Gabriela Rangel: "No saldremos ilesos de este movimiento de placas tectónicas"
La curadora venezolana, directora artística del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, es pragmática a la hora de analizar los cambios que el Covid-19 impone a las instituciones museísticas
Seguramente, por lo menos en lo que atañe a Venezuela, a muchos museos de América Latina los tomó por sorpresa el confinamiento que siguió a la declaratoria de pandemia del Covid-19. Sorpresa, no porque no intuyeran la letal propagación del virus chino -nadie la pudo avizorar-, sino porque sus estructuras organizativas, de difusión y estudio del arte, no estaban preparadas para responder rápidamente a la paralización general de actividades masivas.
La realidad local es que ni el Museo de Bellas Artes, ni la Galería de Arte Nacional, ni el Museo de la Estampa y el Diseño "Carlos Cruz-Diez", ni el Alejandro Otero. ni siquiera la instancia que los agrupa y coordina, la Fundación Museos Nacionales (FMN), cuentan con páginas web de atractivo y funcional diseño que permitan a las personas interesadas no sólo pasear virtualmente por sus colecciones, sino conocer a profundidad -autores, antecedentes, aportes- las obras que albergan en sus espacios... Y, lo más importante, enamorarse del arte.
En tal sentido, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, el Malba, ha dado un paso adelante en la región al ofrecer desde su site en la red de redes y en sus cuentas en la red social Instagram, una variada agenda de actividades y contenidos online con la misión de ofrecer al público temas de interés durante la cuarentena: visitas guiadas por sus exposiciones, textos de las exposiciones realizadas en los 18 años de vida del museo, proyecciones de películas y hasta la posibilidad de conversar luego con cineastas, tertulias literarias, y clases magistrales a través del canal de YouTube del museo.
El Malba es un museo vivo, vibrante aun en estos tiempos de paralización, de inacción en muchas instituciones de su género. Gabriela Rangel, la curadora venezolana y directora artística del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, arroja luces, desde su personal pragmatismo, sobre cómo la institución museística argentina ha transitado sin traumas al mundo virtual.
-El Malba fue el primer museo argentino (y regional) en adoptar la cuarentena antes de que ésta, incluso, se oficializara en el país. Desde hace un mes y medio hemos venido realizando reuniones remotas entre los diferentes departamentos para organizar tareas, repensar la programación y llevar el museo a una transición digital que permita traducir los contenidos de las áreas de comunicación, curaduría y educación al público aún permaneciendo éste cerrado.
"Hay experiencias consustanciales a la función estética y de esparcimiento del museo que no se pueden trasladar al terreno de la virtualidad, pues éstas son esencialmente presenciales. En este sentido, las diferentes plataformas sociales y comunicativas que Internet ofrece tampoco las sustituyen, pero sí pueden ampliar aspectos relativos al acceso y la visualización de la información y a la diseminación del archivo de la institución. Por añadidura, diría que en estas plataformas al servicio del museo también se pueden ofrecer alternativas tanto poética-pedagógicas como cívicas que morigeran el síndrome de confinamiento que conlleva estar encerrados en nuestras casas solos o en compañía de hijos y parejas donde se borra la distancia entre el trabajo y la vida doméstica. Nuestra programación digital es estratégica y destila las principales líneas de acción programáticas del museo sin contribuir a la espantosa cacofonía que inunda la web", agrega Rangel.
-En concreto, ¿cómo se han preparado en el Malba para hacer frente a las consecuencias de la pandemia?
-En cuanto a la preparación, hemos promovido reuniones con un médico especialista en materia de epidemias y hemos esbozado e implementado protocolos que cambian “day by day” con los reportes actualizados de médicos y científicos, que dependerá de las medidas que adopte el gobierno argentino. Esta crisis hace que no actuemos individualmente, sino en conjunto con instancias de gobierno que tienen bajo su responsabilidad la salud pública.
-¿Está en lo digital el futuro de las instituciones museísticas?
-Es la pregunta que todos nos hacemos mientras nos comunicamos por WhatsApp, Zoom y cualquier otra aplicación de la esfera digital que productiviza las relaciones laborales en cuarentena y que además permite mantener una mínima dimensión vital durante el tiempo que dure esta pandemia tan atroz. No creo que salgamos ilesos de este movimiento de placas tectónicas, aunque también creo que la vuelta de tuercas ya estaba dada antes de que ocurriera el desastre.
-El hecho de que los museos no tengan entradas que vender, ¿no agravará aún más la secular crisis de falta de recursos de estas instituciones?, ¿cúan determinante será el apoyo de privados para mantenerlos en funcionamiento?
-Aún siendo muchos de ellos privados, los museos son instituciones de servicio y proyección pública. La venta de las entradas es crucial para su sobrevivencia, pero lo más importante es sostener su relevancia en el mundo y reconquistar la confianza pública y del público en ellos. Los museos no son hospitales ni shopping malls.
-Recientemente, el Malba adquirió obras para su colección en la edición online de ArtBA. ¿Cuáles, a su juicio, son los pros y los contras de comprar obras en línea?, ¿está el mercado del arte destinado a funcionar a distancia?
-El Malba adquirió tres obras durante ArteBA de las artistas Maris Bustamante (México), Milagros de la Torre (Perú) y Karin Idelson (Argentina). Es importante subrayar que Malba y sus patrocinantes (el Banco ICBC) así como miembros de su comunidad de coleccionistas y amigos apoyaron al sistema del arte argentino con dichas compras, además de reconocer a las artistas. La venta de arte digital resulta tan vicaria como el museo digital, pero no olvidemos que las subastas se realizan de esta manera desde hace años (el mercado del arte es internacional). Aún si ver y comprar arte requieren de una dimensión presencial, la posibilidad de hacerlo por la vía digital amplía sus posibilidades.
-¿Cómo se puede mantener y hasta mejorar en las actuales circunstancias el contacto con el público?
-A través de programas que acerquen los contenidos museales a la misión de la institución y al momento ríspido que vivimos. Debemos acercarnos a la gente sensiblemente, sin arrogancia, y ofrecer lo mejor que ha producido el arte, un espacio para hacernos preguntas juntos o simplemente disfrutar de formas visuales.
-Obras como los penetrables de Jesús Soto perderían el espíritu con el que fueron creadas -sumergir a las personas en la obra de arte, hacerlos parte de ella-. ¿Qué va a pasar con este tipo de propuestas artísticas en un mundo virtual?
-Tu pregunta da por sentado que no volveremos a “penetrar” una escultura de Jesús Soto o atravesar un habitáculo de Hélio Oiticica. Por otra parte, convengamos que el arte experimental de los años 1960 se volvió inaccesible a la interacción humana por razones de conservación y de valor (los bichos de Lygia Clark fueron puestos en pedestales en la muestra del MoMA).
"La incertidumbre generada por la pandemia nos ha llenado de pesimismo y de una suerte de sentimiento apocalíptico. Esperemos a ver qué pasa a partir de la salida de la vacuna del Covid-19. Muchos de los protocolos preventivos se quedarán, como aquellas medidas de seguridad que se implementaron en los aeropuertos y edificios monumentales después de los eventos del 11 de septiembre. La gente se acostumbra, con un grano o con mucha resistencia, por supuesto, pero luego olvida y sigue viviendo su vida con nuevos protocolos", prosigue.
-Esta crisis del coronavirus, ¿obligará a replantearse el concepto de museo?
-Yo creo que sí, en el sentido más amplio y específico.
-Después que pase la pandemia, ¿volverán los museos a ser los mismos?
-Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río.
-En concreto, ¿cómo se han preparado en el Malba para hacer frente a las consecuencias de la pandemia?
-En cuanto a la preparación, hemos promovido reuniones con un médico especialista en materia de epidemias y hemos esbozado e implementado protocolos que cambian “day by day” con los reportes actualizados de médicos y científicos, que dependerá de las medidas que adopte el gobierno argentino. Esta crisis hace que no actuemos individualmente, sino en conjunto con instancias de gobierno que tienen bajo su responsabilidad la salud pública.
-¿Está en lo digital el futuro de las instituciones museísticas?
-Es la pregunta que todos nos hacemos mientras nos comunicamos por WhatsApp, Zoom y cualquier otra aplicación de la esfera digital que productiviza las relaciones laborales en cuarentena y que además permite mantener una mínima dimensión vital durante el tiempo que dure esta pandemia tan atroz. No creo que salgamos ilesos de este movimiento de placas tectónicas, aunque también creo que la vuelta de tuercas ya estaba dada antes de que ocurriera el desastre.
-El hecho de que los museos no tengan entradas que vender, ¿no agravará aún más la secular crisis de falta de recursos de estas instituciones?, ¿cúan determinante será el apoyo de privados para mantenerlos en funcionamiento?
-Aún siendo muchos de ellos privados, los museos son instituciones de servicio y proyección pública. La venta de las entradas es crucial para su sobrevivencia, pero lo más importante es sostener su relevancia en el mundo y reconquistar la confianza pública y del público en ellos. Los museos no son hospitales ni shopping malls.
-Recientemente, el Malba adquirió obras para su colección en la edición online de ArtBA. ¿Cuáles, a su juicio, son los pros y los contras de comprar obras en línea?, ¿está el mercado del arte destinado a funcionar a distancia?
-El Malba adquirió tres obras durante ArteBA de las artistas Maris Bustamante (México), Milagros de la Torre (Perú) y Karin Idelson (Argentina). Es importante subrayar que Malba y sus patrocinantes (el Banco ICBC) así como miembros de su comunidad de coleccionistas y amigos apoyaron al sistema del arte argentino con dichas compras, además de reconocer a las artistas. La venta de arte digital resulta tan vicaria como el museo digital, pero no olvidemos que las subastas se realizan de esta manera desde hace años (el mercado del arte es internacional). Aún si ver y comprar arte requieren de una dimensión presencial, la posibilidad de hacerlo por la vía digital amplía sus posibilidades.
-¿Cómo se puede mantener y hasta mejorar en las actuales circunstancias el contacto con el público?
-A través de programas que acerquen los contenidos museales a la misión de la institución y al momento ríspido que vivimos. Debemos acercarnos a la gente sensiblemente, sin arrogancia, y ofrecer lo mejor que ha producido el arte, un espacio para hacernos preguntas juntos o simplemente disfrutar de formas visuales.
-Obras como los penetrables de Jesús Soto perderían el espíritu con el que fueron creadas -sumergir a las personas en la obra de arte, hacerlos parte de ella-. ¿Qué va a pasar con este tipo de propuestas artísticas en un mundo virtual?
-Tu pregunta da por sentado que no volveremos a “penetrar” una escultura de Jesús Soto o atravesar un habitáculo de Hélio Oiticica. Por otra parte, convengamos que el arte experimental de los años 1960 se volvió inaccesible a la interacción humana por razones de conservación y de valor (los bichos de Lygia Clark fueron puestos en pedestales en la muestra del MoMA).
"La incertidumbre generada por la pandemia nos ha llenado de pesimismo y de una suerte de sentimiento apocalíptico. Esperemos a ver qué pasa a partir de la salida de la vacuna del Covid-19. Muchos de los protocolos preventivos se quedarán, como aquellas medidas de seguridad que se implementaron en los aeropuertos y edificios monumentales después de los eventos del 11 de septiembre. La gente se acostumbra, con un grano o con mucha resistencia, por supuesto, pero luego olvida y sigue viviendo su vida con nuevos protocolos", prosigue.
-Esta crisis del coronavirus, ¿obligará a replantearse el concepto de museo?
-Yo creo que sí, en el sentido más amplio y específico.
-Después que pase la pandemia, ¿volverán los museos a ser los mismos?
-Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río.
@juanchi62
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