuando estaba allá: sin rumbo. Siento que existe un montón de gente empujando una inmensa roca cuesta arriba solo para que algún malandro, los empuje hacia abajo otra vez.

-¿La ha afectado la pandemia del Covid-19?, ¿le ha aportado temas para crear?
-¿Y a quién no le ha afectado? Vi suspendidas dos exposiciones este año, pero como salgo poco, no varió mucho mi rutina diaria. Solo la flora y la fauna se han beneficiado de un descanso bien merecido de los humanos. Nuestra especie está muy dedicada a nimiedades que solo contaminan y no resuelven las condiciones de supervivencia. El año pasado en el CAAM -Centro Atlántico de Arte Moderno, en Las Palmas de Gran Canaria- hice una exposición que titulé Mar de fondo, allí ya tocaba el tema de la contaminación por plásticos y la intervención humana en la mutación de especies marinas.

-El mundo del arte ha sobrevivido al confinamiento por medio del uso de herramientas digitales. Lo virtual se ha integrado no solo a la creación, sino también a la difusión del arte. ¿Qué opina al respecto?
-Desde hace muchos años trabajo gráficas en la computadora que luego imprimo en Giclée. Estoy, como todos los artistas, metida en páginas que muestran mi trabajo, pero la realidad es que el mundo está viviendo una crisis severa, aunque quizás se vende más nuestro trabajo en esas páginas, al igual que la música, la literatura o el cine.

“Lo que sí me preocupa es la cantidad de negocios que han surgido para sacarle dinero a los artistas (seguramente más a los emergentes) a cambio de mostrarle sus imágenes a un jurado, que quién sabe si tiene o no alguna clase de experticia. Pero también han aumentado las páginas de museos que te permiten ver las exposiciones, las conferencias y los artículos de manera gratuita y páginas de arte de mucha calidad que ofrecen las obras de artistas a la venta con su justo porcentaje de ventas compartido. Hay que saber escoger qué te sirve de ese vastísimo universo virtual”, concluye la artista.

@juanchi62



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