Durante más de cinco décadas, a Carlos Cruz-Diez (1923-2019) lo obsesionó una idea: liberar el color del soporte, hacer que ese elemento que se mueve y se transforma en su obra pudiera existir prescindiendo de toda superficie. El color en el aire, el color como una nube capaz de alterar la tonalidad de edificios, puentes, ríos, lagos… El color puro.

El cineasta venezolano Alberto Arvelo, autor de filmes como Una vida y dos mandados, Una casa con vista al mar, Cyrano Fernández, Tocar y luchar y Libertador, se ha convertido en cómplice y cronista de las cavilaciones artísticas del maestro del Arte Cinético. Ha escuchado y registrado, de viva voz y presencia, los deseos de Cruz-Diez en Free Color.

En el largometraje documental, escrito por Leonardo Henríquez, se ve a Cruz-Diez como el artista que, a sus 94 años, "rompe los límites de la tecnología para lograr su mayor obsesión artística: un fenómeno autónomo de cromosaturación, un espacio en la nube de color sin forma. Cruz-Diez recluta apasionadamente a un equipo de innovadores de todas las disciplinas para ayudarlo a hacer realidad su sueño dentro de la inestabilidad de la realidad, pero ¿puede la tecnología evolucionar lo suficientemente rápido como para que su sueño se convierta en el arte efímero que busca?", se explica en la sinopsis de Free Color.

Preestrenado en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y estrenado en el Festival de Palm Springs, en enero de este año, Free Color rezuma respeto, admiración y belleza. Respeto y admiración por uno de los más importantes artistas visuales nacidos en Venezuela, y un alto sentido estético producto de la delicada dirección de Arvelo; el texto de metáforas justas que no compite con las voces de sus protagonistas, de Henríquez; el sublime acompañamiento musical nacido de la combinación de los talentos de Gustavo Dudamel, Devendra Banhart, Nascuy Linares, Álvaro Paiva-Bimbo y la voz de Nella Rojas, y la pictórica fotografía de Jhon Márquez.

Aunque la pandemia truncó el ciclo de festivales ideado para la película, Free Color se podrá ver en el país dentro de la programación del XVI Festival del Cine Venezolano, a realizarse, desde la virtualidad a la que obligan estos tiempos, del 10 al 24 de este mes. "La película también será mostrada en Madrid y Barcelona, a beneficio de la Fundación Salud para Venezuela y participará en otros festivales online", explica Arvelo desde Los Ángeles.

Lo que se recaude en las funciones benéficas de Madrid (21 de septiembre) y Barcelona (22) se usará para proveer de material anti-Covid-19 al cuerpo médico-sanitario venezolano, gravemente afectado por la pandemia.

Cruz-Diez y Alberto Arvelo durante la realización de "Free Color" (CORTESÍA ARTICRUZ)

-¿Cuál es el origen de Free Color?, ¿qué lo llevó a hacer un documental sobre Carlos Cruz-Diez?

-El maestro y yo cultivamos el hábito de reencontrarnos de tanto en tanto para echarnos cuentos, hablar de arte, de cine y reírnos un rato. En una de esas caminatas nocturnas, Cruz-Diez me propuso que inventáramos algo juntos. Esa idea me quedó resonando en la cabeza por muchos años.

"En cierta oportunidad -prosigue Alberto Arvelo-, conversando sobre el maestro con Gaby (Gabriela Camejo), mi esposa y productora de la película, hablamos de la idea de hacer un documental sobre Cruz-Diez. Pero quien realmente convirtió aquel prospecto en un proyecto formal fue Jorge Cruz, hijo del maestro (de Articruz). Jorge y Gabriel, su hijo (y productor ejecutivo del filme), se volcaron en cuerpo y alma sobre la idea de hacer el documental".

-Quería mostrar la obsesión de Carlos Cruz-Diez por liberar al color del soporte: el color puro, desprovisto de forma, liberado... Creo que muy pocas personas en el arte contemporáneo han profundizado en el estudio del color como él. Aparte de explorar esa obsesión creativa, quería mostrar también cómo el artista logró reunir e involucrar a toda su familia en su proceso creativo, a la manera de un taller flamenco. Tres generaciones trabajaron junto a él en su larga carrera creativa, convirtiendo su proyecto personal en un proceso colectivo-familiar. 

Sobre el primer encuentro de Arvelo y Henríquez con Cruz-Diez, ambos cuentan: "Ocurrió en su taller de Panamá. Comencé el proceso con Leonardo Henríquez y Gabriela tratando de encontrar una obra o un proyecto que obsesionara al maestro, algo que pudiera acercarnos a su forma de pensar y de entender el color. Estuvimos junto a él varios días explorando su obra, su historia, sus proyectos pasados y futuros, y no fue sino hasta el último día que Cruz-Diez nos habló de una obra que había estado tratando de hacer desde los años 70, una especie de Cromosaturación levitante en la que el color finalmente pudiera liberarse de la forma y el soporte, una suerte de nube de color sin forma flotando en el espacio como una aurora boreal contenida. Ese día entendimos que habíamos encontrado lo que estábamos buscando", recuerda Arvelo.

Henríquez, por su parte, resume aquel instante así: "Siempre desconfié de un artista, más allá de su obra portentosa, que parecía el ser más feliz del mundo. Tanta armonía, le dije el día en que lo conocí, me deprime. Me respondió con la carcajada más caraqueña jamás escuchada. Y así comenzó una relación lúdica asentada en el humor y en el juego de palabras. Luego, trabajando con él, comprendí que esto del color era más que una recreación pictórica, que era un intelectual, un científico y un investigador de una seriedad sorprendente".

Más allá de los primeros acercamientos al artista cinético, tanto el guionista como el director de Free Color comenzaron en el proceso a profundizar su visión del autor de la obra que cubre el piso del Aeropuerto Internacional "Simón Bolívar", de Maiquetía.

-El proceso de Carlos Cruz Diez está fundamentado en la disciplina. Él sostiene que un artista debe trabajar 26 horas al día, pues el trabajo creativo no tiene horario ni tiene espacio, es pasión pura. Nada que apasione a un artista puede ser considerado como trabajo. Aparte de la disciplina, el proceso creativo de Cruz-Diez está basado en lo lúdico, en la alegría, en convertir el proceso creativo en una celebración colectiva de armonía, humor y diversión. Cruz-Diez logró lo que muy pocos artistas logran: llevar la obra de arte a su vida cotidiana, convertir su vida, pues, en una obra de arte -dice Alberto Arvelo, que a veces se refiere al artista en tiempo presente, como si estuviera vivo. Y lo está a través de su obra y su familia.

-La siguiente sorpresa con Carlos, fue constatar el venezolanismo que contenía su pensamiento artístico, en sus referencias, en su formación; en esa particular manera de ver el mundo. En la investigación, me topé con una opinión de un desubicado crítico francés que decía que Carlos Cruz-Diez había afrancesado su arte. Nada más lejano a la verdad, el mayor logro de Carlos, al igual que Jesús Soto, fue haber venezonalizado el arte universal -completa Leonardo Henríquez.

El actor Édgar Ramírez haca una breve aparición en el documental (CORTESÍA ARTICRUZ)

-El hecho de que la película siga los pasos de un artista que busca realizar su obra cumbre, ¿qué le planteó a Alberto Arvelo como creador?

-Escuchar a un maestro como Cruz-Diez hablar de que ha estado tratando de hacer una obra por más de cinco décadas es un mensaje de perseverancia que nos hace reflexionar a todos los que intentamos hacer arte. Comenzamos a hacer este documental cuando el maestro tenía 93 años, y estaba más lúcido, lleno de más energía e inspiración que cualquiera de nosotros. En esas cinco décadas de búsqueda, Carlos Cruz-Diez logró develar cómo resolver el acertijo de hacer aquella obra imposible. Muchos de los más grandes artistas se han enfrentado en el ocaso de su vida a la obsesión de una obra imposible, o tal vez una obra perfecta. Le ocurrió a Beethoven con sus últimos cuartetos. Nos tocó a nosotros el privilegio de haber acompañado a Cruz-Diez en esa exploración, y de haberla podido registrar.

 -La imagen de una película sobre un artista como Cruz-Diez es un reto. La poesía de la imagen la pone la propia obra del artista; nuestra imagen se supedita enteramente a su obra. Pero sabíamos, además, que aparte de Carlos Cruz-Diez, el documental tenía otro protagonista: el color. Cuando discutí la imagen de la película con Jhon Márquez, director de fotografía, nos propusimos que el documental fuera para el espectador un viaje hacia el color, un viaje sensorial y emocional. El guion de Leonardo está estructurado de forma que sea el propio Cruz-Diez quien lleve de la mano al espectador hacia el color, revelándose sus propias reflexiones: ¿qué es el color?, ¿en qué parte de nuestra memoria habita?, ¿a dónde nos lleva?

-Ya con la película terminada, ¿qué definición tiene de un artista y un hombre como Cruz-Diez?

-Desde mi punto de vista, es uno de los artistas que más lejos ha llevado el estudio del color en el arte contemporáneo. En el fondo es un filósofo del color. Él mismo se define como un realista, pues su obra crea realidades efímeras cada vez que el espectador se enfrenta a ella, cada vez que interactúa con ella. El arte de Cruz-Diez discurre en el presente, pues la percepción de cada espectador la recrea. Su obra no tiene anécdota ni mensaje, sólo la emocionalidad que genera el color. Es como una película que se recrea infinitamente ante cada espectador, variando de acuerdo a la luz de cada instante. Una obra de Cruz Diez es un evento en constante movimiento.

Free Color será distribuido internacionalmente en 2021.