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Kaira Vanessa Gámez Márquez: “La poesía joven en Venezuela es un testimonio de amor y coraje”

A los 30 años, la ganadora del V Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas tiene título en Psicología, maestria en Filosofía y se forma como psicoanalista lacaniana

  • MARITZA JIMÉNEZ

03/07/2020 01:00 am

Después de haber resultado finalista el pasado año, con Sin mí, un poema “a dos voces” que ya prefigura su primer poemario, Kaira Vanessa Gámez Márquez ocupó el primer lugar entre los ganadores del V Concurso Nacional de Poesía Rafael Cadenas por decisión de un jurado integrado por Carmen Verde, Santos López y Alejandro Sebastiani, quienes vieron en este poema de largo aliento “una voz rítmica, madura, que recrea con emoción particular el tema de la casa —el ser— que posee un amplio registro en la tradición poética venezolana y latinoamericana”.
 
“Este poema nació de imprevisto para mí. Podría decir incluso que me sorprendió, y aún me sorprende cada vez que lo leo”, confiesa Gámez, quien a los 30 años ya ostenta un título de Psicólogo en la Universidad Católica Andrés Bello, donde ejerce como docente investigadora, cuenta con maestría en Filosofía y Ciencias Humanas por la Universidad Central de Venezuela, y se forma como psicoanalista en la Nueva Escuela Lacaniana de Caracas.

“Quería escribir algo para participar en el concurso, pero no tenía ninguna idea preconcebida de la que quisiera hablar”, continúa. “Sólo tenía los primeros cuatro versos escritos en el block de notas del celular y un día decidí seguirlos a ver a dónde me llevaban. Te cuento, eso sí, que esos primeros versos me encantaban, me gustaban mucho más que la mayoría de las cosas que he escrito, me causaban un estado de ánimo muy particular, oscuro y extraño. Creo que lo disfruto. Si en mí habita alguna voz poética, creo que sólo lograré dejarla hablar si le permito jugar en ese registro: el de la oscuridad y el extrañamiento”.

Al comenzar a escribirlo, se dio cuenta de que hablaba con alguien. “Es algo que me pasa mucho cuando escribo poesía: le digo cosas, le pregunto cosas a alguien distinto cada vez. Pronto descubrí que esta vez era mi abuela. Pero ella no me contestaba, no venía. La sensación que comenzó a guiarme era de extravío, pero a la vez sentía que estaba en la casa de mi infancia. Extraviada en el lugar más íntimo, donde se supone que todo es claro y conocido. Y así nació la historia. Luego de leerlo muchas veces, siento que allí donde creía que hablaba con mi abuela, forcejeaba en realidad conmigo misma, sola. Creo que es un poema a dos voces, ambas mías, una que me retiene en un lugar doloroso donde me pierdo y otra que al final se afirma, se descubre, y que está relacionada con algo que he heredado de ella. Me gusta entenderlo así. Me gusta porque me conmueve mucho descubrir que, gracias a ella, podré dar conmigo de otra manera, sin el auxilio de ninguna imagen, de ningún nombre. Mi abuela se llama Auxiliadora. No en vano”.

Aunque acompañada por la poesía desde su infancia, hasta ahora se ha mantenido inédita, pero desde hace un año, informa, trabaja en su primer poemario:
 
-Es un proyecto donde dialogo con mi familia, incluso –sobre todo- con los ausentes, con los que no conocí. He descubierto que el silencio es el hilo conductor de esa exploración "histórica" y subjetiva que tiene que ver con mi propio lazo con sus silencios. Cuando terminé de escribir Sin mí sentí que este tenía que ser el poema final de mi poemario. No sé, ya veremos si será así.

-Psicología, filosofía, psicoanálisis, poesía, ¿cómo es el diálogo de esas disciplinas en usted?
-Actualmente trabajo y me formo como psicoanalista y puedo decir que la poesía tiene todo que ver con mi trabajo. No sólo porque el padecimiento que lleva a un paciente a pedir un análisis es un hecho de lenguaje, producto de las marcas que ciertas palabras -presentes o ausentes- dejaron en su vida, sino porque el trabajo del analista consiste en hacer resonar en su decir algo más allá del sentido, de ese sentido sedimentado que trae consigo y en el que se articula su sufrimiento. Los psicoanalistas de mi orientación le llaman a eso precisamente “un esfuerzo de poesía”, y yo creo que lo es, se trata de forzar el lenguaje para apostar porque se produzca ese acontecimiento inenarrable (que nos da el poema) y que muchas veces puede cambiarnos la vida. En cuanto a la filosofía, conservo y quiero siempre conservar el espíritu del que ama y busca la verdad, ese mismo espíritu que me acompaña cuando escribo. Creo que la poesía, el psicoanálisis y la filosofía son espacios donde se enlazan para mí la palabra y la verdad.

-¿Cómo definiría la poesía?
-No sabría definirla, pero tampoco he sentido nunca esa tentación. Me hace feliz entregarme a su movimiento tal como se me presenta, sin pretensiones de ser algo más que un devenir. Desde muy pequeña, más allá del saber y el sentido, ese movimiento lúdico y hermoso me hace feliz.

-¿Cuáles son sus referentes poéticos, nacionales e internacionales?
-En la poesía nacional, tengo que nombrar a Hanni Ossott en primer lugar. Y no quisiera que jamás se fueran de mi vida las voces de Andrés Eloy Blanco, Vicente Gerbasi, Rafael Cadenas, Armando Rojas Guardia, María Auxiliadora Barrios, Eugenio Montejo, María Clara Salas y (de nuestra nueva generación) Cristina Gutiérrez Leal. Internacionalmente, la poesía para mí comenzó con Borges. De allí en adelante, Alejandra Pizarnik, Eliseo Diego, John Donne, R. M. Rilke, T. S. Eliot y Natalia Litvinova son algunos de los primeros que vienen a mi mente.

-El año pasado fue finalista en el concurso, y este año se lleva el primer premio. ¿Cómo se siente eso?
-Sí, el año pasado quedé entre los finalistas del concurso. Fue algo que me hizo muy, muy feliz. Nunca pensé que sería posible clasificar. ¡Este año la sorpresa fue tanto mayor! Aún me pasa que me lo tengo que repetir una y otra vez. De verdad todavía no puedo creer que gané el primer lugar.

-¿Cómo ve la relación actual de la poesía con los medios digitales?
-Creo que a nivel de difusión, el mundo digital es una ventana sumamente valiosa para los poetas contemporáneos. La posibilidad de dar a conocer su trabajo y de entrar en contacto con el de otros poetas actuales es hoy una realidad inmediata. Esto me parece maravilloso en ambos sentidos. Pero, a nivel de contenido, creo que los medios digitales nos plantean los mismos desafíos críticos que han existido siempre en el mundo literario: será necesario elegir y discriminar muy bien qué de esa oferta tan amplia nos toca, nos habla y se convierte en un verdadero hallazgo para nosotros.

-Por último, ¿cuál es su visión de la poesía venezolana contemporánea?
-La poesía joven que se está escribiendo hoy en Venezuela es un conmovedor testimonio de coraje y amor. Amor en el sentido de ese "movimiento del alma" que apuesta siempre por un esfuerzo más, por un intento más que haga existir un espacio común, un lugar de encuentro donde quepa más de uno. Coraje, por otro lado, en el sentido de la determinación a sostener la voz propia, la luz de la singularidad, justo en un escenario que parece determinado a emplear todos sus medios para hacerla desaparecer.

@weykapu
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