A CONTROL REMOTO
Racismo y homofobia como detonantes
La decisión de HBO de eliminar de su catálogo un clásico como “Lo que el viento se llevó” por causa de la ola mundial contra el racismo, es de una estupidez injustificable
Ha sido una de las grandes polémicas de los últimos días. La semana pasada, la ola mundial contra el racismo generada tras la muerte en Estados Unidos del afroamericano George Floyd a manos de un policía, llegaba al mundo del cine. Lo que el viento se llevó, una de las películas más celebradas de la historia, acaparaba criticas después de que John Ridley, autor del guión de Doce años de esclavitud, publicara una columna en Los Ángeles Times, acusando al filme, que estelarizan Clark Gable y Vivien Leigh, de “ignorar y romantizar alguno de los muchos horrores de la esclavitud”, entre otras lindezas.
Acto seguido, absurda e inexplicablemente HBO Max decidía eliminar de su catálogo este auténtico clásico del séptimo arte, provocando reacciones de todo tipo. Maniobra absolutamente discutible, ante la que los cinéfilos han reaccionado en no pocos casos con indignación.
En un primer momento, la defensa de la película ganadora del Óscar en 1940 resultó abrumadora. Y razones de peso hay para ello, pues se trata de un error garrafal tratar de ver la historia desde una perspectiva del presente. Ha quedado más clara que nunca esta posición en el hecho de que en Amazon Lo que el viento se llevó se convertía en número 1 en ventas y reproducciones. El peso de este filme, que también le valió el Óscar como actriz de reparto a Hattie McDaniel, convirtiéndose así en la primera intérprete negra en obtenerlo, es demasiado grande como para ser objeto de una estupidez semejante.
Al hacer el anuncio, HBO emitió un comunicado en donde informaba que la cinta sería removida de su catálogo “debido al retrato erróneo de la comunidad afroamericana, el cual prevalece hasta hoy en día”; sin embargo, también mencionó que el largometraje regresaría con “una discusión de su contexto histórico y una denuncia de esas mismas representaciones”. Un poco de sensatez era lo que hacía falta para no adoptar una decisión tan extrema y francamente risible.
Evocando a Stonewall
El motín que durante dos días tuvo como epicentro el bar Stonewall, en el Village neoyorquino, entre el 27 y 28 de junio de 1969, se considera el evento más trascendental de la historia del movimiento de liberación homosexual; es decir, que la lenta pero consistente apertura social hacia la aceptación y mejor entendimiento de la comunidad gay que es posible hoy día, tiene su origen en este hecho. La historia está cabalmente reflejada en el excelente documental Stonewall (1995), del estadounidense Nigel Finch.
La noche del 27 de junio, la policía de Nueva York allanó el Stonewall Inn, una barra frecuentada por gays. ¿El pretexto? “Recopilar evidencia sobre venta ilegal de alcohol”. Durante esa intervención, varios clientes comenzaron a reclamar que debía hacerse algo para detener los abusos policiales contra la comunidad homosexual, entre los que estaba lo que se conocía como “gayola”, que consistía en el cobro de dinero a los dueños de esos locales, para así asegurarles no ser intervenidos ni sus clientes arrestados o sometidos a toda clase de vejámenes.
Al entrar a Stonewall, la policía cerró las puertas y mantuvo a los clientes adentro. Quince minutos más tarde, dejaron salir sólo a aquellos que tenían identificación. A los que no la presentaron, al igual que a los travestis, se les arrestó. Ya la voz se había corrido y una muchedumbre indignada se arremolinó a las afueras del local. Lo que detonó la violencia fue el momento en que tres travestis fueron metidos en la jaula de la policía y uno de ellos se bajó, y entonces un policía lo golpeó y lo subió por la fuerza nuevamente. Las más de 400 personas que presenciaban los hechos empezaron a lanzar botellas, latas, piedras y toda clase de objetos, inclusive parquímetros. El motín pudo ser controlado bastante entrada la madrugada del 28 de junio.
Si bien es cierto que en Estados Unidos ya existían grupos luchando por la igualdad de derechos para la comunidad homosexual (otro buen documental, Antes de Stonewall, rodado en 1986 por Greta Schiller y Robert Rosenberg, es particularmente exhaustivo sobre este tema), nunca antes se había dado una manifestación tan espontánea y masiva como la ocurrida aquella noche en el Village.
Y aunque el movimiento por los derechos de los gays no comenzó esa noche, sí se revitalizó con lo que sucedió en las horas y días después de aquel acontecimiento. Todos los pasos dados desde entonces, como el matrimonio igualitario, la igualdad de derechos entre parejas del mismo sexo y una sociedad más receptiva, le deben mucho a los jóvenes que se enfrentaron a la policía y a los activistas que se organizaron posteriormente.
Stonewall ha sido comparado con la acción de Rosa Parks, la afroamericana que se negó a ceder su asiento en un autobús en Alabama a un hombre blanco, hecho que tuvo el efecto de dar vida al movimiento por los derechos civiles de los negros 14 años antes.
Acto seguido, absurda e inexplicablemente HBO Max decidía eliminar de su catálogo este auténtico clásico del séptimo arte, provocando reacciones de todo tipo. Maniobra absolutamente discutible, ante la que los cinéfilos han reaccionado en no pocos casos con indignación.
En un primer momento, la defensa de la película ganadora del Óscar en 1940 resultó abrumadora. Y razones de peso hay para ello, pues se trata de un error garrafal tratar de ver la historia desde una perspectiva del presente. Ha quedado más clara que nunca esta posición en el hecho de que en Amazon Lo que el viento se llevó se convertía en número 1 en ventas y reproducciones. El peso de este filme, que también le valió el Óscar como actriz de reparto a Hattie McDaniel, convirtiéndose así en la primera intérprete negra en obtenerlo, es demasiado grande como para ser objeto de una estupidez semejante.
Al hacer el anuncio, HBO emitió un comunicado en donde informaba que la cinta sería removida de su catálogo “debido al retrato erróneo de la comunidad afroamericana, el cual prevalece hasta hoy en día”; sin embargo, también mencionó que el largometraje regresaría con “una discusión de su contexto histórico y una denuncia de esas mismas representaciones”. Un poco de sensatez era lo que hacía falta para no adoptar una decisión tan extrema y francamente risible.
Evocando a Stonewall
El motín que durante dos días tuvo como epicentro el bar Stonewall, en el Village neoyorquino, entre el 27 y 28 de junio de 1969, se considera el evento más trascendental de la historia del movimiento de liberación homosexual; es decir, que la lenta pero consistente apertura social hacia la aceptación y mejor entendimiento de la comunidad gay que es posible hoy día, tiene su origen en este hecho. La historia está cabalmente reflejada en el excelente documental Stonewall (1995), del estadounidense Nigel Finch.
La noche del 27 de junio, la policía de Nueva York allanó el Stonewall Inn, una barra frecuentada por gays. ¿El pretexto? “Recopilar evidencia sobre venta ilegal de alcohol”. Durante esa intervención, varios clientes comenzaron a reclamar que debía hacerse algo para detener los abusos policiales contra la comunidad homosexual, entre los que estaba lo que se conocía como “gayola”, que consistía en el cobro de dinero a los dueños de esos locales, para así asegurarles no ser intervenidos ni sus clientes arrestados o sometidos a toda clase de vejámenes.
Al entrar a Stonewall, la policía cerró las puertas y mantuvo a los clientes adentro. Quince minutos más tarde, dejaron salir sólo a aquellos que tenían identificación. A los que no la presentaron, al igual que a los travestis, se les arrestó. Ya la voz se había corrido y una muchedumbre indignada se arremolinó a las afueras del local. Lo que detonó la violencia fue el momento en que tres travestis fueron metidos en la jaula de la policía y uno de ellos se bajó, y entonces un policía lo golpeó y lo subió por la fuerza nuevamente. Las más de 400 personas que presenciaban los hechos empezaron a lanzar botellas, latas, piedras y toda clase de objetos, inclusive parquímetros. El motín pudo ser controlado bastante entrada la madrugada del 28 de junio.
Si bien es cierto que en Estados Unidos ya existían grupos luchando por la igualdad de derechos para la comunidad homosexual (otro buen documental, Antes de Stonewall, rodado en 1986 por Greta Schiller y Robert Rosenberg, es particularmente exhaustivo sobre este tema), nunca antes se había dado una manifestación tan espontánea y masiva como la ocurrida aquella noche en el Village.
Y aunque el movimiento por los derechos de los gays no comenzó esa noche, sí se revitalizó con lo que sucedió en las horas y días después de aquel acontecimiento. Todos los pasos dados desde entonces, como el matrimonio igualitario, la igualdad de derechos entre parejas del mismo sexo y una sociedad más receptiva, le deben mucho a los jóvenes que se enfrentaron a la policía y a los activistas que se organizaron posteriormente.
Stonewall ha sido comparado con la acción de Rosa Parks, la afroamericana que se negó a ceder su asiento en un autobús en Alabama a un hombre blanco, hecho que tuvo el efecto de dar vida al movimiento por los derechos civiles de los negros 14 años antes.
@aquilinojmata
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