Perla Suez: “Yo no estoy parada en la política, estoy parada en la literatura”
La escritora argentina ganó la más reciente edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos por "El país del diablo"
"El padre obliga a su madre a que se arrodille frente a él. Ella lucha con los brazos e intenta levantarse. Él vuelve a empujarla y ella cae de rodillas. El hombre tiene la cara desencajada. Desenvaina su sable, la agarra de los pelos y con un movimiento diestro le corta la cabeza.
Cuando la suelta, la cabeza cae y rueda por el suelo, como una pelota de trapo hasta llegar a la orilla del río.
Lum lo ve acercarse al agua. Ella está en el medio del cauce. Quieta. Muda. Su padre lava la hoja de acero, sabe que ella lo mira. Luego, mete el sable en su vaina y da media vuelta. Camina hasta donde tenía atado su caballo, monta y se va definitivamente.
Un hilo de sangre se acerca hasta ella desde la otra orilla. Lum se incorpora de golpe. Corre. Toma la cabeza de su madre entre sus manos e intenta unirla al cuerpo, pero se le resbala. Recoge la cabeza nuevamente y empieza a gritar, llorando se abraza a ella y se queda ahí tendida".
El país del diablo (fragmento)
En el año 2015, la escritora argentina Perla Suez ganó el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz por la novela El país del diablo. En ese momento, el jurado, integrado por Martha Cerda, Eduardo Antonio Parra y Antonio Ortuño, consideró la obra como un western patagónico protagonizado por una niña mapuche, además: “Una novela que presenta un universo poco transitado en la narrativa de su país, Argentina. Constituye una recuperación de la memoria, que redunda en un acto de justicia ante cuestiones tal vez olvidadas por ciertos grupos de la sociedad latinoamericana; y porque consigue la construcción de un estilo narrativo en el que la sutileza, la alusión y la síntesis despliegan una historia de contenidos en apariencia etéreos, pero brutalmente concretos”.
Cinco años después, El país del diablo es nuevamente premiada con el polémico Rómulo Gallegos. En esta oportunidad, el jurado integrado por Laura Antillano, Vicente Battista y Pablo Montoya, ganador del galardón en 2015, consideró que “El país del diablo maneja con gran sapiencia un concentrado y a la vez vertiginoso ritmo narrativo, y establece un equilibrio encomiable entre el desarrollo de la trama, la construcción de los personajes y el trasfondo histórico que la sustenta”.
Es así que Suez se convierte en la cuarta argentina en ganar el premio –antes habían sido reconocidos Abel Posse, Mempo Giardinelli y Ricardo Piglia– y la tercera mujer en recibirlo después de Ángeles Mastretta y Elena Poniatowska; además, ya había sido finalista en dos oportunidades, la primera vez con Letargo (2001) y luego con Humo (2013). Como dato curioso o anecdótico, cuando Roberto Bolaño ganó el Premio Rómulo Gallegos con su novela Los detectives salvajes, en 1999, ya había sido premiado con anterioridad con el Herralde.
-Recibe este premio desde la distancia, en la virtualidad y con una pandemia. ¿Para usted cómo han sido estos meses?
-La pandemia aquí en Argentina es tan terrible como en cualquier parte del mundo. Han muerto varios amigos. Hay mucho miedo de contagiarse. En relación a mi trabajo, no tengo la misma concentración de antes, aunque trato de trabajar lentamente en las mañanas en un nuevo proyecto de novela.
-El primer reconocimiento que recibió El país del diablo fue el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
-Fue muy hermoso recibirlo, además lo que significa para mí la Feria del Libro de Guadalajara y el jurado fue maravilloso. Gracias al premio, el libro tuvo buenas ventas en Argentina y dos traducciones: una en inglés y pronto una que saldrá en griego. De hecho, la directora de la feria me envió un mensaje para felicitarme. Ojalá pronto podamos reunirnos todas las ganadoras.
-Por otra parte, usted ya había sido finalista del Premio Rómulo Gallegos.
-En realidad, esta vez fue la editorial la que mandó la novela. En el caso de Letargo, mi primera novela, yo sí la envíe porque quería darla a conocer y resultó ser finalista; fue un gran estímulo para seguir escribiendo.
-Pero a pesar de estos premios y los distintos reconocimientos que ha recibido en su carrera literaria, aún es una escritora algo marginada.
-Tiene que ver mucho con las políticas editoriales; por ejemplo, yo tengo libros infantiles con Alfaguara y no salen del ámbito de Argentina. Quedamos como encapsulados en nuestros propios países.
-¿Cuál es su percepción tanto del movimiento feminista como de las escritoras argentinas de los últimos años?
-Hay un movimiento muy fuerte desde que se creó Ni una menos, una lucha de las mujeres contra los feminicidas y la necesidad que se legalice el aborto. En esa lucha también salimos las escritoras a defender esos derechos. Además, las escritoras nos hemos ganado un lugar, nadie nos regaló nada y tenemos una mirada diferente a lo que ha sido el patriarcado. Las mujeres, a la larga, conseguiremos el lugar que merecemos.
-Una de las primeras escenas de El país del diablo es cuando la protagonista, Lum, ve el asesinato de su madre a manos de su padre.
-Mi novela no es histórica, creo en la ficción. La historia de Lum, cuyo nombre significa encuentro de dos lagunas, fue un encuentro conmigo misma; es decir, empecé a reconocer a esa otra cultura dentro mí siendo blanca, judía y con ancestros europeos. Lum es una niña luchadora y por eso va extinguiendo a los hombres, no solo para vengar el genocidio de su familia y de su pueblo, sino también para demostrar su fuerza y poder. Su única forma de responder a la violencia es con violencia. Por eso quería posicionar a esa niña en una lucha firme y que al final lograra ganar su libertad.
-¿Y por qué llamar a su novela El país del diablo?
-Ese nombre representaba toda la Araucanía, que comprendía la tierra donde vivían los indios mapuches. El general Alejo Julio Argentino Roca fue el que la llamó así porque su intención era exterminar a los indios. Ahora bien, dentro de su proyecto civilizatorio, este general estimuló las corrientes migratorias que venían de Europa; contradictoriamente, le dieron un lugar a mis abuelos y por el otro, exterminaron a los indios porque eran ellos los salvajes y los malos. Gran parte de la literatura argentina presenta esa dicotomía: civilización y barbarie. Yo traté de invertir eso.
-Cuando uno revisa su obra literaria hay un ejercicio de memoria, especialmente de la memoria migratoria.
-Hice un proceso de rescatar de alguna manera la memoria de lo que yo escuché y vi de niña; también de rescatar aquella historia que no me contaron, asunto que hice en El país del diablo.
-Usted también se ha desarrollado como escritora de libros infantiles.
-Yo siempre digo que la ficción es una y que de alguna manera la imagino como un río con dos orillas: por una, trabajo la literatura para adultos, y a veces cruzo el puente, miro el río y veo que está corriendo otra literatura con un lenguaje más accesible y no por eso menos interesante de contarle a los niños cosas que valgan la pena para que puedan pensar el mundo. Se escriben muchas frivolidades para los niños, ahora hay libros con ilustraciones maravillosas, pero faltan textos con más profundidad.
-Su obra suele considerarse como una mirada femenina multicultural. También como feminista.
-Los encasillamientos no van conmigo. Me interesa la libertad de mi pensamiento, la libertad en lo que escribo. Es cierto que yo tengo una postura feminista, pero no me encasillo en una militancia encorsetada o cerrada, no me interesa. Siempre estaré en la literatura, lejos de las políticas de los gobiernos de cada país.
-En relación a esto último, gana el Premio Rómulo Gallegos que ha sido bastante cuestionado.
-Lo sé. Yo me planto siempre en la literatura. Mi postura frente al Rómulo Gallegos va más allá de los conflictos políticos y de la gente que no está de acuerdo. Yo no estoy parada en la política, estoy parada en la literatura. Siempre que en un premio haya un jurado serio, ahí estaré, hasta en un premio también polémico como el de Mario Vargas Llosa. No tomo partido. Personalmente no me interesan las polémicas, acepto las diferencias, pero no comparto las formas de encarar la disidencia.
-Siendo hija de migrantes y judía, ¿cómo ha visto la situación de los venezolanos en Argentina?
-Todos los venezolanos que conozco han venido con problemas económicos, extrañan enormemente a su país, pero se han adaptado. En Argentina y en Latinoamérica estamos enfrentando muchas dificultades: el hambre, la pobreza; además van creciendo los gobiernos de facto que quieren imponer un nuevo autoritarismo. Debemos defender la democracia. Todo lo demás es literatura como diría Mallarmé.
-Su compatriota Patricio Pron manifestó que si ganaba el Rómulo Gallegos donaría el metálico a las ONG’s que trabajan en Venezuela.
-Yo respeto su postura, y si otros querían hacerlo están en su derecho. Yo necesito ese dinero para mis hijos y mi familia, lo gané en ley. La escritura es un trabajo y debe ser remunerado. Por otra parte, las disidencias también construyen, podemos dialogar porque no somos todos iguales. Yo prefiero hablar sobre literatura.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Perla Suez?
-Desde la atención. Me preocupa la oscuridad en que vive el mundo, las masas migratorias que no tienen un lugar en la tierra, la pobreza, la corrupción, la violencia. Quiero un mundo distinto y con valores.
@DulceMRamosR
Cuando la suelta, la cabeza cae y rueda por el suelo, como una pelota de trapo hasta llegar a la orilla del río.
Lum lo ve acercarse al agua. Ella está en el medio del cauce. Quieta. Muda. Su padre lava la hoja de acero, sabe que ella lo mira. Luego, mete el sable en su vaina y da media vuelta. Camina hasta donde tenía atado su caballo, monta y se va definitivamente.
Un hilo de sangre se acerca hasta ella desde la otra orilla. Lum se incorpora de golpe. Corre. Toma la cabeza de su madre entre sus manos e intenta unirla al cuerpo, pero se le resbala. Recoge la cabeza nuevamente y empieza a gritar, llorando se abraza a ella y se queda ahí tendida".
El país del diablo (fragmento)
En el año 2015, la escritora argentina Perla Suez ganó el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz por la novela El país del diablo. En ese momento, el jurado, integrado por Martha Cerda, Eduardo Antonio Parra y Antonio Ortuño, consideró la obra como un western patagónico protagonizado por una niña mapuche, además: “Una novela que presenta un universo poco transitado en la narrativa de su país, Argentina. Constituye una recuperación de la memoria, que redunda en un acto de justicia ante cuestiones tal vez olvidadas por ciertos grupos de la sociedad latinoamericana; y porque consigue la construcción de un estilo narrativo en el que la sutileza, la alusión y la síntesis despliegan una historia de contenidos en apariencia etéreos, pero brutalmente concretos”.
Cinco años después, El país del diablo es nuevamente premiada con el polémico Rómulo Gallegos. En esta oportunidad, el jurado integrado por Laura Antillano, Vicente Battista y Pablo Montoya, ganador del galardón en 2015, consideró que “El país del diablo maneja con gran sapiencia un concentrado y a la vez vertiginoso ritmo narrativo, y establece un equilibrio encomiable entre el desarrollo de la trama, la construcción de los personajes y el trasfondo histórico que la sustenta”.
Es así que Suez se convierte en la cuarta argentina en ganar el premio –antes habían sido reconocidos Abel Posse, Mempo Giardinelli y Ricardo Piglia– y la tercera mujer en recibirlo después de Ángeles Mastretta y Elena Poniatowska; además, ya había sido finalista en dos oportunidades, la primera vez con Letargo (2001) y luego con Humo (2013). Como dato curioso o anecdótico, cuando Roberto Bolaño ganó el Premio Rómulo Gallegos con su novela Los detectives salvajes, en 1999, ya había sido premiado con anterioridad con el Herralde.
-Recibe este premio desde la distancia, en la virtualidad y con una pandemia. ¿Para usted cómo han sido estos meses?
-La pandemia aquí en Argentina es tan terrible como en cualquier parte del mundo. Han muerto varios amigos. Hay mucho miedo de contagiarse. En relación a mi trabajo, no tengo la misma concentración de antes, aunque trato de trabajar lentamente en las mañanas en un nuevo proyecto de novela.
-El primer reconocimiento que recibió El país del diablo fue el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
-Fue muy hermoso recibirlo, además lo que significa para mí la Feria del Libro de Guadalajara y el jurado fue maravilloso. Gracias al premio, el libro tuvo buenas ventas en Argentina y dos traducciones: una en inglés y pronto una que saldrá en griego. De hecho, la directora de la feria me envió un mensaje para felicitarme. Ojalá pronto podamos reunirnos todas las ganadoras.
-Por otra parte, usted ya había sido finalista del Premio Rómulo Gallegos.
-En realidad, esta vez fue la editorial la que mandó la novela. En el caso de Letargo, mi primera novela, yo sí la envíe porque quería darla a conocer y resultó ser finalista; fue un gran estímulo para seguir escribiendo.
-Pero a pesar de estos premios y los distintos reconocimientos que ha recibido en su carrera literaria, aún es una escritora algo marginada.
-Tiene que ver mucho con las políticas editoriales; por ejemplo, yo tengo libros infantiles con Alfaguara y no salen del ámbito de Argentina. Quedamos como encapsulados en nuestros propios países.
-¿Cuál es su percepción tanto del movimiento feminista como de las escritoras argentinas de los últimos años?
-Hay un movimiento muy fuerte desde que se creó Ni una menos, una lucha de las mujeres contra los feminicidas y la necesidad que se legalice el aborto. En esa lucha también salimos las escritoras a defender esos derechos. Además, las escritoras nos hemos ganado un lugar, nadie nos regaló nada y tenemos una mirada diferente a lo que ha sido el patriarcado. Las mujeres, a la larga, conseguiremos el lugar que merecemos.
-Una de las primeras escenas de El país del diablo es cuando la protagonista, Lum, ve el asesinato de su madre a manos de su padre.
-Mi novela no es histórica, creo en la ficción. La historia de Lum, cuyo nombre significa encuentro de dos lagunas, fue un encuentro conmigo misma; es decir, empecé a reconocer a esa otra cultura dentro mí siendo blanca, judía y con ancestros europeos. Lum es una niña luchadora y por eso va extinguiendo a los hombres, no solo para vengar el genocidio de su familia y de su pueblo, sino también para demostrar su fuerza y poder. Su única forma de responder a la violencia es con violencia. Por eso quería posicionar a esa niña en una lucha firme y que al final lograra ganar su libertad.
-¿Y por qué llamar a su novela El país del diablo?
-Ese nombre representaba toda la Araucanía, que comprendía la tierra donde vivían los indios mapuches. El general Alejo Julio Argentino Roca fue el que la llamó así porque su intención era exterminar a los indios. Ahora bien, dentro de su proyecto civilizatorio, este general estimuló las corrientes migratorias que venían de Europa; contradictoriamente, le dieron un lugar a mis abuelos y por el otro, exterminaron a los indios porque eran ellos los salvajes y los malos. Gran parte de la literatura argentina presenta esa dicotomía: civilización y barbarie. Yo traté de invertir eso.
-Cuando uno revisa su obra literaria hay un ejercicio de memoria, especialmente de la memoria migratoria.
-Hice un proceso de rescatar de alguna manera la memoria de lo que yo escuché y vi de niña; también de rescatar aquella historia que no me contaron, asunto que hice en El país del diablo.
-Usted también se ha desarrollado como escritora de libros infantiles.
-Yo siempre digo que la ficción es una y que de alguna manera la imagino como un río con dos orillas: por una, trabajo la literatura para adultos, y a veces cruzo el puente, miro el río y veo que está corriendo otra literatura con un lenguaje más accesible y no por eso menos interesante de contarle a los niños cosas que valgan la pena para que puedan pensar el mundo. Se escriben muchas frivolidades para los niños, ahora hay libros con ilustraciones maravillosas, pero faltan textos con más profundidad.
-Su obra suele considerarse como una mirada femenina multicultural. También como feminista.
-Los encasillamientos no van conmigo. Me interesa la libertad de mi pensamiento, la libertad en lo que escribo. Es cierto que yo tengo una postura feminista, pero no me encasillo en una militancia encorsetada o cerrada, no me interesa. Siempre estaré en la literatura, lejos de las políticas de los gobiernos de cada país.
-En relación a esto último, gana el Premio Rómulo Gallegos que ha sido bastante cuestionado.
-Lo sé. Yo me planto siempre en la literatura. Mi postura frente al Rómulo Gallegos va más allá de los conflictos políticos y de la gente que no está de acuerdo. Yo no estoy parada en la política, estoy parada en la literatura. Siempre que en un premio haya un jurado serio, ahí estaré, hasta en un premio también polémico como el de Mario Vargas Llosa. No tomo partido. Personalmente no me interesan las polémicas, acepto las diferencias, pero no comparto las formas de encarar la disidencia.
-Siendo hija de migrantes y judía, ¿cómo ha visto la situación de los venezolanos en Argentina?
-Todos los venezolanos que conozco han venido con problemas económicos, extrañan enormemente a su país, pero se han adaptado. En Argentina y en Latinoamérica estamos enfrentando muchas dificultades: el hambre, la pobreza; además van creciendo los gobiernos de facto que quieren imponer un nuevo autoritarismo. Debemos defender la democracia. Todo lo demás es literatura como diría Mallarmé.
-Su compatriota Patricio Pron manifestó que si ganaba el Rómulo Gallegos donaría el metálico a las ONG’s que trabajan en Venezuela.
-Yo respeto su postura, y si otros querían hacerlo están en su derecho. Yo necesito ese dinero para mis hijos y mi familia, lo gané en ley. La escritura es un trabajo y debe ser remunerado. Por otra parte, las disidencias también construyen, podemos dialogar porque no somos todos iguales. Yo prefiero hablar sobre literatura.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Perla Suez?
-Desde la atención. Me preocupa la oscuridad en que vive el mundo, las masas migratorias que no tienen un lugar en la tierra, la pobreza, la corrupción, la violencia. Quiero un mundo distinto y con valores.
@DulceMRamosR
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