Josette Vidal: “Somos una generación que sigue creyendo en lo que hace”
La actriz venezolana protagoniza "Súbete a mi moto", serie que estrenará Amazon Prime sobre el grupo Menudo el próximo viernes 9 de octubre
En 1982, Javier Vidal protagonizó junto a Hazel Leal la miniserie Es por amor, segundo dramático que hizo el grupo Menudo en RCTV. Ahora, casi cuarenta años después, su hija Josette Vidal interpreta a Julieta Torres en la serie Súbete a mi moto, una periodista que descubre que su mamá fue fanática del grupo y esconde algo de su pasado; así que decide entrevistar a su creador Edgardo Díaz. A través de este encuentro, el espectador irá conociendo la historia de la boy band que nació en la isla de Puerto Rico en el año 1977 y se convirtió en la más famosa de América Latina.
Josette Vidal inició su carrera en el teatro siendo una adolescente; luego participó en varios dramáticos: La viuda joven, Nacer contigo, La fan y Toni, la chef, entre otros. Buscando nuevos horizontes vivió en México y luego en Miami, donde conoció a la productora Mary Black, quien la invita a realizar un casting para la serie Súbete a mi moto. A los días recibe la respuesta de que fue aceptada y le tocó decidir entre la serie o hacer una obra de teatro con su papá. Así que asumió el reto de interpretar a Julieta Torres e investigar con sus tías y en videos de YouTube todo lo que fue la época de Menudo: “Me da ilusión, no sólo espero que la vean las fanáticas, también las personas de mi generación para que conozcan esta historia y sus canciones. Súbete a mi moto es un homenaje al grupo, a la época y especialmente a las fanáticas porque sin ellas Menudo no hubiera tenido nunca ese éxito”.
Así con la calma que le han dado las experiencias, más segura de sí misma, aceptando su cuerpo y la práctica del yoga, que ha asumido como un estilo de vida, Josette dejó atrás sus años rebelde para enfrentar la vida de forma más optimista, apostando no sólo a su transformación personal, sino también a la transformación futura del país, y aunque a veces dude: “La actuación siempre va estar en mi vida”.


Josette Vidal inició su carrera en el teatro siendo una adolescente; luego participó en varios dramáticos: La viuda joven, Nacer contigo, La fan y Toni, la chef, entre otros. Buscando nuevos horizontes vivió en México y luego en Miami, donde conoció a la productora Mary Black, quien la invita a realizar un casting para la serie Súbete a mi moto. A los días recibe la respuesta de que fue aceptada y le tocó decidir entre la serie o hacer una obra de teatro con su papá. Así que asumió el reto de interpretar a Julieta Torres e investigar con sus tías y en videos de YouTube todo lo que fue la época de Menudo: “Me da ilusión, no sólo espero que la vean las fanáticas, también las personas de mi generación para que conozcan esta historia y sus canciones. Súbete a mi moto es un homenaje al grupo, a la época y especialmente a las fanáticas porque sin ellas Menudo no hubiera tenido nunca ese éxito”.
Así con la calma que le han dado las experiencias, más segura de sí misma, aceptando su cuerpo y la práctica del yoga, que ha asumido como un estilo de vida, Josette dejó atrás sus años rebelde para enfrentar la vida de forma más optimista, apostando no sólo a su transformación personal, sino también a la transformación futura del país, y aunque a veces dude: “La actuación siempre va estar en mi vida”.

"La actuación siempre va a estar en mi vida", dice Josette Vidal (Foto: VERÓNICA BENATAR)
-En algún momento de su carrera, ¿fue un obstáculo ser hija de Julie Restifo y Javier Vidal?
-Aquí en Venezuela fui muy afortunada y pude aprovechar la oportunidad de tener una carrera tanto en el teatro, como en la televisión y el cine. Es cierto que por mucho tiempo fui “la hija de”, pero no tuve problema con eso, nunca me acomplejé. Poco a poco fui haciendo mi carrera; Hoy en día mi papá dice de forma muy jocosa: “Ahora soy el papá de Josette”. Siempre llevo mis apellidos con mucho orgullo. Cuando salgo del país la situación cambia: no soy nadie, soy una actriz más que está buscando una oportunidad.
-Sus padres pertenecieron a la época dorada de la televisión venezolana, ¿le hubiera gustado pertenecer a ella?
-Es algo que he hablado con mis padres. A nosotros nos tocó una Venezuela muy diferente. Sí me hubiera gustado vivir esa época, haber hecho muchas telenovelas en el país, pero aprendí a darle la vuelta y eso me permitió salir, ver otros horizontes, aprender cómo se trabaja afuera. Si bien fue duro, fue una experiencia de mucho aprendizaje que me hizo crecer profesional y personalmente. Agradezco todo como fue, sin pensar en lo que pudo haber sido. Ha sido más difícil, de más esfuerzo, pero me ayudó a salir de mi zona de confort; eso es positivo y te hace crecer.
-En algún momento de su carrera, ¿fue un obstáculo ser hija de Julie Restifo y Javier Vidal?
-Aquí en Venezuela fui muy afortunada y pude aprovechar la oportunidad de tener una carrera tanto en el teatro, como en la televisión y el cine. Es cierto que por mucho tiempo fui “la hija de”, pero no tuve problema con eso, nunca me acomplejé. Poco a poco fui haciendo mi carrera; Hoy en día mi papá dice de forma muy jocosa: “Ahora soy el papá de Josette”. Siempre llevo mis apellidos con mucho orgullo. Cuando salgo del país la situación cambia: no soy nadie, soy una actriz más que está buscando una oportunidad.
-Sus padres pertenecieron a la época dorada de la televisión venezolana, ¿le hubiera gustado pertenecer a ella?
-Es algo que he hablado con mis padres. A nosotros nos tocó una Venezuela muy diferente. Sí me hubiera gustado vivir esa época, haber hecho muchas telenovelas en el país, pero aprendí a darle la vuelta y eso me permitió salir, ver otros horizontes, aprender cómo se trabaja afuera. Si bien fue duro, fue una experiencia de mucho aprendizaje que me hizo crecer profesional y personalmente. Agradezco todo como fue, sin pensar en lo que pudo haber sido. Ha sido más difícil, de más esfuerzo, pero me ayudó a salir de mi zona de confort; eso es positivo y te hace crecer.

Vidal: "Vamos a una transformación que será dolorosa y fuerte; mantengo la esperanza" (CORTESÍA)
-Después de su experiencia en el exterior, decidió quedarse en Venezuela.
-Tuve la fortuna de vivir la experiencia y decidí estar aquí. Humildemente, entendí que me siento bien en mi país y que puedo hacer cosas. Hay un teatro que me arropa. Somos pocos, pero tenemos muchas ganas. Si salen proyectos en el exterior los haré, pero consciente que Venezuela es mi casa. Tengo la fortuna de hacer lo que me gusta y amo.
-Su generación ha crecido en una Venezuela traumática y oscura. ¿Tiene la esperanza de que en un futuro cercano cambie?
-Espero vivirlo. Yo siento que vamos a una transformación que será dolorosa y fuerte; mantengo la esperanza. Veo en los pocos amigos que tengo y en la gente que conozco, el entusiasmo de apostar por emprendimientos, de seguir creando sin saber si habrá un mañana o un futuro, eso me inspira. En Venezuela hay mucho talento que se pierde de vista y luchan con lo poco que tienen. Somos una generación que vive en el aquí y en el ahora, no nos quedamos en la queja, viviendo un día a la vez y creyendo en lo que hacemos.
-En su adolescencia vivió situaciones difíciles, circunstancias a las que se enfrenta cualquier joven a esa edad que aún está descubriendo quien es.
-Tuve una época rebelde y mi círculo social en ese momento no fue el mejor. Por mucho tiempo me pregunté por qué me habían pasado esas cosas, pero aprendí a quitarme el personaje de víctima y a transformar esa experiencia en un propósito mayor. Para mí, es importante hablarles de mi experiencia a las niñas y que aprendan a valorarse. Lamentablemente en el colegio no nos enseñan a manejar nuestras emociones, el amor propio, los limites saludables en una relación. Creces y no sabes nada de ti misma. En México me agarró otra situación desprevenida. Después que toqué fondo, decidí moverme. Y ahora en esta cuarentena me estoy reencontrando, me siento más valorada y tranquila.
-Al contrario de otros artistas de su generación, usted no es tan adicta a las redes sociales.
-No siento el compromiso de tener que subir todo el tiempo contenido, además en mis redes hablo de temas reales, no quiero generarle a las niñas o jóvenes que me siguen más complejos o que se empiecen a comparar con una perfección que no existe, más bien les digo: "Chicas, yo soy lo menos perfecta, tengo estrías y acné, he engordado y adelgazado, no tengo tetas, mi cuerpo cambia y nunca será perfecto". Hace poco vi en Netflix el documental El dilema de las redes sociales y es aterrador el daño que están haciendo. Como artista en redes sociales tengo ese compromiso y el de empezar a normalizar las emociones, tuve una época donde estuve deprimida, y por qué no hablar de ello. Es importante humanizarnos, no como una figura, sino como una persona con sus altos y sus bajos, que no siempre está bella y perfecta.
-Hace dos años su padre estuvo bastante delicado de salud por un infarto.
-Fue un sustito de Dios. Por fortuna estaba aquí para apoyar a mi familia, especialmente a mi mamá. Fue un momento difícil, nos agarró a todos muy vulnerables. El Javier de ahora es distinto, mi papá ahora es más relajado, no se estresa tanto y disfruta más los procesos del teatro. Ahora me complace darle clases de yoga, verlo intentar hacer las posturas, que no son fáciles, concentrarse; me alegra que busque ahora su bienestar.
-¿Qué le diría hoy a su "yo" niña?
-He estado trabajando con esa niña que he abandonado muchas veces. Le diría que confiara, que disfrutara, que siempre mantuviera su esencia. Aunque en realidad, esa niña de cinco años me diría: "No te olvides de mí".
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Josette Vidal?
-A través de la empatía, que es la llave que te permite entender y conocer universos maravillosos. También desde mi dualidad, porque estoy llena de luz y de oscuridad, y entendiendo eso, aprender a abrazar y aceptar a ambas Josette; sólo así puedo estar más tranquila, ser más real y más humana.
-Después de su experiencia en el exterior, decidió quedarse en Venezuela.
-Tuve la fortuna de vivir la experiencia y decidí estar aquí. Humildemente, entendí que me siento bien en mi país y que puedo hacer cosas. Hay un teatro que me arropa. Somos pocos, pero tenemos muchas ganas. Si salen proyectos en el exterior los haré, pero consciente que Venezuela es mi casa. Tengo la fortuna de hacer lo que me gusta y amo.
-Su generación ha crecido en una Venezuela traumática y oscura. ¿Tiene la esperanza de que en un futuro cercano cambie?
-Espero vivirlo. Yo siento que vamos a una transformación que será dolorosa y fuerte; mantengo la esperanza. Veo en los pocos amigos que tengo y en la gente que conozco, el entusiasmo de apostar por emprendimientos, de seguir creando sin saber si habrá un mañana o un futuro, eso me inspira. En Venezuela hay mucho talento que se pierde de vista y luchan con lo poco que tienen. Somos una generación que vive en el aquí y en el ahora, no nos quedamos en la queja, viviendo un día a la vez y creyendo en lo que hacemos.
-En su adolescencia vivió situaciones difíciles, circunstancias a las que se enfrenta cualquier joven a esa edad que aún está descubriendo quien es.
-Tuve una época rebelde y mi círculo social en ese momento no fue el mejor. Por mucho tiempo me pregunté por qué me habían pasado esas cosas, pero aprendí a quitarme el personaje de víctima y a transformar esa experiencia en un propósito mayor. Para mí, es importante hablarles de mi experiencia a las niñas y que aprendan a valorarse. Lamentablemente en el colegio no nos enseñan a manejar nuestras emociones, el amor propio, los limites saludables en una relación. Creces y no sabes nada de ti misma. En México me agarró otra situación desprevenida. Después que toqué fondo, decidí moverme. Y ahora en esta cuarentena me estoy reencontrando, me siento más valorada y tranquila.
-Al contrario de otros artistas de su generación, usted no es tan adicta a las redes sociales.
-No siento el compromiso de tener que subir todo el tiempo contenido, además en mis redes hablo de temas reales, no quiero generarle a las niñas o jóvenes que me siguen más complejos o que se empiecen a comparar con una perfección que no existe, más bien les digo: "Chicas, yo soy lo menos perfecta, tengo estrías y acné, he engordado y adelgazado, no tengo tetas, mi cuerpo cambia y nunca será perfecto". Hace poco vi en Netflix el documental El dilema de las redes sociales y es aterrador el daño que están haciendo. Como artista en redes sociales tengo ese compromiso y el de empezar a normalizar las emociones, tuve una época donde estuve deprimida, y por qué no hablar de ello. Es importante humanizarnos, no como una figura, sino como una persona con sus altos y sus bajos, que no siempre está bella y perfecta.
-Hace dos años su padre estuvo bastante delicado de salud por un infarto.
-Fue un sustito de Dios. Por fortuna estaba aquí para apoyar a mi familia, especialmente a mi mamá. Fue un momento difícil, nos agarró a todos muy vulnerables. El Javier de ahora es distinto, mi papá ahora es más relajado, no se estresa tanto y disfruta más los procesos del teatro. Ahora me complace darle clases de yoga, verlo intentar hacer las posturas, que no son fáciles, concentrarse; me alegra que busque ahora su bienestar.
-¿Qué le diría hoy a su "yo" niña?
-He estado trabajando con esa niña que he abandonado muchas veces. Le diría que confiara, que disfrutara, que siempre mantuviera su esencia. Aunque en realidad, esa niña de cinco años me diría: "No te olvides de mí".
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Josette Vidal?
-A través de la empatía, que es la llave que te permite entender y conocer universos maravillosos. También desde mi dualidad, porque estoy llena de luz y de oscuridad, y entendiendo eso, aprender a abrazar y aceptar a ambas Josette; sólo así puedo estar más tranquila, ser más real y más humana.
@DulceMRamosR
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