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Pedro Medina: “Trato de profundizar en mi propio ser”

La pintura de este joven artista zuliano expuesta en Beatriz Gil Galería constituye un testimonio objetivo del tiempo que le ha tocado vivir

  • MARITZA JIMÉNEZ

03/10/2020 01:00 am

Todos usamos la cámara del celular para hacer selfies. Pero a Pedro Medina (Maracaibo, 1990), esta tecnología le sirve para obtener imágenes que alimentan su propósito en la pintura: dejar un testimonio objetivo del tiempo que le ha tocado vivir.
 
En la galería Beatriz Gil lo encontramos en su tercera individual, Documento del aquí y el ahora, 16 acrílicos que dan cuenta de su trayecto del Zulia a Caracas: la Carboeléctrica de Maracaibo, la Petroquímica El Tablazo o la contaminación del lago de Maracaibo, celebraciones familiares, espacios interiores, un picnic en Alemania, o paisajes urbanos, que representan la particular postura de uno de los representantes de las más recientes promociones de nuestras artes plásticas.
 
-Lo que estoy haciendo es como un manifiesto de mi ahora –declara-, pero resulta que mi ahora está atravesado por mi desplazamiento de Maracaibo a Caracas, la pandemia, la situación política, cosas que uno vive circunstancialmente. Pero lo que quiero decir es “esta es mi vida”. Y quiero mantenerme muy tranquilo, muy discreto ante lo que estamos viviendo, porque es importante incluso para la sobrevivencia.

Pinta desde niño. Hijo de un médico radiólogo que se fue hace dos años dejándole su amor por la pintura y la naturaleza, cursó estudios de Artes Plásticas en la Facultad Experimental de Arte de la Universidad del Zulia. Su trabajo, por el que ha recibido premiaciones en diversos salones regionales, ha sido expuesto en Alemania, México, Colombia, Aruba y Ecuador. Hasta la fecha ha realizado tres individuales y numerosas colectivas en el país.
 
Su pintura representa una particular formación filosófica y espiritual, asentada en los planteamientos de Gurdjief, budismo y meditaciones diarias: “Trato de profundizar en mí propio ser. Me gusta la palabra ecuánime, vivir de una manera más tranquila. No es que niegue la realidad, pero no es pintar esa realidad lo que me interesa”.

“Hay que trabajar nuestro interior”, añade. “El tiempo que estamos viviendo es todo un reto y el mundo afuera siempre va a estar en contra. Es imposible lograr lo que uno quiere, la paz mundial, que no haya guerras, todo eso parece muy difícil. Pero no tiene sentido ponerse triste o enojarse, porque eso te va a agotar y quitar las energías para lograr lo que quieres hacer, que en mi caso es la pintura”.


Milagros (2020). Acrílico sobre lienzo

Su técnica de trabajo parte de las imágenes captadas por el celular, entre las cuales escoge aquellas que llevará al lienzo, buscando una representación lo más objetiva posible, sin interpretaciones, dejando que la imagen hable por sí misma. En el caso del lago de Maracaibo, por ejemplo, sus negras aguas hablan de lo que allí ocurre sin necesidad de que el artista intervenga.

“Estoy tratando de comprender mi realidad”, dice. “Una realidad que está determinada por mi posición, y yo trato de que sea lo más objetiva posible, de observar sin sacar conclusiones a priori, no dejarme llevar por la hostilidad, por este torbellino de información que hay en todo el mundo”.

-¿Se podría decir que su pintura es como una cámara que muestra realidades sin participar en ellas, dejando que el observador saque sus conclusiones?
-Participo al tomar la foto, y también porque los retratados son mis amigos a veces, reuniones en las que estoy presente. Y participo como observador también, porque aunque tomo cierta distancia, al mismo tiempo, en lo observado, estoy yo también. En estas imágenes, el observador está invitado a ver ese pequeño momento conmigo, a descubrir puntos de encuentro, o entender una realidad que desconoce, como podría ser el caso de Maracaibo para algún caraqueño que no lo conozca.

Niega que sus imágenes estén cercanas al hiperrealismo. “Esa tendencia –sostiene– no se interesa por cosas que a mí sí me interesan, como dejar ver quiénes somos como país. El hiperrealismo es más sensorial”. Por eso, prefiere hablar del naturalismo “como vehículo para contar una realidad que estoy viviendo, y que es la que me interesa pintar”.


El paisaje urbano de Maracaibo está presente en la muestra (CORTESÍA)

-¿Cómo es entonces esa relación entre fotografía y pintura en su trabajo?
-La fotografía es el medio que utilizo para registrar un momento inmediato, algo preciso. Tomo varias fotos y escojo aquellas que contengan lo que quiero transmitir, alegría, reunión, un momento tranquilo del día, equilibrio en la composición.
 
-¿Y en la pintura afloran sentimientos y emociones?
-Yo no lo diría así. Me considero muy tranquilo, ecuánime, como dije. Quiero que el trabajo hable de lo que valoro, la paciencia, el trabajo pensado, la economía de los recursos para transformar un momento "cualquiera" en una obra que exprese lo valioso que es cada segundo que vivimos.
 
“La pintura –continúa– es un medio a través del cual puedo expresarme en el mundo, y es también una práctica de la presencia y de cómo dar un poco a esas cosas que yo valoro, como mi familia, por ejemplo, con quienes me siento en deuda. Es como una forma de agradecimiento hacia ellos, como un tributo.
 
-¿Por qué el acrílico y no el óleo?
-El óleo tiene mucho que ofrecer, pero ambos son diferentes. Cada uno tiene sus pros y sus contras. En estos momentos estoy en Caracas, sin casa fija, y todo lo que necesito lo cargo encima. Entonces, es más difícil en esas condiciones manejar el óleo que el acrílico.

Se encuentra en nuestra capital –confiesa– realizando cursos de alemán, como parte de sus planes para seguir una especialización en pintura en Alemania, donde ha realizado residencias artísticas en dos oportunidades.
 
-¿Cómo ve el panorama artístico para su generación en Venezuela?
-Cuesta arriba. Ese panorama no escapa a la realidad de nuestro país. Y se requiere una mayor destreza para vivir en un ambiente tan hostil. Hay que pensar también en las siguientes generaciones, que tendrán menos acceso a la educación por la falta de universidades que les brinden el apoyo que nosotros recibimos.

-¿Entonces su visión del futuro es pesimista?
-No. Veo un futuro difícil, pero tengo fe y esperanza en la gente de buen hacer. Creo que los tiempos difíciles siempre traen aprendizajes.

@weykapu



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