Virginia Moreno: "La música es energía"
La joven oboista barquisimetana dice que desde la primera vez que interpretó el instrumento de viento, no pudo pensar en tocar otro. Para ella la música es como "respirar, ver, dilatar los sentidos"
Por Edwin Sports Hevia
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
Moreno es educada, de buen hablar, sencilla y orientada, está llena de propósitos. Para entrar en el mundo de la música y hacerse profesional se ha preparado como una atleta de alto rendimiento, siempre queriendo ser la mejor, lograr una medalla o salir campeona.
Asegura que ser músico hoy en Venezuela es muy complicado, en primer lugar, por el éxodo de músicos en el país, y en segundo lugar, por los altos costos de los instrumentos de viento madera o metal. Dice que cada vez son menos los profesionales disponibles para formar a los jóvenes que quieren ser músicos. Es por ello que la oboista larense forma parte de la Fundación Cátedra de Oboe HJK (@fundaoboehjk, en Instagram), que desde 2018 prepara, enseña y respalda a niños y jóvenes que deseen aprender a tocar un instrumento.
-¿Cómo surgió su interés por los instrumentos de viento?
-Surgió después de tocar uno y entender cómo funciona. Cuando comprendes que la música viene de tu aliento, todo cambia, te das cuenta de la conexión real que permite que la música nos mueva tanto, que nos conectemos con otras personas, porque viene directamente de un ser humano, representa vida,. Cuando comprendí eso, no volví a ver a los instrumentos de viento igual que a cualquiera otros. Todos son importantes claro, pero ese detalle lo hace más especial para mí.
-¿Por qué el oboe y no el clarinete, la trompeta o la flauta?
-Que tocara el oboe fue una decisión, primero, guiada de mi papá; él me lo recomendó tras conocer al profesor. En ese momento vivíamos en San Felipe, sólo existía la posibilidad para tomar clases de corno francés, cello y oboe. Mi hermana escogió el cello y yo el oboe, ¡sólo por probar! En ese momento no toque ni una nota, fue mucho después que nos mudamos a Barquisimeto y me inicié nuevamente con oboe. Al final me enganché tanto con el instrumento que no pensé en ningún otro.
-¿Fue su mejor elección?
-Ha sido una gran elección y una decisión muy importante en mi vida. Nada sería lo mismo para mí hoy si no hubiese elegido tocar el oboe y seguir el camino de la música.

"La afinación la encuentra en la unión del cuerpo y el instrumento", dice la oboista (CORTESÍA)
-¿A qué edad se inició en la música y dónde la aprendió?
-Me inicié muy temprano. Mi mamá me cuenta que me inscribió con mi hermana en kinder musical, cuando apenas tenía dos años y medio. El oboe lo conocí a los nueve años, estando en San Felipe, en un núcleo del Sistema, pero lo toqué en Barquisimeto, a los 10, en el Conservatorio Vicente Emilio Sojo.
-¿Recuerda a sus primeros profesores?
-¡Claro! De música en general han sido muchísimos, de solfeo recuerdo con inmenso cariño a Jesús Almao y Giulia Sironi, quiénes me introdujeron en la música en el conservatorio VES. El primero de oboe fue Werners Arocha, quien me apoyo desde el inicio y debo agradecerle porque en muchas ocasiones desistí, y si no hubiese sido por él, no seguiría tocando. Fue mi único profesor hasta mi segundo semestre en la universidad.
-Para usted, ¿qué significan el talento y el éxito?
-El talento es un don, una cualidad, una habilidad más, pero no es un factor que te lleve al éxito. El éxito para mí es lograr las metas que te propones y disfrutarlas.
-¿Cuál es su estilo musical preferido?
-Empecé tocando únicamente música académica, aunque con el tiempo he aprendido que es necesario tocar de todo. Me gusta la música venezolana, pero cualquier género puede ser un reto que estoy dispuesta a afrontar, generando conocimientos y competencias para ser mejor músico e intérprete.
-¿Le gusta el jazz?
-Si, pero no es nada fácil, tiene sus técnicas particulares. Si quieres tocar jazz, debes dedicarte a comprenderlo primero. Yo no he tenido la oportunidad, pero sí me gustaría aprender mucho más.
-¿Qué es más difícil: aprender a tocar oboe o la trompeta?
-Aprender a tocar un instrumento es igual sin importar qué instrumento sea. Ahora, dedicarte a un instrumento es muy diferente a solamente tocarlo. El oboe tiene particularidades que son propias del instrumento y quién se quiera dedicar a él debe esforzarse más. El oboísta es además un artesano, debe hacer su instrumento con sus propias manos constantemente (por no decir todas las veces que toca) y además debe ser súper sensible con su cuerpo, es como cantar: la afinación la encuentra en la unión del cuerpo y el instrumento. Por ello, justamente, es que no hay gran cantidad de oboístas, son muchos los detalles que se deben cubrir antes de tocar cualquier nota, cosa que en otro instrumento, tal vez, es más fácil.
-Al momento de tocar, ¿en qué se inspira Virginia Moreno?
-Depende de la pieza. He podido darle forma a una idea para tocar una canción en ciertas ocasiones, puede ser una historia, un personaje, el contexto de un compositor, o puede ser simplemente por algo que siento con la pieza. Con los otros músicos, pasa a veces que no existe nada de lo que mencioné antes, no hay historia, no influye el contexto, pero la música habla por sí sola, e intento seguirla. No es fácil, es un reto.
-¿Considera que ser músico hace más humanas a las personas?
-Completamente. Un músico es una persona sensible, interpretativa, expresiva y es el reflejo que los humanos somos de aquello con lo que nos hemos creado. Todos los artistas tienen esa conexión consigo mismos, que les permite crear arte. Cuando nos encontramos con nosotros mismos, muchas veces no sabemos qué hacer, no estamos preparados para ello, es un tabú en la sociedad, por eso, a veces, a los artistas los llaman locos, pero al final todos aprecian o disfrutan de su arte. Es complejo porque encontrarnos a nosotros mismos significa hallar esas cosas que nos hacen ser únicos; influye la cultura, la educación, la religión e incluso todos los principios que han formado a la persona.
-¿El mundo musical es comercial?
-La música es uno de los productos que más se consume. Sí, es comercial. Creo que todo puede serlo, si se le convierte. La industria de la música es muy compleja, pero es cosa de adentrarse y darle forma a lo que queremos construir y ejecutar.
-¿Qué tan importante es la música para construir pensamientos positivos?
-La música cumple un papel único en la sociedad. Todos necesitamos de la música, parecerá una exageración pero es como respirar o ver, dilata los sentidos, cambia el color del mundo. La música nos hace ver con otros ojos la realidad, le da belleza a lo ordinario; ha sido y seguirá siendo un motor para impulsar a las personas. Al igual que las demás artes, nos conecta con nosotros mismos y con los demás.
-¿Cuán difícil es ser músico en Venezuela?
-Bueno, solo hay que ver el panorama. La tasa de deserción estudiantil aumenta cada día, si añadimos la diáspora de profesores y profesionales, el cierre de instituciones, la inflación y la compleja asimilación de los honorarios de un artista por no solo hablar de los músicos, el panorama es realmente complicado y nada apetecible para un joven estudiante con sueños o para un profesional que ha dedicado años de su vida a tocar un instrumento e impartir clases de música.
-Para mí, la música es energía. Tan compleja como puede ser, pero a la vez manejable, útil y bella...
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