John Petrizzelli: “El viaje más importante es el de los sueños”
Con trece películas que le han valido 17 premios nacionales e internacionales, el cineasta venezolano publica en Madrid su tercer libro, “El conjuro de los cardos”, bajo el sello editorial Kalathos
Autor de 13 realizaciones cinematográficas que en tres décadas le han merecido casi una veintena de reconocimientos nacionales e internacionales, el venezolano John Petrizzelli acaba de publicar en España, bajo el sello editorial Kalathos, su tercera obra literaria, El conjuro de los cardos, en la que deja ver, al decir del poeta Armando Rojas Guardia, que “el verdadero talento poético aparece porque sí”.
-Desde mis estudios de cine en Nueva York, relata, me interesé por el cine underground y experimental, y al regresar a Venezuela, a principios de los 80, realicé cortos experimentales como El embrujo, Corona de lenguaje o Alfabeto Formol.
Pero en los 90, prosigue, se interesó por documentar personajes de la cultura popular y tradiciones de nuestro país, que lo inscribieron con sello propio en nuestra cinematografía del género, especialmente con El Carrao (1999), en el que narra la vida, creencias y costumbres del Carrao de Palmarito, máximo exponente de la música folclórica de esa región y “símbolo de resistencia de una cultura amenazada con la extinción por la globalización. Pero siempre estuve activo en búsqueda de un cine de ficción experimental con proyectos como Falsas historias y otros cortometrajes”, aclara.
“Es decir, fueron dos procesos simultáneos: el del documental sobre raíces culturales pero visto con una óptica personal, sobre todo en el manejo visual y la exploración de lo mágico y lo religioso en nuestro pueblo, y al mismo tiempo la realización de proyectos de ficción sobre personajes marginales y procesos históricos vistos a través de un cristal diferente. Realmente son dos visiones cinematográficas, una sobre el documental y otra sobre la ficción, pero que tienen una visión común, muy personal", agrega.
A la entrada del nuevo siglo consolida esas dos visiones paralelas en largometrajes como María Lionza, aliento de orquídeas, un documental sobre el culto marialioncero; Ti@s, “una historia muy personal sobre adultos mayores homosexuales”, y los largos de ficción Er relajo der loro, la narración de un loro cautivo que vive los años de la dictadura perezjimenista en la decadencia de la cuarta república, y Barbara, sobre un travesti que en su delirio termina creyéndose una versión citadina de Doña Bárbara.
Filmada en 2017, esta última ha sido reconocida con los premios Mejor Película de Cine Mundial en el 6° Festival de Nueva Delhi (India) y Mejor Largo de Ficción en el Festival Internacional “SerileFilmului Gay”, de Rumania, y en Venezuela con los reconocimientos ACACV a música y fotografía y Mejor Película en el IX Festival de Los Llanos en Valle de La Pascua (estado Guárico).
“En todos mis trabajos cinematográficos, cortos o largos, lo identitario siempre está reinventándose a través de personajes reales o creados por mí en una búsqueda permanente de un lenguaje propio que, por supuesto, todavía estoy refinando, pero ahora en otra sociedad, nutriéndome de otras culturas, mitos e historias”, sostiene este realizador que además ha sido jurado en eventos del séptimo arte de talla internacional.
Libertad de la palabra poética
Pero en su literatura, Petrizzelli da libertad absoluta a la palabra, a través de símiles, símbolos y metáforas que nos invitan, más allá de su significado, a demorarnos en el juego de sonoridades y sugerencias de imágenes que hablan de la profundidad de la experiencia humana.
-Se trata de mi tercera publicación, después de mi libro de cuentos Negro lógico, de 1978, con algunos de los cuales hice varios cortos. Sobre uno de ellos, Los ahogaremos en Maizina Americana, el director polaco-venezolano Cezary Jaworski dirigió el filme Con cierto eco. Luego, hace tres años publiqué con la Editorial Dahbar mi segundo libro, esta vez de prosa poética, titulado Historias para las posibilidades del músculo, disponible en formato digital con Kalathos Editorial, y que este año saldrá en papel para España y Latinoamérica.
-En el libro, fotografías y textos son independientes.
-Sí, el editor, David Malavé, vio las fotos de unas crónicas africanas de hace 30 años que publiqué en la difunta revista Estilo y le gustaron mucho. Entonces decidió usar esas fotografías de estos viajes, y de muchos otros, para contrapuntear. Las fotos, en efecto, no tienen relación directa con los textos, pero sí una relación oblicua y referencial con la época y el mood en los cuales fueron escritos.
-Este libro lo han relacionado con Rimbaud, con Cadenas, pero su mayor aproximación podría pensarse en Ramos Sucre. Es poesía, sin duda, pero en una muy decantada prosa que habla de viajes reales y espirituales.
-Es un honor que me hace al compararme con Ramos Sucre. Lo admiro mucho. Nuestro queridísimo poeta Armando Rojas Guardia, quien escribió el prólogo de Historias para las posibilidades del músculo hace referencias a Rimbaud, Cadenas y Ramos Sucre, pero dice con razón que soy un naif de la literatura. Nunca la estudié ni la considero mi profesión, aunque ahora, con las dificultades que vive el audiovisual, quizás me tenga que dedicar más a escribir novelas. Por supuesto, tiene razón, en mi prosa sólo se habla de viajes espirituales, psíquicos y del viaje más importante para mí: el de los sueños, que me transporta cada noche a vivir otra vida, a ser otro, aunque siga siendo el mismo.
-Passolini, que empezó a hacer cine, se declaró alguna vez movido por la poesía. ¿A usted qué lo anima en esta aproximación a la palabra poética?
-Ya aclaré que en mi juventud escribí un libro de cuentos y hace tres años, a instancias de varios amigos, decidí ubicar todos mis diarios de viaje y cuadernos con fragmentos o relatos de prosa y publicarlos. Creo que mi prosa y mi cine tienen en común el uso de la imagen como elemento principal de ambas narrativas. Los que me han leído dicen que ven acontecer frente a sus ojos lo que leen y eso me place mucho. Sin tratar de compararme con Pasolini, creo que mi proceso fue diferente. Pasé del cuento experimental al cine, primero experimental y luego más narrativo, pero siempre y con constancia durante los años, escribiendo en cuadernitos, postales y papelitos mi visión de la vida y de la muerte en esa prosa a veces criptica, otras apocalíptica y muchas veces romántica, en el verdadero sentido de la palabra, que algunos dicen me caracteriza.
-¿Qué hace actualmente en España?
-Vivo en Madrid desde hace dos años y unos meses, como consecuencia de la diáspora. Trabajo freelance en documentales y algunas producciones y escribo mis propios proyectos de cine, esperando poder realizarlos pronto. En eso me muevo actualmente. Trabajo también en adaptaciones de obras de teatro de algunos de mis guiones de cine, debido a lo difícil de producir cine en estos tiempos de coronavirus y crisis económica en Europa.
Por los caminos del cine
Egresado como comunicador social de la Universidad Católica Andrés Bello, con un postgrado en Cinematografía en la Universidad de Nueva York, inaugura su exitosa carrera en 1981 con Mediodía lineal, un corto “en clave de cine negro”, con el que da inicio a una trayectoria que se desenvuelve entre el documental y la ficción, en la búsqueda de un lenguaje personal que ahora sigue su camino en la capital de España, donde se instaló hace ya dos años.
Egresado como comunicador social de la Universidad Católica Andrés Bello, con un postgrado en Cinematografía en la Universidad de Nueva York, inaugura su exitosa carrera en 1981 con Mediodía lineal, un corto “en clave de cine negro”, con el que da inicio a una trayectoria que se desenvuelve entre el documental y la ficción, en la búsqueda de un lenguaje personal que ahora sigue su camino en la capital de España, donde se instaló hace ya dos años.
-Desde mis estudios de cine en Nueva York, relata, me interesé por el cine underground y experimental, y al regresar a Venezuela, a principios de los 80, realicé cortos experimentales como El embrujo, Corona de lenguaje o Alfabeto Formol.
Pero en los 90, prosigue, se interesó por documentar personajes de la cultura popular y tradiciones de nuestro país, que lo inscribieron con sello propio en nuestra cinematografía del género, especialmente con El Carrao (1999), en el que narra la vida, creencias y costumbres del Carrao de Palmarito, máximo exponente de la música folclórica de esa región y “símbolo de resistencia de una cultura amenazada con la extinción por la globalización. Pero siempre estuve activo en búsqueda de un cine de ficción experimental con proyectos como Falsas historias y otros cortometrajes”, aclara.
“Es decir, fueron dos procesos simultáneos: el del documental sobre raíces culturales pero visto con una óptica personal, sobre todo en el manejo visual y la exploración de lo mágico y lo religioso en nuestro pueblo, y al mismo tiempo la realización de proyectos de ficción sobre personajes marginales y procesos históricos vistos a través de un cristal diferente. Realmente son dos visiones cinematográficas, una sobre el documental y otra sobre la ficción, pero que tienen una visión común, muy personal", agrega.
A la entrada del nuevo siglo consolida esas dos visiones paralelas en largometrajes como María Lionza, aliento de orquídeas, un documental sobre el culto marialioncero; Ti@s, “una historia muy personal sobre adultos mayores homosexuales”, y los largos de ficción Er relajo der loro, la narración de un loro cautivo que vive los años de la dictadura perezjimenista en la decadencia de la cuarta república, y Barbara, sobre un travesti que en su delirio termina creyéndose una versión citadina de Doña Bárbara.
Filmada en 2017, esta última ha sido reconocida con los premios Mejor Película de Cine Mundial en el 6° Festival de Nueva Delhi (India) y Mejor Largo de Ficción en el Festival Internacional “SerileFilmului Gay”, de Rumania, y en Venezuela con los reconocimientos ACACV a música y fotografía y Mejor Película en el IX Festival de Los Llanos en Valle de La Pascua (estado Guárico).
“En todos mis trabajos cinematográficos, cortos o largos, lo identitario siempre está reinventándose a través de personajes reales o creados por mí en una búsqueda permanente de un lenguaje propio que, por supuesto, todavía estoy refinando, pero ahora en otra sociedad, nutriéndome de otras culturas, mitos e historias”, sostiene este realizador que además ha sido jurado en eventos del séptimo arte de talla internacional.
Libertad de la palabra poética
Pero en su literatura, Petrizzelli da libertad absoluta a la palabra, a través de símiles, símbolos y metáforas que nos invitan, más allá de su significado, a demorarnos en el juego de sonoridades y sugerencias de imágenes que hablan de la profundidad de la experiencia humana.
Acompañado por fotografías captadas en África hace tres décadas, el libro está constituido por un conjunto de textos breves, producto de sus diarios e historias cortas escritos durante su vida de viajero por las más diversas latitudes en los últimos treinta años, que transitan entre la narración y la poesía, sobre los que la poeta Sonia Chocrón señala en el prólogo que se podría pensar el resumen de un viaje, “Pero –advierte-, es mucho más: son postales de un periplo interminable desde el infierno hasta el cielo o viceversa”.
-Se trata de mi tercera publicación, después de mi libro de cuentos Negro lógico, de 1978, con algunos de los cuales hice varios cortos. Sobre uno de ellos, Los ahogaremos en Maizina Americana, el director polaco-venezolano Cezary Jaworski dirigió el filme Con cierto eco. Luego, hace tres años publiqué con la Editorial Dahbar mi segundo libro, esta vez de prosa poética, titulado Historias para las posibilidades del músculo, disponible en formato digital con Kalathos Editorial, y que este año saldrá en papel para España y Latinoamérica.
-En el libro, fotografías y textos son independientes.
-Sí, el editor, David Malavé, vio las fotos de unas crónicas africanas de hace 30 años que publiqué en la difunta revista Estilo y le gustaron mucho. Entonces decidió usar esas fotografías de estos viajes, y de muchos otros, para contrapuntear. Las fotos, en efecto, no tienen relación directa con los textos, pero sí una relación oblicua y referencial con la época y el mood en los cuales fueron escritos.
-Este libro lo han relacionado con Rimbaud, con Cadenas, pero su mayor aproximación podría pensarse en Ramos Sucre. Es poesía, sin duda, pero en una muy decantada prosa que habla de viajes reales y espirituales.
-Es un honor que me hace al compararme con Ramos Sucre. Lo admiro mucho. Nuestro queridísimo poeta Armando Rojas Guardia, quien escribió el prólogo de Historias para las posibilidades del músculo hace referencias a Rimbaud, Cadenas y Ramos Sucre, pero dice con razón que soy un naif de la literatura. Nunca la estudié ni la considero mi profesión, aunque ahora, con las dificultades que vive el audiovisual, quizás me tenga que dedicar más a escribir novelas. Por supuesto, tiene razón, en mi prosa sólo se habla de viajes espirituales, psíquicos y del viaje más importante para mí: el de los sueños, que me transporta cada noche a vivir otra vida, a ser otro, aunque siga siendo el mismo.
-Passolini, que empezó a hacer cine, se declaró alguna vez movido por la poesía. ¿A usted qué lo anima en esta aproximación a la palabra poética?
-Ya aclaré que en mi juventud escribí un libro de cuentos y hace tres años, a instancias de varios amigos, decidí ubicar todos mis diarios de viaje y cuadernos con fragmentos o relatos de prosa y publicarlos. Creo que mi prosa y mi cine tienen en común el uso de la imagen como elemento principal de ambas narrativas. Los que me han leído dicen que ven acontecer frente a sus ojos lo que leen y eso me place mucho. Sin tratar de compararme con Pasolini, creo que mi proceso fue diferente. Pasé del cuento experimental al cine, primero experimental y luego más narrativo, pero siempre y con constancia durante los años, escribiendo en cuadernitos, postales y papelitos mi visión de la vida y de la muerte en esa prosa a veces criptica, otras apocalíptica y muchas veces romántica, en el verdadero sentido de la palabra, que algunos dicen me caracteriza.
-¿Qué hace actualmente en España?
-Vivo en Madrid desde hace dos años y unos meses, como consecuencia de la diáspora. Trabajo freelance en documentales y algunas producciones y escribo mis propios proyectos de cine, esperando poder realizarlos pronto. En eso me muevo actualmente. Trabajo también en adaptaciones de obras de teatro de algunos de mis guiones de cine, debido a lo difícil de producir cine en estos tiempos de coronavirus y crisis económica en Europa.
@weykapu
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